Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitalespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0268-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Pablo nos dijo que él antes de recibir al Señor, había alcanzado lo mejor de su religión (Gá. 1:14). Hasta llegó a decir que era irreprensible en cuanto a la justicia que es por la ley (Fil. 3:6). Pablo era irreprensible en cuanto al juicio del hombre, pero finalmente dijo: “Estoy crucificado”. No importa si yo soy bueno o malo, “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20a). Entonces, en nuestra oración y en todo lo que hagamos en la vida de iglesia, debemos tener la seguridad que no somos nosotros los que obramos, sino Aquel que lo hace todo, que pasó por la muerte y resurrección y que ahora vive en nosotros. Esto es vivir una vida de transformación.
Los grupos vitales han existido por nueve semanas. Hasta ahora, he abarcado cinco cosas principales que ustedes deben procurar.
Primero necesitamos compenetrarnos orando mucho y minuciosamente en amor. Esta compenetración no se da de una vez por todas. Necesitamos practicar esta compenetración hasta que veamos al Señor. Aún no estamos totalmente compenetrados. A fin de ser compenetrados, necesitamos liberar nuestro espíritu.
En realidad, cuando hablo de que necesitamos liberar nuestro espíritu, esto no solamente significa orar. Cuando nos reunimos en los grupos vitales, debemos liberarnos al abrirnos entre nosotros. Quizá hayamos estado juntos por años, pero no nos conocemos realmente. Por el contrario, preferimos escondernos de los santos en ciertas cosas. Temo que ninguno de nosotros está realmente abierto. Todos fingimos ser “buenos” miembros de los grupos vitales. Es posible que lleguemos a tiempo y nos comportemos como buenas damas y buenos caballeros, pero esto es aislarnos. No queremos hablar abiertamente con los santos en nuestro grupo vital porque estamos aislados. Hablar abiertamente con una comunión íntima y total en Cristo es liberarse.
No nos abrimos a los demás, porque tememos que nos conozcan. Como resultado, no podemos recibir la sanidad interior del Señor. Puede ser que estemos enfermos de “gangrena”, pero preferimos cubrir y esconder nuestra enfermedad de los demás. Necesitamos ver que los demás miembros de nuestro grupo vital son nuestros médicos. Si nos abrimos en la debida forma a los santos de nuestro grupo, seremos sanados. Pero en vez de abrirnos, nos escondemos. Algunos son liberados, pero no totalmente, porque no están acostumbrados a abrirse a los demás. No estamos abiertos; estamos cerrados y aislados.
Cuando nos reunimos, tal vez pensemos que no haya mucho que hacer. He dicho que las reuniones de grupo son el ochenta por ciento de la vida de iglesia, y lo más importante de las reuniones de grupo es reunirse para tener comunión en una forma íntima, minuciosa y espontánea. Tal vez una hermana empiece diciendo: “No soporto a mis hijos. ¿Me podrían decir cómo vencer mi mal genio?”. ¿Por qué no empezamos a abrirnos en esta forma? En vez de ver una escena de comunión íntima en los grupos vitales, yo veo una escena de buen comportamiento. Todos guardan compostura. Nadie quiere cometer un error. Todos quieren ser unos “buenos muchachos” y unas “buenas muchachas”. He visto esto por muchos años, y esto me indigna. Yo quiero ver un grupo de santos que juntos procuren ganar más del Señor Jesús.
Pero ¿dónde podemos ver un grupo de santos que ponen en práctica actualmente la revelación neotestamentaria? ¿Quién se está negando? ¿Quién está siendo renovado, transformado y conformado a la imagen de Aquel que pasó por la muerte y la resurrección? Gradualmente hemos caído en la práctica rutinaria de la vida de iglesia, pero ¿dónde está el Espíritu y dónde está la dirección del Señor? No hay mucha guía del Espíritu entre nosotros. Por el contrario, usted actúa a su manera y yo actúo a mi manera. Usted ora a su manera y yo oro a mi manera. ¿Quién va a ser corregido? ¿Quién va a aprender? Si no somos corregidos y transformados interiormente, entonces ¿dónde está la vida de iglesia?
Hemos perdido el impacto para ganar pecadores porque somos un grupo de personas que se comportan bien. No tenemos la verdadera espiritualidad del poder de lo alto, el impacto. Casi en todo, hemos perdido nuestro impacto espiritual. Por eso necesitamos un entrenamiento estricto. De lo contrario, no habrá remedio para nuestra situación. Amamos el recobro, amamos al Señor, amamos la iglesia y somos muy buenos. Nos comportamos de tal manera que no ofendamos a nadie ni cometamos errores en la vida de iglesia. Pero eso no es la vida de iglesia. Eso es una especie de club social exclusivo. Sin embargo, la vida de iglesia es un grupo de personas que aman y buscan a Jesús.
Aquellos que aman a Jesús son, después de haber sido regenerados, los que siguen adelante para aprender la lección de negarse a sí mismos en todo a fin de poder ser renovados. Ellos viven, sirven y se reúnen no por su quehacer o corrección sino por la dirección del Espíritu Santo. Ellos están siendo renovados aun en la manera en que tratan con sus hijos y en la manera en que hablan con su esposa.
Un hermano que está en el proceso de ser renovado tal vez confiese: “Señor Jesús, estoy equivocado en mi actitud, en mi sentir interior, en mi expresión, en mi palabra y en el tono en que hablo con mi esposa. Todas estas cosas son de la vieja creación”. Nuestras palabras pueden estar bien, pero el tono en que hablamos puede no estarlo. El tono no está en el Espíritu. Los esposos necesitan confesar al Señor sus sentimientos, actitudes, expresiones, y el tono y las palabras que usan con sus esposas. Necesitamos confesar al Señor que la forma en que hablamos con nuestras esposas no está en el Espíritu. Los hermanos pueden fingir ante los santos, pero no pueden fingir ante sus esposas. Muchas veces las palabras de los esposos para con las esposas no son espirituales.
Esto demuestra que necesitamos ser transformados en todo. El Señor necesita un grupo de personas que hayan sido regeneradas, renovadas, transformadas y conformadas al Hijo primogénito de Dios para ser edificadas. Esta edificación es el Cuerpo y la vida práctica de iglesia.
Yo aprecio que el Señor haya levantado tantas iglesias sobre la tierra, pero la verdadera situación de las iglesias con respecto a la práctica de la manera ordenada por Dios no está en el nivel adecuado. Por eso necesitamos levantar los grupos vitales. El remedio está aquí. En nuestros grupos vitales, necesitamos orar mucho y minuciosamente para que podamos compenetrarnos con otros en amor. Siempre que nos reunamos, deberíamos abrirnos los unos a los otros para tener una comunión íntima y completa.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.