Levantarnos para predicar el evangeliopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8726-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En seis mil años de historia humana, ninguna filosofía, doctrina, teoría o cualquier otra religión ha sido tan prevaleciente como el evangelio cristiano. Hoy las personas pueden hablar de muchas cosas y ensalzarlas, pero finalmente, con el paso del tiempo nada permanece. Sin embargo, éste no es el caso con el evangelio predicado por los cristianos. Independientemente de cómo las personas menosprecien, ignoren y se opongan al evangelio e incluso ataquen y persigan a quienes predican el evangelio, el evangelio se sigue propagando. El evangelio se propagará por toda la tierra y ganará muchos creyentes. Muchos de nosotros podemos testificar que no somos insensatos, mas hemos escuchado el evangelio y hemos creído en él, y predicamos y hablamos Jesús cada día.
No sólo creemos en el Señor, sino que también le amamos. En Himnos, #95, las primeras dos líneas de la estrofa 2 dicen: “Te amo tanto que no sé / Tal éxtasis domar”. Luego, la estrofa 4 dice: “Que arda en mí Tu gran amor, / Con fuerza y sin parar, / Hasta que toda escoria en mí / Se pueda incinerar”. Amamos al Señor, y también le pedimos al Señor que nos queme; en esto consiste ser cautivados por el Señor. Estas palabras nos dan una sensación de dulzura, aunque no son ricas en filosofía, tales como: “El principio del gran aprendizaje es cultivar la virtud resplandeciente”. Cuando comencé a obrar por el Señor, yo ardía con amor por el Señor y por la predicación del evangelio. Después de más de cincuenta años, la dulzura en mi interior todavía aumenta y mi gozo es rebosante. Siento dulzura incluso mientras como y duermo. Ésta es la diferencia entre los cristianos y los que no son cristianos. No aceptamos una religión; más bien, creemos en el Señor. No somos supersticiosos; más bien, disfrutamos de la “súper-dulzura”. Cuanto más creemos, más dulces nos sentimos, y la dulzura llega a ser tan grande que incluso nos volvemos “locos” por Él.
En Mateo 25 el Señor comparó a Sus creyentes con vírgenes y esclavos, lo cual indica que Él desea que seamos vírgenes que le aman y esclavos que son fieles así como Él es fiel. Él siembra cada día. Únicamente los esclavos que son malos y perezosos no ven esto y dicen que Él desea que sieguen donde Él no sembró. Consideremos tranquilamente cómo vinimos a los Estados Unidos. Si no fuera por la situación mundial en la actualidad, no hubiésemos venido y no hubiésemos tenido la necesidad de venir. De hecho, si no fuese por el progreso en la tecnología tal como la producción del avión 747, estaríamos trayendo miseria sobre nosotros mismos si viniésemos lentamente por barco. ¿Quién causó la situación compleja y el progreso tecnológico? El Señor lo hizo.
El Señor no sólo es soberano sobre las situaciones a fin de traer los chinos a los Estados Unidos, sino que Él también abre sus corazones de modo que el evangelio pueda entrar. Muchos chinos en los Estados Unidos están especialmente interesados en dos clases de negocios: el negocio de restaurantes y el negocio “de las iglesias”. Tan sólo en el condado de Orange ya hay veintinueve “iglesias” chinas establecidas que predican a Jesucristo. No era fácil tener tal situación hace treinta años, pero ahora es fácil. Esto no es algo que usted o yo pudimos haber hecho; sólo el Señor puede hacer esto.
Por lo tanto, ya no deberíamos decir que el Señor no sembró. Ahora mismo el campo está listo, pero los obreros son pocos. Esto requiere que usted y yo nos levantemos para segar el campo como Sus esclavos fieles. El Señor mismo siembra, pero Él nos da la tarea de segar. Cuando salimos y predicamos el evangelio hoy, no sembramos sino que segamos y recogemos.
No seamos tan insensatos como para creer que el Señor ha administrado la situación mundial a fin de que pudiésemos venir a los Estados Unidos para sencillamente llevar una vida tranquila. Aprecio a los Estados Unidos y me agrada vivir aquí. Aquí tenemos libertad y abundancia de bienes materiales, y no es difícil ganarse la vida. Sin embargo, también estoy claro que el Señor no me ha enviado aquí para disfrutar estas cosas, sino para segar y recoger personas para Él. Doy gracias al Señor por concederme tan grande misericordia y gracia, de modo que un hombre chino entrado en años como yo, que nunca estudió en los Estados Unidos, pueda segar a tantos estadounidenses aquí. Ahora el Señor nos ha encomendado la obra de habla china. Esta responsabilidad no es mía solamente, sino que también es suya.
Yo exhorto a mis nietos a estudiar diligentemente, y les digo que ésta es su responsabilidad, aquello por lo cual se tienen que preocupar antes de la edad de los veinticinco años. Pero también les digo que independientemente de cuán alta sea la educación que ellos reciban, su meta no debería ser su propio vivir en el futuro, sino la obra del Señor. No piense que la única meta por la cual usted vino a los Estados Unidos es ganarse la vida, y que tienen que esforzarse muy arduamente para alcanzar esta meta. Realmente, los Estados Unidos no es tan bueno como para decir que si ustedes no vienen aquí no serán capaces de vivir. Si usted me pregunta por qué vine a los Estados Unidos, diría que no lo sé. Sin embargo, el Señor hizo algo y me envió aquí, así que vine con la determinación de que estoy aquí para no meramente llevar una vida estadounidense, sino para recoger y segar personas para el Señor. Éste es mi mayor gozo.
Queridos santos, ¿cuál es el significado de su vida humana? ¿Cuál es nuestra meta al venir a los Estados Unidos? Si no estamos aquí para la predicación del evangelio y para salvar almas, entonces ¿para qué estamos aquí? Ustedes trabajan para poder tener alimento que comer, y han estado comiendo por muchos años, pero sigue siendo el mismo alimento. ¿De qué sirve esto? Si no estamos aquí para el Señor, ¿qué significado tiene el que comamos? No podemos ser esclavos malos y perezosos. Tenemos que levantarnos para llevar a cabo la obra de segar al predicar el evangelio de manera activa.
A los santos de mayor edad les quiero decir que cuando se jubilen, no deberían permanecer desempleados y quedarse en casa. Más bien, deberían juntarse en grupos pequeños para reunirse y orar. Quizás no les es conveniente manejar, pero les podrían pedir ayuda a sus parientes o amigos. No se sientan avergonzados por pedir esto. Nunca nos sentimos avergonzados para con nuestro Señor Jesús. A Él le gusta que le molestemos frecuentemente. Si usted desea que sus hijos lo lleven a algún sitio meramente por placer suyo, eso debería ser condenado. Sin embargo, puesto que usted va a asistir a la reunión de oración de los hermanos de mayor edad, es correcto pedirles a sus hijos o nietos que les sirvan. No diga que usted es viejo y no puede hacer nada. Usted sí es de mayor edad, pero todavía puede respirar. Si usted puede respirar, entonces puede orar y predicar el evangelio. Del mismo modo, quisiera decirles a los jóvenes que ustedes tienen que levantarse y cooperar. No estén aquí meramente para ganar dinero. Incluso si usted gana los Estados Unidos en su totalidad, pero no gana un alma para el Señor, usted habrá vivido y obrado por toda su vida en vano. Espero que todos ustedes puedan ver que en aquel día no podremos llevar cosa alguna delante del Señor excepto almas.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.