Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7932-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En los capítulos anteriores vimos que el propósito eterno de Dios consiste en obtener la iglesia, que la iglesia surge de la impartición de las riquezas de Cristo y que en Su economía Dios finalmente llegó a ser el Espíritu todo-inclusivo. Es mediante este Espíritu que todas las riquezas de Cristo están siendo impartidas en nosotros.
En este capítulo nos concentraremos en la Palabra de Dios. Todos sabemos que la Biblia es la palabra de Dios. No obstante, probablemente sepamos esto de una manera muy común, natural o religiosa. Vemos que la palabra en las Escrituras es la Palabra de Dios, pero necesitamos ver algo más. Juan 1:1 dice: “En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. La Palabra no sólo es la palabra de Dios; la Palabra es Dios mismo. En el principio era la Palabra, esta Palabra era Dios, y un día esta Palabra se hizo carne, fijando tabernáculo entre nosotros, llena de gracia y de realidad (v. 14). Gracia quiere decir disfrute. La Palabra, quien era Dios que se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, no estaba llena de doctrinas y enseñanzas sino de disfrute y de realidad. De seguro, esta Palabra es más que la palabra de Dios expresada en letras. Esta Palabra es Dios mismo.
La palabra en la Biblia no sólo es la palabra de Dios; también es la corporificación de Dios. Cuando tocamos la palabra, debemos tocar a Dios mismo. Es inadecuado e incluso un error contactar la palabra de la Biblia y no contactar a Dios mismo. El Señor Jesús dijo a los líderes judíos: “Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí. Pero no queréis venir a Mí para que tengáis vida” (5:39-40). La palabra escudriñar en griego significa investigar, escudriñar una y otra vez. El Señor Jesús parecía decir: “Yo soy uno con las Escrituras, y las Escrituras son uno conmigo. Si venís a las Escrituras, debéis venir a Mí. Si escudriñáis las Escrituras, debéis venir a Mí. Debéis hacer que las Escrituras sean uno conmigo; en vez de ello, habéis hecho de las Escrituras algo separado de Mí. Por tanto, erráis. Podéis obtener conocimiento en las letras a partir de las Escrituras, pero no podéis obtener vida, porque Yo soy la vida”.
Estos dos versículos son una advertencia para nosotros. Es posible venir a la Biblia, y aun así no venir al Señor. Es posible hacer una separación entre la Biblia y el Señor. Debemos darnos cuenta de que es un grave error divorciar a Cristo de la Biblia. Todo el tiempo debemos considerar que la Biblia es una sola entidad con el Señor. Siempre que venimos a la Biblia, debemos venir al Señor. Siempre que leamos la Biblia, debemos tocar al Señor. La Biblia no es simplemente un libro de conocimiento. La Biblia es la corporificación del Señor mismo.
La intención de Dios en Su economía consiste en impartir a Cristo en nosotros, y para llevar a cabo esta impartición se requiere un medio. La Biblia es el medio que Dios usa para impartir a Cristo en nosotros. Con seguridad, si venimos a contactar el medio sin contactar a Cristo, erramos. A fin de servir una comida necesitamos algunos utensilios, como tazones, platos y tazas, pero si nos acercamos a los tazones, los platos y las tazas sin tocar la comida, somos muy insensatos. No vamos a una cena por causa de los tazones, los platos y las tazas; vamos por causa de la comida. Con todo, a fin de servir la comida, debemos contar con el medio. La Biblia es el medio por el cual Dios imparte a Cristo en nosotros. Por consiguiente, cuando acudimos a la Biblia, nuestra intención no es meramente contactar la Biblia. La Biblia es sólo el medio; Cristo mismo es la comida. Si venimos a la Biblia sin venir a Jesús, erramos.
Hay otro problema que se relaciona con nuestros diferentes órganos. Los seres humanos tenemos ojos y oídos, pero tenemos algo más profundo, y esto es nuestra mente y nuestro corazón. Además, poseemos algo aún más profundo, que es nuestro espíritu humano. En Juan 4:24 el Señor Jesús nos dio un principio. Él dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y con veracidad es necesario que adoren”. Dios es Espíritu; así que, para adorar a Dios, debemos adorarle en nuestro espíritu. El principio rector es que la manera de adorar es en nuestro espíritu. Únicamente el espíritu puede adorar al Espíritu. De la misma manera, debemos comprender que las palabras de la Biblia no son sólo letras. Aparentemente, todas las palabras de la Biblia son letras impresas en un papel, pero en realidad son espíritu y son vida (6:63). Dado que las palabras de la Biblia son espíritu, debemos ejercitar nuestro espíritu para tocar la Palabra. Únicamente nuestro espíritu puede tocar al Espíritu.
Podemos describir esto de la siguiente manera. Externamente, parece que el hombre sólo tiene un cuerpo físico, pero internamente, tiene una mente con la que analizar y entender las cosas, así como un corazón con que amar y buscar ciertas cosas. Él también tiene un espíritu con el cual puede contactar, recibir y contener a Dios. Si le doy a este hombre un apretón de manos, hago contacto externo con su cuerpo físico. Si mientras le doy la mano, él me mira y yo lo miro a él, se establece también una comunicación entre nuestras mentes. Si yo le sonrío y él me responde con una sonrisa, entonces toma lugar una comunicación más profunda, una comunicación entre los corazones. Luego, si yo digo: “¡Alabado sea el Señor!”, y él responde diciendo: ¡“Amen!”, nos hemos comunicado en el espíritu.
La Biblia también tiene un “cuerpo”. El cuerpo de la Biblia son las letras impresas en blanco y negro. La primera parte de Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo”. Las letras con que se escriben estas palabras son el cuerpo de este versículo. No obstante, en el cuerpo de la Biblia se hallan el espíritu y la vida. Cuando ejercitamos nuestra mente para leer las letras de la Biblia, tocamos únicamente el cuerpo de la Biblia, pero cuando ejercitamos nuestro espíritu, tocamos el espíritu y la vida.
La Biblia es el medio por el cual Dios se imparte en nosotros. La impartición de Dios consiste en impartir a Cristo en nosotros, y la Biblia es el medio que Dios usa para hacer esto. Cristo es el Espíritu todo-inclusivo y, como tal, es abstracto y misterioso; pero en la Biblia Él llega a ser concreto. Podemos tocar la Biblia, sostenerla y llevarla a cualquier parte; pero aun así debemos abrirla, abrir nuestro espíritu y abrir nuestra boca para expresarle al Señor algo que leemos en la Biblia. De esta manera recibimos al Espíritu y la vida.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.