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Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7126-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 11 de 21 Sección 2 de 3

EL SENTIR DEL ESPÍRITU Y CONOCER AL ESPÍRITU

La vida es el contenido y el producto del Espíritu

¿Cómo conocemos al Espíritu? Cuando Romanos 8 habla del Espíritu, nos muestra que la vida está relacionada con el Espíritu: “el Espíritu de vida” (v. 2) y “la mente del Espíritu es vida” (v. 6, American Standard Version). La vida es lo primero que está relacionado con el Espíritu. La frase el Espíritu de vida nos muestra que la vida es el contenido del Espíritu. El Espíritu llega a ser el Espíritu de vida porque la vida es el contenido del Espíritu. Cuando tocamos la vida, tocamos el contenido del Espíritu, y también tocamos al Espíritu mismo. La frase la mente del Espíritu es vida también demuestra que la vida es el producto del Espíritu. Mientras pongamos nuestra mente en el Espíritu y toquemos al Espíritu, el resultado de ello será la vida. Por lo tanto, si queremos conocer al Espíritu, tenemos que conocer la vida.

El agua azucarada es agua que tiene azúcar como su contenido, como su elemento; es por ello que se llama agua azucarada. Asimismo, el Espíritu de vida es llamado el Espíritu de vida porque el elemento del Espíritu es la vida; la vida es el contenido del Espíritu. Puesto que la vida es el contenido del Espíritu, la vida también es el producto del Espíritu. Puesto que el azúcar es el contenido y el elemento del agua, cuando bebemos el agua, el azúcar también entra en nosotros. El azúcar es el contenido así como también el producto del agua. Por lo tanto, la vida es el contenido del Espíritu, y la vida también es el producto del Espíritu. Cada vez que tocamos al Espíritu y ponemos nuestra mente en el Espíritu, el resultado de ello es la vida.

La ley es la función y operación del Espíritu

“La ley del Espíritu de vida”, tal como se menciona en Romanos 8:2, muestra que el Espíritu no sólo está relacionado con la vida, sino también con cierta ley. Estas tres cosas —la vida, el Espíritu y la ley— están conectadas. El Espíritu es llamado el Espíritu de vida, y este Espíritu tiene una ley. La vida es el contenido y producto del Espíritu; y la ley es la función y operación del Espíritu.

Conocer al Espíritu
por las manifestaciones del Espíritu

Dado que el Espíritu es tan abstracto como la electricidad, algunos se preguntan cómo podemos conocerlo. Los científicos nos dicen que podemos conocer la electricidad sólo por sus manifestaciones. Vemos cómo las lámparas eléctricas emiten luz, pero la luz no es la electricidad misma, sino una manifestación de la electricidad. Nadie puede ver la electricidad. No podemos abrir una lámpara fluorescente para sacar un poco de electricidad y examinarla. Ni siquiera un experto científico puede producir electricidad para que la veamos.

No podemos ver la electricidad, pero sí podemos ver la luz, la cual es una expresión de la electricidad. Del mismo modo, tampoco podemos tocar al Espíritu, pero sí podemos percibir las manifestaciones del Espíritu. La vida es una manifestación del Espíritu, y la ley del Espíritu de vida es también una manifestación del Espíritu. Por ejemplo, cuando vemos un ventilador eléctrico que no se está moviendo, sabemos que no hay electricidad en el ventilador porque éste no está girando. Pero cuando el ventilador gira y se mueve, sabemos que la electricidad está presente debido a su manifestación. No podemos ver la electricidad porque es invisible. De manera semejante, es difícil para nosotros conocer al Espíritu por el Espíritu mismo porque el Espíritu es invisible.

Las personas del mundo reconocen que existe la electricidad porque han visto, experimentado y disfrutado las diferentes manifestaciones de la electricidad. Por ejemplo, la electricidad hace que las lámparas emitan luz, que los radios produzcan sonido, que los ventiladores giren, que los autos se muevan y que las máquinas operen. Todas éstas son manifestaciones de la electricidad. Por muchos años dijimos que debíamos seguir al Espíritu y vivir en el Espíritu, pero en realidad sentíamos que estas expresiones eran muy abstractas. En realidad, no sabíamos cómo seguir al Espíritu ni cómo vivir en el Espíritu. Por esta razón, sólo teníamos expresiones acerca de vivir en el Espíritu, mas no la realidad de seguir al Espíritu. Sin embargo, poco a poco fuimos comprendiendo que el Espíritu, al igual que la electricidad, es intangible y, por tanto, sólo podemos conocer al Espíritu mediante las manifestaciones del Espíritu.

Las cuatro manifestaciones del Espíritu

Cuando Romanos 8 habla acerca del Espíritu, también habla de cuatro cosas que están relacionadas con el Espíritu. La primera es la vida; la segunda es la ley; la tercera es la paz y la cuarta es la muerte, que está en contraste con la vida y la paz. Estas cuatro cosas son manifestaciones del Espíritu. Aparte de Romanos 8, no hay otro capítulo en todos los sesenta y seis libros de la Biblia que nos hablen del Espíritu de una manera tan práctica, rica y completa. En particular, este capítulo nos habla del Espíritu y nos muestra estas cuatro manifestaciones del Espíritu. Aunque no podemos conocer al Espíritu por el Espíritu mismo, sí podemos conocer al Espíritu mediante estas cuatro manifestaciones.


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