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Testimonio de Jesús, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8269-4
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LAS IGLESIAS LOCALES
SON EL TESTIMONIO DE JESÚS

Apocalipsis 1:1 dice que Dios dio esta revelación a Sus esclavos para mostrarles las cosas que deben suceder pronto. Si conocemos la revelación de Cristo, nos percataremos de que no se trata simplemente de una profecía de ciertos eventos que ocurrirán en el futuro. Antes bien, se trata de todo aquello relacionado con Cristo, el León divino, y las muchas cosas que hace. El versículo 2 dice de Juan: “Que ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de Jesucristo, de todas las cosas que ha visto”. Luego, el versículo 9 dice: “Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesús”. Desde la primera vez que vine a los Estados Unidos, consideré hablar acerca del testimonio de Jesús, pero el tiempo aún no había madurado para hablar de ello. No obstante, ahora tengo la carga de liberar este punto de la verdad. El testimonio de Jesús es el Cristo agrandado. El testimonio de una persona nos provee un cuadro claro de la persona misma. Si alguien ve mi foto, de inmediato sabrá qué clase de persona soy; la foto es mi “testimonio”. En este universo hay una persona maravillosa y misteriosa llamada Jesús; pero ¿dónde se encuentra Él hoy? Él se encuentra en nuestra ciudad, pero ¿cómo la gente lo puede ver? Sin duda alguna la iglesia local, la iglesia en cada localidad, es el testimonio de Jesús hoy.

El testimonio de Jesús es la iglesia de forma práctica, no es la iglesia que se encuentra “en el aire” ni la iglesia que ha de venir. La iglesia que aún está por venir no puede mostrarles Jesús a las personas, y la iglesia que está “en los cielos” tal vez puede mostrarles Jesús a los ángeles, pero no podrá mostrárselo a las personas que se encuentran en la tierra. Si queremos mostrar a Jesús a las personas de nuestra localidad, es necesario que en nuestra localidad haya una iglesia que testifique quién es Jesús. Si alguien de cierta localidad desea ver a Jesús, esa persona debe acudir a la iglesia que está en esa localidad. Por consiguiente, debemos examinarnos si realmente tenemos la imagen de Jesús. Si mostramos a alguien una foto borrosa de una persona, ésta no sería un testimonio fiel de ella, esto es, de su imagen y apariencia. Podremos ver cierta imagen reflejada en la foto, pero no mostrará la persona de la cual se habla. La iglesia en nuestra localidad debe llevar la imagen, la expresión, la apariencia y las virtudes de Cristo.

LA ERA PRESENTE
NO ES PARA NUESTRO BIENESTAR ESPIRITUAL
SINO PARA EDIFICAR EL TESTIMONIO DE JESÚS

Dado que soy un anciano, a mí no me gusta criticar a nadie ni ofender a nadie. Prefiero amar a las personas y ser bondadoso con ellas. Sin embargo, cuando tengo contacto con Dios, recibo la carga de hablar sobre la situación actual del cristianismo. La mayor parte del cristianismo ha errado casi por completo el blanco de Dios. ¿Dónde encontramos hoy en día una iglesia que verdaderamente lleve el testimonio de Jesús? Al cristianismo principalmente le interesa la salvación, el gozo, la paz y el bienestar de la gente, tanto en el presente como en el futuro. Debido a esto, si alguien impartiese desde el podio un mensaje sobre el testimonio de Jesús, es posible que lo echen fuera. Muchos pastores cristianos, por temor a perder su trabajo, no se atreven a hablar de esto. A raíz de esta situación, hace cincuenta años atrás el Señor se vio obligado a ir al Lejano Oriente, un lugar pagano, a encontrar a algunos jóvenes que no les importaba su propia vida, sino que estaban cargados con valentía para hablar la verdad a la gente.

Ésta no es la era para preocuparnos simplemente por la salvación, la paz, el gozo y el bienestar de las personas. Ésta es la era para edificar el testimonio de Jesucristo. Cuanto más nos preocupemos únicamente por nuestra salvación y gozo personal, menos disfrutaremos de estas cosas, y si sólo nos interesa estar en paz, no la tendremos. Incluso algunos pastores evangélicos se pelean con sus esposas y sus hijos se rebelan. ¿Dónde se encuentra la paz verdadera? Debido a que la gente únicamente se preocupa por sí mismos, terminan perdiéndolo todo. La verdadera salvación viene cuando nos entregamos a Su testimonio. No hay necesidad de enfocarnos en nuestra salvación. Si cuidamos del testimonio de Jesús, ciertamente disfrutaremos la salvación. La gente pudo matar a Pedro y a Pablo y los martirizaron, pero nunca pudieron quitarles a los apóstoles el disfrute de su salvación. El disfrute de su salvación estaba asegurado por el testimonio de Jesús.

