Información del libro

Espíritu con nuestro espíritu, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0259-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

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Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 14 Sección 3 de 5

II. TIENE COMO FIN LLEVAR A SU CONSUMACION
LA INTENCION QUE DIOS TIENE DE HACER
DE LOS CREYENTES SU NUEVA CREACION

En 2 Corintios 5:17 dice: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. Por un lado, Dios hizo la nueva creación. En la salvación efectuada por Dios todo fue hecho de una sola vez por todas, pero aún se necesita que lo que fue hecho sea aplicado y continuado. Según 2 Corintios 5:17, ante los ojos de Dios ya somos una nueva creación. Sin embargo, en nuestra experiencia todavía no somos totalmente nuevos. En nuestra experiencia se lleva a cabo un proceso.

En muchos aspectos todavía somos viejos. La finalidad del entrenamiento de tiempo completo es ayudarnos no sólo a saber más sino también a ser renovados. Todo lo que nos rodea debe de ayudarnos a ser renovados. Toda corrección interna es una renovación. Todo ajuste interno es una renovación. Necesitamos ser corregidos y equilibrados.

Es posible que antes de abandonar el lugar donde trabajamos no volvamos la silla a su posición original bajo el escritorio, o que no devolvamos los libros al lugar de donde los tomamos. Tal vez dejemos todo en desorden, lo cual demuestra que no estamos muy renovados. Cuando somos corregidos una y otra vez, somos renovados una y otra vez. Cuando abandonemos el lugar donde trabajamos, nada debe quedar en desorden, sino que todo debe estar bajo Cristo, quien es la Cabeza. Necesitamos ser renovados en muchos detalles pequeños. Toda corrección es una renovación. Esta renovación tiene como fin llevar a su consumación la intención que Dios tiene de hacer de los creyentes Su nueva creación.

Muchos somos muy rudos; no somos delicados. En 1935 un colaborador y yo nos hospedamos en el mismo lugar en Shanghái. Debido a que el lugar donde nos quedamos no contaba con instalaciones modernas, teníamos que ir a la cocina cuando necesitábamos agua para lavarnos. Al traer agua de la cocina a mi cuarto, tenía que pasar a un lado de la cama de mi compañero. Al pasar cerca de su cama, derramé unas gotas en su cama, lo cual me preocupó. Sequé la cama, pero no estuve tranquilo hasta que vi al hermano y le pedí disculpas. Esto ocurrió varias veces mientras estábamos juntos. Al final, él dijo: “Lo peor es pecar y no confesarlo. Lo mejor es no pecar. Cometer errores y disculparse está entre lo peor y lo mejor”. Me sentí desanimado y le dije al Señor: “Nunca podré ser el mejor. Lo único que puedo hacer es confesar cuando cometa un error”. La experiencia que tuve con ese hermano me renovó. Si hubiese sido descuidado, pude haber derramado un poco de agua en la cama de ese hermano sin haberme sentido preocupado. Sin embargo, si nos comportamos descuidadamente, no seremos renovados. Espero que podamos aprender a ser delicados. Tenemos que ser adiestrados en la verdad y en la vida de esta manera.

Lavarse es un trabajo delicado. Para que nuestras manos queden limpias, es necesario lavárselas muy bien con agua y jabón. En nuestra experiencia, la renovación es una obra muy delicada. Debemos ser lavados y renovados muy detalladamente. Al apartarnos de nuestro escritorio, no debemos dejarlo en desorden, totalmente desarreglado. Al dejar de trabajar, debemos limpiar nuestro escritorio y dejar todo en orden. Dejar nuestro escritorio desarreglado es señal de que todavía estamos en vejez; debemos ser renovados. Un hombre renovado no debería vivir de esa manera.

Hace varios años un hermano me acompañó a las Filipinas. Cierto día unas hermanas asearon el cuarto de ese hermano, y quedaron mal impresionadas ya que ese cuarto era un desorden. Encontraron un calcetín en una taza sobre el escritorio. Al hablar con ese hermano le dije: “Somos obreros del Señor. ¿Cómo puedes trabajar para el Señor siendo tan desordenado?”. Si somos descuidados en nuestro modo de vivir, también lo seremos al estudiar la Biblia. Este hermano no era un nuevo hombre. Un nuevo hombre debe ser renovado, regulado, corregido. Todos nuestros errores pertenecen a nuestra vejez. ¿Por qué nos comportamos de manera incorrecta? Porque somos viejos. Un hombre nuevo nunca se comporta de manera incorrecta. Un hombre nuevo siempre es amable, delicado y cuidadoso, especialmente en sus relaciones con los demás.

Incluso con respecto a nuestra habitación, debemos aprender la lección de mantener todo en orden. Para experimentar una adecuada renovación y así crecer en vida, tenemos que ser muy cuidadosos. A menudo, después de pasar un buen tiempo con el Señor en oración, nos volvemos cuidadosos. El tiempo que pasamos con el Señor nos restringe. Si no oramos, podemos ser descuidados y rudos. En cambio, después de orar no tenemos paz para hacer ciertas cosas. Esto está relacionado con nuestra experiencia. Nuestro crecimiento en la vida del Señor puede verse en lo cuidadoso que seamos. Ser muy burdo o muy apresurado al hacer las cosas no corresponde con la vida del nuevo hombre.


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