Secreto de la salvación orgánica que Dios efectúa: "El Espíritu mismo con nuestro espíritu" Elpor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-319-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La alimentación es la segunda sección de la salvación orgánica que Dios efectúa. Alimentar es la continuación de la regeneración en la salvación orgánica que Dios realiza. Como saben todas las madres, después de que nace un niño, necesita alimentarse. Las madres también saben que la mejor manera de consolar y satisfacer a un recién nacido es darle de mamar, alimentarlo con la leche materna. Entonces, la alimentación es la continuación del nacimiento, de la regeneración.
La regeneración nos introduce en una existencia divina y nos hace divinos. Como continuación de la regeneración, la alimentación nos capacita para que mantengamos y desarrollemos nuestra existencia divina. La alimentación es un proceso continuo que seguirá en las secciones subsecuentes de la salvación orgánica que Dios efectúa, a saber: la santificación, la renovación, la transformación, la edificación, la conformación y la glorificación. Por tanto, la alimentación irá desde la regeneración hasta la glorificación. Si vemos esto, no menospreciaremos la alimentación. Al alimentarnos recibimos el elemento con el cual Dios nos santifica, y al alimentarnos recibimos las riquezas con las cuales Dios nos renueva, nos transforma, nos edifica, nos conforma y nos glorifica.
La alimentación inicial consiste en alimentar a los recién nacidos, los nuevos creyentes. Los alimentamos al cuidarlos con ternura, conduciéndolos a orar-leer la palabra e invocar al Señor ejercitando el espíritu cuidado por Cristo. Cuando una madre alimenta a su niño, muchas veces trata de alegrarlo, cuidándolo con ternura. Después de cuidarlo, le da algo de comer, y el niño come. Todos necesitamos ser cuidados con ternura. Cuando somos cuidados por Cristo, recibimos con alegría la palabra. Debemos cuidar con ternura a los nuevos creyentes, guiándolos a orar-leer la palabra ejercitando su espíritu. Si los nuevos creyentes son cuidados, estarán disponibles a ejercitar su espíritu para orar-leer la palabra.
Cuando oramos, debemos hacerlo en el espíritu (Ef. 6:18). Ejercitamos nuestros pies al caminar, y ejercitamos nuestro espíritu al orar. Cuando Cristo nos cuida con ternura, primero nos sentimos contentos, y luego espontáneamente ejercitamos nuestro espíritu para orar, invocando al Señor. Es muy difícil orar sin invocar al Señor. Romanos 10:12 dice que el Señor es “rico para con todos los que le invocan”. Cuando invocamos al Señor, disfrutamos Sus riquezas.
Alimentamos a los recién nacidos, los nuevos creyentes, con la leche de la palabra, que es el Espíritu (Jn. 6:63; Ef. 6:17), para que crezcan en la vida divina con miras a su salvación diaria (1 P. 2:2). En Juan 6:63 el Señor Jesús dice: “Las palabras que Yo os he hablado son espíritu y son vida”. El hecho de que la palabra sea vida implica que contiene leche que nutre. Según 1 Pedro 2 nos alimentamos de la leche de la palabra a fin de “crecer para salvación”. Esta salvación no es la salvación eterna, la cual ya tenemos, sino la salvación diaria.
Puesto que tenemos la salvación eterna, no pereceremos. Sin embargo, es posible que seamos derrotados todos los días y lleguemos a ser un fracaso, por ejemplo, en cuanto a perder la calma con nuestro cónyuge. En Filipenses 2:14 Pablo nos exhorta a hacerlo “todo sin murmuraciones y argumentos”. Los argumentos proceden de nuestra mente y vienen principalmente de los hermanos, mientras que las murmuraciones pertenecen a la parte emotiva y vienen principalmente de las hermanas. Necesitamos ser salvos diariamente de las murmuraciones y los argumentos. Ser salvo así es llevar a cabo nuestra salvación según lo que Dios hace en nosotros.
Necesitamos ser salvos diariamente de muchas cosas. Por ejemplo, cierto hermano tal vez reaccione con rapidez. Como tal, siempre obra de modo rápido. Quizás esto esté bien la mayor parte del tiempo, pero no siempre. Hablando en términos espirituales, no está bien actuar rápidamente, porque cuando obramos apresuradamente, ello indica que actuamos por nosotros mismos sin confiar en el Señor. Cuando actuamos confiando en el Señor, vamos más despacio e incluso nos detenemos. Cuando un hermano es salvo de su rapidez, eso es parte de la salvación diaria.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.