Línea central de la revelación divina, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8224-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La economía divina y la impartición divina se exhiben en el disfrute de los elementos de la pascua (vs. 1-10), según la tipología de la redención y salvación que Dios mostraba como anticipo.
Primero, el pueblo redimido de Dios tuvo que comer la carne del cordero (v. 8a). Esto significa que el Cristo redentor ha de ser impartido en Sus creyentes como suministro de vida (1 Co. 5:7b). El Cordero, que es el Cristo redentor, es impartido en Sus creyentes para darles la fortaleza y la energía con la cual seguir adelante en el camino ordenado por Dios.
La carne del cordero fue ingerida por el pueblo redimido de Dios para satisfacerlos (Éx. 12:4; Mt. 15:32) y fortalecerlos a fin de que prosiguieran en el camino de Dios (Éx. 12:11; 14:22; 15:13, 22; He. 12:1b; 2 Ti. 4:7b). Primero, la carne del cordero se dio para satisfacer al pueblo de Dios. Luego, una vez que fueron satisfechos, la carne del cordero los fortaleció y les dio la energía para ir por el camino de Dios. Los hijos de Israel no podrían haber tomado el camino que Dios les había ordenado si en la noche de la Pascua no hubieran comido la carne del cordero. La carne del cordero, impartida como su suministro de vida, les dio la fuerza y la energía para seguir el largo camino ordenado por Dios con miras a alcanzar Su meta. Con esa fuerza viajaron de Egipto al monte Sinaí, y allí Dios los adiestró y edificó.
Los redimidos de Dios tuvieron que comer panes sin levadura (Éx. 12:8b), lo cual significa que el Cristo sin pecado ha de ser impartido en Sus creyentes como elemento sin levadura (1 Co. 5:8). El cordero representa al Cristo redentor; los panes sin levadura representan al Cristo sin pecado. Los panes se usaban como ofrenda de harina (Lv. 2). La ofrenda de harina representa a Cristo en Su humanidad. Todos los hombres tienen el elemento de pecado en su carne, pero Cristo como hombre no tenía pecado en Su carne (2 Co. 5:21). Romanos 8:3 nos dice que Cristo vino “en semejanza de carne de pecado”. Tenía la semejanza de la carne de pecado, pero no tenía la realidad del pecado de la carne. No tenía dentro de sí la sustancia del pecado. Cristo no tuvo pecado ni cometió pecados (1 P. 2:22a); no tuvo nada que ver con el pecado. Aparentemente, estaba en la carne pecaminosa. Pero en verdad, en la carne de Cristo no se encontraba la realidad de ningún pecado, porque Él no nació de Adán. Nació de una virgen por medio del Espíritu Santo (Mt. 1:20, 23). Como resultado, se puso la carne, pero Su carne no tenía ningún elemento pecaminoso. Cristo no tiene pecado. Este Cristo sin pecado ha de impartirse en Sus creyentes como elemento sin levadura (sin pecado).
El elemento de nuestra naturaleza es totalmente pecaminoso. Pero Cristo ha entrado en nosotros para ser en nosotros otro elemento, un elemento sin pecado. Este elemento hace que el pueblo redimido de Dios lleve una vida sin levadura (Éx. 13:7; 1 Co. 5:7a). En 1 Corintios 5:7 se nos dice: “Limpiaos de la vieja levadura, para que seáis nueva masa”. La nueva masa es una masa sin levadura. Esto significa que llegamos a ser una nueva creación (2 Co. 5:17) sin pecado.
Los panes sin levadura, al ser consumidos por los redimidos de Dios, hacían que el curso de la vida de ellos fuese una fiesta (Éx. 13:6; 1 Co. 5:8). Ya que somos los redimidos de Dios, nuestra vida debe ser siempre una vida de fiesta y feliz. Durante el curso de nuestra vida, siempre debemos ser agradables. A lo largo de todos nuestros días, semanas, meses y años, debemos ser agradables. Sin embargo, muchas veces no somos así porque comemos pan leudado. La levadura representa el elemento pecaminoso. Cuando comemos el pan leudado, llegamos a ser personas descontentas. Nos volvemos desagradables cada vez que entra el pecado. Cuando no tenemos levadura, estamos contentos y todo lo relacionado con nosotros es agradable. Ésta es la función de los panes sin levadura en nosotros.
Tenemos un Cristo de dos aspectos: el aspecto redentor y el aspecto sin levadura. En el aspecto redentor, Él llega a ser nuestro alimento para satisfacernos y fortalecernos a fin de que corramos la carrera que Dios ha puesto delante de nosotros. En el aspecto sin levadura, Él es los panes sin levadura para abastecernos con el elemento sin levadura a fin de que podamos llevar una vida sin levadura. De esta manera podemos llevar una vida sin pecado al seguir al Señor durante el curso completo de nuestra vida. Viviendo así, llegamos a ser felices. Cada día, cada semana, cada mes y cada año es una fiesta, y festejamos sin cesar.
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