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Visión la práctica y la edificación de la iglesia como cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7643-3
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CAPÍTULO DOS

LOS TRES ELEMENTOS PRINCIPALES
DEL PROPÓSITO QUE DIOS
TIENE PARA LA IGLESIA

(1)

Lectura bíblica: Ro. 8:17-21; Ef. 3:10-11; 1:10, 22-23; Jn. 1:4; 8:12; Ap. 21:11, 23-24; 22:1-2

OBTENER LA FILIACIÓN DIVINA EN PLENITUD
POR MEDIO DE LA SANTIFICACIÓN

La libertad de la gloria de los hijos de Dios

Romanos 8:17-19 dice: “Si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que los padecimientos del tiempo presente no son dignos de compararse con la gloria venidera que en nosotros ha de revelarse. Porque la creación observa ansiosamente, aguardando con anhelo la revelación de los hijos de Dios”. Hoy día hay muchos hijos de Dios. Posiblemente hay muchos miles en Los Ángeles solamente, pero aún no han sido revelados. La revelación, la manifestación, de los hijos de Dios es la misma glorificación que se menciona en el versículo 17. No sólo Dios, sino toda la creación, todas las cosas, están aguardando la manifestación de los hijos de Dios.

El versículo 20 dice: “Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó”. Toda la creación espera la manifestación de los hijos de Dios porque la creación fue sujetada a vanidad. El versículo 21 continúa, diciendo: “Con la esperanza de que también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad de la gloria de los hijos de Dios”. Aquí tenemos las palabras vanidad, esclavitud y corrupción. Estas palabras no son buenas. Toda la creación está bajo la esclavitud de corrupción, así que está en vanidad, esperando a ser librada.

¿Cómo puede la creación ser librada de esta vanidad, esclavitud y corrupción? La Asamblea de los Hermanos, por ejemplo, vio la verdad acerca de que la creación se halla en vanidad, esclavitud y corrupción, pero ellos principalmente vieron la profecía objetiva de que cuando todos los hijos de Dios sean manifestados, todo el universo será librado. No vieron la manera subjetiva, o sea, el proceso, en que somos librados. Creemos que en estos postreros días el Señor nos mostrará no meramente la profecía, sino también la manera en la cual toda la creación será librada y así llevada a la libertad de la gloria de los hijos de Dios.

La gloria de los hijos de Dios
es la meta de los padecimientos
del tiempo presente

El versículo 21 no habla acerca de la libertad de los hijos de Dios, sino de la libertad de la gloria de los hijos de Dios. De nuevo, aquí se utiliza una expresión difícil de entender. Junto con la gloria de los hijos de Dios está la libertad. La manifestación de los hijos de Dios es la gloria misma de los hijos de Dios. Romanos 8:19 nos dice que toda la creación aguarda la gloria de los hijos de Dios, y Hebreos 2:10 dice que Cristo está llevando muchos hijos a la gloria. Si ustedes me preguntasen qué Dios está haciendo hoy, les diría que Él está haciendo una sola cosa: nos está llevando a la gloria. Podríamos comparar esto a la preparación de un banquete. Si vamos al hogar de un hermano para un gran banquete, podríamos preguntar: “¿Dónde está él?”. Luego alguien dirá: “Está en la cocina preparando la comida”. Hoy Dios está “en la cocina preparando la comida” para llevar Sus muchos hijos a la gloria.

Romanos 8:18 habla acerca de los padecimientos de este tiempo presente y de la gloria venidera. Es por medio de estos padecimientos que Dios nos está “cocinando”. La enseñanza objetiva acerca del sufrimiento y la gloria es que un día Dios nos recompensará con gloria puesto que pagamos el precio al padecer hoy. Esto es demasiado objetivo. Naturalmente somos como la carne de res cruda. ¿Cómo puede la carne de res cruda llegar a ser un delicioso filete? Es al ser cocido. A medida que la carne de res se cocina, ella “sufre”. Debemos pasar por el proceso de ser cocidos por Dios. Una oruga fea no simplemente duerme bien, sueña algo placentero y luego se despierta la mañana siguiente hecha una hermosa mariposa. Más bien, el estar en el capullo es un proceso de sufrimiento por el cual la oruga necesita pasar.

En muchas ocasiones en el pasado, me han preguntado: “Si Dios ama a las personas en la tierra, ¿por qué existen tantas aflicciones?”. La razón es que Dios nos está cocinando hoy. Mientras una hermana cocina, hierve y hornea, alguien podría preguntar: “¿Acaso no amas todas esas cosas? Si las amas, ¿por qué las estás cortando, golpeando y horneando? ¿Por qué les causas tantas aflicciones?”. Ella hace esto a fin de preparar algo delicioso a partir de algo crudo. El universo entero es una gran cocina, y Dios es el Cocinero que prepara un delicioso “filete” para Sí mismo. Debido a que está cocinando, Él debe sacrificar algo. Él debe matar y cortar algo. Si Dios realmente le ama, entonces algún día Él le “cortará” y lo “calentará en un horno”.


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