Debemos volvernos de nuestro interés personal, salvación, paz, gozo y bienestar. Tal vez los que viven en los Estados Unidos poseen mejores viviendas y automóviles que los demás, pero no tienen más paz, gozo, salvación o bienestar espiritual. Hoy el Señor Jesús busca a aquellas personas que sean absolutamente para Él, los que sean valientes y estén dispuestos a decir: “Señor Jesús, no me interesa ser simplemente salvo del lago de fuego. Te amo a Ti, y deseo ser Tu testimonio”. Todo aquel que proclame esto, con certeza será salvo de la perdición eterna. De la misma manera, todo aquel que diga: “Señor Jesús, no me interesa mi gozo, sino Tu testimonio”, será la persona más alegre. Las personas más gozosas son aquellas que viven para el testimonio de Jesús. Si no somos para Su testimonio, ¿qué clase de futuro podremos tener? Nuestro futuro será solamente el envejecimiento y la debilidad y, finalmente, el sepulcro. No hay paz, gozo ni bienestar en esto. No estamos aquí para estas cosas. Debemos estar aquí para Su testimonio. Deberíamos decirle al Señor: “Señor Jesús, no me interesa mi paz, gozo, bienestar ni futuro personal. Señor, lo único que me interesa hoy aquí es Tu testimonio”. Este testimonio de Jesús es la iglesia local, la iglesia en nuestra localidad.

Siempre que tenemos contacto con la iglesia local, verdaderamente tenemos el gozo, la paz y todo lo demás. Después de que vine de la China a los Estados Unidos, les dije a mis parientes y amigos en China: “Los Estados Unidos es un buen país, pero sólo en el sentido de que es bueno para la vida de iglesia. Si a ustedes no les interesa la vida de iglesia, entonces es mejor que no vengan. Este país será un lugar horrible para ustedes”. Éste es el lugar más pecaminoso, aquí abunda la fornicación, la homosexualidad, los clubs nocturnos y muchas cosas pecaminosas. Uno encuentra más maldad aquí que en Sodoma y Gomorra. No obstante, este país sigue siendo el mejor lugar para tener la vida de iglesia. Aquí uno encuentra todas las comodidades modernas y la gente puede ganar un buen sueldo simplemente dedicándose a cualquier oficio. Son muchos los jóvenes americanos en la vida de iglesia que trabajan solamente ocho horas diarias por cinco días a la semana, y por las tardes se reúnen juntos para cantar y alabar al Señor. Algunos dedican todo el sábado y el Día del Señor a “iglesiar” en la vida de iglesia. Para ellos vivir en los Estados Unidos es algo maravilloso. Hace cien años, para ir de la costa occidental de los Estados Unidos a China se requería seis meses en barco, pero hoy, en un solo día podemos volar a Taiwán y regresar al día siguiente. Podemos también conversar con los hermanos de todo el país e incluso del mundo entero simplemente haciendo una llamada a larga distancia. Asimismo, todas las carreteras y autopistas benefician la vida de iglesia. Sin embargo, si los jóvenes que viven en un país tan avanzado y rico no son para la vida de iglesia, perderán toda la bendición y caerán en la “corriente” de televisión, bailes, clubs nocturnos, irse a esquiar y correr olas. Al igual que Noé y su familia, estamos aquí en el “arca” disfrutando de la presencia del Señor. Ésta es la vida de iglesia.

Sin embargo, en la vida de iglesia no debemos preocuparnos simplemente por nuestro disfrute personal. Si hacemos eso habremos caído. No estamos aquí para nuestro disfrute personal, sino para el testimonio de Jesús. Siempre y cuando seamos para Su testimonio, el Señor será nuestro gozo; pero si sólo nos interesa nuestro propio gozo, no tendremos gozo. El testimonio del Señor es nuestro gozo. Recientemente me entusiasmé muchísimo al ver a un grupo de jóvenes en cierta localidad. Ellos son tan queridos para mí. Mi regocijo fue tan fuerte que me afectó la voz. En otra ocasión fui invitado a hablar a otro grupo pequeño de santos; y les hablé con tristeza, porque todos los presentes solamente se interesaban por lo suyo propio, ninguno de ellos era para el Señor Jesús. Verdaderamente me apenó ver esa situación. Por el contrario, estoy muy contento de poder estar con las iglesias en muchas localidades. De vez en cuando mi familia me aconseja que descanse, pero no puedo. Cuando veo las iglesias, estoy emocionado. La vida de iglesia es verdaderamente gloriosa porque Jesús es testificado allí. La revelación presente de Dios no es una misión ni una obra de predicación, sino que es ganar el testimonio de Jesús en la vida de iglesia.


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