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Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7380-7
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AGITAR EL AGUA

Agitar el agua también es una señal. Ésta es la señal de las prácticas religiosas tradicionales que hacen perfectas a las personas. El agitar del agua que brindaba sanidad a la gente representa las prácticas tradicionales de la religión en su intento de perfeccionar a las personas. No debemos poner nuestra confianza en ninguna práctica tradicional. Es posible tener dichas prácticas incluso en la vida de iglesia. Tal vez en su vida de iglesia usted depende de cierta práctica en particular para “agitar el agua”, pensando que dicha práctica le hará perfecto. En realidad, ninguna práctica puede ayudarnos a ser perfectos. El único que puede perfeccionarnos es Cristo, el Hijo viviente de Dios, que nos vivifica.

EL SÁBADO

Juan 5:10 dice: “Por eso los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de Sábado; no te es lícito llevar tu lecho”. El Sábado es una señal de la forma religiosa de descansar. El Sábado, un día de reposo, es ciertamente algo bueno. Pero el hombre que había estado imposibilitado por treinta y ocho años no tenía descanso, ni siquiera en el Sábado. ¿Quién podía darle reposo y ser para él su verdadero Sábado? El Único que podía dárselo era el Hijo viviente de Dios.

Es muy significativo que el Señor Jesús sanara al imposibilitado en el día de Sábado. Pero los judíos le dijeron al que había sido vivificado por el Hijo viviente de Dios, que no le era lícito llevar su lecho en el Sábado. Para ellos, era un error que él realizara esa labor en el día de Sábado. Sin duda, el hombre que había sido sanado estaba feliz de llevar su lecho. Ese lecho lo había cargado a él por treinta y ocho años, pero ahora había sido sanado y podía cargar su lecho. ¿Qué clase de ley le prohibía cargar su lecho en el Sábado? Tal ley no era una ley que daba vida, sino una que daba muerte. El que había sido sanado dijo a los judíos: “El que me sanó, Él mismo me dijo: Toma tu lecho y anda” (v. 11). Cuando le preguntaron quién le había dicho que hiciera tal cosa, él les respondió que no sabía quién era (vs. 12-13).

Este incidente muestra la manera en que la religión contradice las actividades del Hijo viviente de Dios. Todo lo que el Señor Jesucristo hace es condenado por la religión. La religión que lo condenó en Juan 5 no era una religión pagana, ni una religión mezclada como la que practicaban los samaritanos; al contrario, era la religión pura y típica que se practicaba en Jerusalén. Pero aun esta religión genuina se opuso a la actividad viviente del Hijo de Dios.

No debemos pensar que debido a que la vida de iglesia es real y genuina y no es una mixtura, puede en sí misma hacer algo por nosotros. Ni siquiera la vida de iglesia en el recobro del Señor puede hacer algo por nosotros en términos de vida. Solamente Jesucristo mismo es el único que puede hacer todo por nosotros y ser todo para nosotros en el aspecto de la vida.

JUAN EL BAUTISTA

Después de la señal del día de Sábado tenemos la señal de Juan el Bautista (vs. 33-35). Podemos decir que Juan el Bautista vino a ser para los judíos una señal que era tanto tradicional como nueva. El Señor dijo acerca de Juan el Bautista: “Él era lámpara que ardía y alumbraba; y vosotros quisisteis regocijaros por un tiempo en su luz” (v. 35). Esto indica que él fue su confianza religiosa temporal. Por un tiempo, los judíos fueron a Juan el Bautista, pero no quisieron venir al Hijo viviente de Dios. Juan el Bautista vino para presentarles a esta persona viviente. Sin embargo, permanecieron con Juan el Bautista, y no recibieron a Aquel de quien Juan daba testimonio. Esto significa que ellos tomaron a Juan como sustituto de Cristo y aceptaron a Juan, pero no quisieron recibir a Cristo, quien es el Verdadero.

En principio, sucede lo mismo hoy cuando Cristo es reemplazado. Muchas cosas que Dios ha empleado han venido a ser sustitutos de Cristo. Esto se aplica tanto a personas como a cosas. Para algunas personas, líderes cristianos como Martín Lutero y John Wesley se han convertido en sustitutos de Cristo. Así como los judíos tomaron a Juan el Bautista en lugar de Cristo, hoy en día los cristianos toman a algunos líderes cristianos como sustitutos de Cristo.


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