Estudio-vida de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo y Malaquíaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6252-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Amós 3:1—9:10 aborda el hecho de que Jehová contiende, disputa verbalmente, con la casa de Jacob. Como vimos en el mensaje anterior, en los capítulos del 3 al 5 se presentan las tres reprensiones hechas por Jehová a Israel. En 6:1—9:10 tenemos las plagas que corresponden a las cinco señales que vio Amós, y 9:11-15 nos habla acerca de la restauración de la casa de Israel junto con la reedificación del tabernáculo caído de David con miras al reino de Cristo.
Amós 6:1-14 es una introducción a las plagas que corresponden a las cinco señales.
En esta introducción se describe a Israel, especialmente a los de la clase alta, como personas que llevan una vida desahogada, de lujos y placeres; pero que han convertido el derecho en veneno y el fruto de justicia en ajenjo, que se regocijan en cosas vanas y se jactan de haber adquirido cuernos para sí mismos por su propia fuerza (vs. 1-6, 12-13). Ellos se jactaban de disfrutar de todo y obtenerlo todo por su fuerza y capacidad propias.
Debido a esto, el castigo de Jehová les sería impuesto a través de la opresión, el cautiverio, la muerte y la destrucción traídas por el enemigo (vs. 7-11, 14).
La plaga de la primera señal consistía en langostas que comen la hierba de la tierra (7:1-3). Las langostas simbolizan al ejército enemigo.
Cuando el profeta vio que habían acabado de comer la hierba de la tierra, oró: “¡Oh Señor Jehová, perdona, te ruego! ¿Cómo podrá resistir Jacob?, pues pequeño es” (v. 2). Algunos de los castigos ordenados por Dios no tuvieron lugar debido a que algunos de los que aman a Dios, los profetas, oraron por Israel, advirtiéndole a Dios que Israel podría no soportar.
Al oír la oración de Amós, Jehová se arrepintió y detuvo la plaga (v. 3).
La segunda plaga consistía en fuego que consume el gran abismo (las aguas profundas) y la tierra (v. 4).
El profeta oró pidiendo que el Señor detenga esta plaga, pues Jacob es pequeño y no podría resistir (v. 5).
Jehová se arrepiente y detiene la plaga (v. 6).
La plaga de la tercera señal consistía en una plomada en manos del Señor (v. 7).
El Señor sostenía una plomada para medir a Israel a fin de determinar qué parte tenía que ser destruida y qué parte debía ser conservada. Aquí el Señor era como un cirujano, el cual sabe lo que debe cercenar y lo que debe dejar que permanezca.
El Señor le dijo a Amós que Él ahora ponía una plomada en medio de Su pueblo Israel (v. 8a). Él dijo: “Los lugares altos de Isaac serán destruidos, / y los santuarios de Israel serán asolados; / y me levantaré con espada contra la casa de Jeroboam” (v. 9). Los lugares altos eran lugares en los que Israel adoraba ídolos sobre los montes. La expresión los santuarios de Israel no se refiere al santuario en la ciudad de Jerusalén, sino principalmente a los santuarios establecidos en Bet-el, en el reino norteño de Israel. Dios habría de convertirlos en desolación; Él habría de atacar con espada la casa de Jeroboam (uno de los reyes de Israel).
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