Cristo es contrario a la religiónpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1012-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora llegamos a los capítulos 11 y 12 de Mateo. En el capítulo 9 vimos el asunto del Novio y los cuatro elementos nuevos. Dicho capítulo nos presenta al Novio como la figura más agradable. ¡Es tan agradable estar con el Novio! ¡El es nuestro disfrute! El capítulo 9 nos dice cómo tener este disfrute, y los capítulos 11 y 12 nos enseñan cómo obtener el verdadero descanso.
Los capítulos 11 y 12 de Mateo están estrechamente relacionados. Notemos la frase: “En aquel tiempo”, mencionada en el versículo 25 del capítulo once. A lo largo de toda la Biblia estas expresiones son muy significativas. La Palabra de Dios es muy económica y no desperdicia ningún vocablo. Analicemos la expresión: “En aquel tiempo”. ¿En qué tiempo? Jesús se refería al tiempo en que Juan había venido y ni comía ni bebía. Los religiosos juzgaban que Juan tenía un demonio y que el Hijo del Hombre era comilón y bebedor, ya que El, en Su venida, sí comía y bebía (Mt. 11:18-19). Entonces, “en aquel tiempo”, Cristo pronunció Su llamamiento: “Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados, y Yo os haré descansar” (v. 28).
Después del capítulo once, en el primer versículo del doce, encontramos la misma frase: “en aquel tiempo”. ¿En qué tiempo? En el tiempo cuando Jesús pronunció Su llamamiento, esto es, en el tiempo cuando Jesús invitó a la gente a venir a El y descansar.
Después de este pasaje llegamos al versículo 38, el cual empieza con la expresión “entonces”. Estas expresiones unen todas las secciones de estos dos capítulos. Por lo tanto, podemos decir que estos dos capítulos forman un conjunto que nos muestra una sola cosa: cómo hallar el verdadero descanso.
¿Desea usted encontrar el disfrute pleno y la vida más placentera? Entonces, permanezca en la presencia de Aquel que es agradable; quédese en la presencia del Novio. En tanto esté con nosotros nuestro Señor, nuestro Novio, lo único que nos queda por hacer es regocijarnos. Ahora podemos ver que todos estos pasajes, de los capítulos once y doce, nos muestran cómo obtener el descanso.
Los cristianos suelen citar Mateo 11:28 “Venid a Mí, todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados”, pero ellos generalmente toman estos versículos de una manera aislada. Sin embargo, para encontrar “la manera” de descansar, debemos unir todos las cláusulas de estos dos capítulos.
Cuando Juan el Bautista vino, no comía ni bebía. Su comportamiento era totalmente opuesto a la religión y a la cultura humana. Por esta razón, los fariseos y los escribas, o sea, los religiosos, juzgaron que él tenía un demonio. Ciertamente Juan era una persona extraña, a quien nadie entendía; por tanto, ellos decidieron que tenía un demonio. Pero entonces vino Jesús, que comía y bebía, y los religiosos dijeron: “Miren, este hombre no parece hacer otra cosa que comer y beber”.
Si algún reglamento nos prohibiera comer y beber, resultaría una carga muy gravosa. Por otra parte, si otro reglamento nos obligara a comer y a beber más de lo necesario, esto también representaría una carga muy gravosa. Sin embargo, para nosotros, los hijos de sabiduría, este no es un asunto concerniente a comer y beber, ni de abstenerse de ello, sino absolutamente un asunto de vida. Prestemos atención a las palabras del Señor en el versículo diecinueve de este capítulo: “La sabiduría es justificada por sus hijos”. Aquí debe impresionarnos la palabra “hijos”, la cual nos muestra que éste es un asunto de vida. No somos estudiantes de la sabiduría, sino hijos de ella. No nos preocupa tanto el conocimiento de la sabiduría, pero sí nos interesa llevar una vida de sabiduría. ¿Qué es la sabiduría? ¡Cristo! Somos los hijos de Cristo; tenemos Su vida, por tanto, tenemos la vida de sabiduría. Para nosotros la vida cristiana no es un asunto de reglamentos, de hacer esto y aquello o de no hacerlo; más bien, es un asunto de vida. Si tengo sed, puedo beber; puedo beber poco a poco o beber una gran cantidad de agua de una vez. No existe ninguna ley al respecto, todo depende de la vida. No me pregunte por qué tomo agua; pues mi respuesta será: simplemente porque tengo sed. Cuando tengo sed, no me prohiba saciarla. Cuando no tengo sed, no me obligue a beber. No me pregunte por qué como, pues lo hago simplemente porque tengo hambre. Tampoco me pregunte por qué no como; no lo hago sencillamente porque no tengo hambre. ¿De qué depende esto? Depende absolutamente de la vida. Esta es la manera de obtener descanso. Las normas y reglas son sólo cargas pesadas de llevar, y Jesucristo dijo: “Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados, y Yo os haré descansar”.
¡Aleluya, no hay más reglamentos! ¿Tiene usted hambre? Entonces ¡coma! ¿Tiene usted sed? ¡Beba! Si no tiene hambre ni sed, simplemente no coma ni beba. Como podrá ver, mientras no existan reglamentos, somos libres y tenemos descanso.
Todos los reglamentos de la religión son las cargas pesadas que menciona el versículo 28. Esta es la razón por la que el Señor Jesús exclamó: “Venid a Mí todos los que trabajáis arduamente y estáis cargados”. Usted no necesita laborar. Olvídese de los reglamentos —de comer o no comer, de beber o no beber— olvídese de todo eso. Comeré cuando sea conveniente y no lo haré cuando no lo sea. Cuando tenga sed beberé, y cuando no tenga sed, simplemente no beberé. ¡Aleluya, no hay más reglamentos! Esto es Cristo, quien es incompatible con la religión. Jesús dijo: “Mi yugo es fácil” (11:30). En el original griego, el significado de la palabra fácil es “agradable” o “suave”. En otras palabras, Jesús dijo: “Mi yugo es flexible”. Cuando usted tiene hambre, come, y cuando no tiene hambre, simplemente no come. Su yugo es flexible, Su yugo es agradable, Su yugo no es rígido.
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