Living Stream Ministry

TESTIFICA QUE JESUS ES EL HIJO DE DIOS
EN QUIEN ESTA LA VIDA ETERNA

Nosotros debemos permanecer en el Señor conforme al Espíritu que unge, quien es el Admirable como el Espíritu compuesto, procesado, agregado, todo-inclusivo, vivificante y residente. Entonces, basados en el hecho de que Dios nos ha dado de Su Espíritu, sabemos que permanecemos en El y El en nosotros (1 Jn. 4:13; 3:24). Entonces, este Espíritu residente llega a ser una realidad para nosotros, un testimonio. El Espíritu como la verdad, o sea, la realidad, testifica que Jesús es el Hijo de Dios, en quien está la vida eterna (1 Jn. 5:5-12). Primera Juan 5:7-8 nos dice que hay tres que dan testimonio: el Espíritu, el agua y la sangre. El agua por la cual El pasó en Su bautismo (Mt. 3:16-17; Jn. 1:31-34), la sangre que El derramó en la cruz (Jn. 19:31-35; Mt. 27:50-54), y el Espíritu que El dio sin medida (Jn. 1:32-34; 3:34), dieron testimonio de que Jesús, el hombre de Nazaret, era el Hijo de Dios. Por medio de estos tres, Dios ha testificado que Jesús es Su Hijo dado a nosotros (1 Jn. 5:7-10), para que en El recibamos Su vida eterna por medio de creer en Su nombre (1 Jn. 5:11-13; Jn. 3:16, 36; 20:31). Testificando de esta manera, El imparte al Hijo de Dios dentro de nosotros para que sea nuestra vida (Col. 3:4). Primera Juan 5:12 nos dice que si tenemos al Hijo, tenemos la vida eterna, y que si no tenemos al Hijo, no tenemos la vida eterna. Todos debemos alabar al Señor porque tenemos al Hijo y porque así tenemos la vida eterna. Esta vida eterna, esta Persona maravillosa es nuestro capital, nuestra ganancia, nuestra victoria y todo para nosotros como cristianos.

LOS CREYENTES SON PRESERVADOS
POR MEDIO DE ORAR EN EL ESPIRITU SANTO

Judas 20-21 nos dice que oremos en el Espíritu Santo, para que seamos preservados en el Dios Triuno. Debemos mantenernos en el amor de Dios edificándonos en nuestra santa fe y orando en el Espíritu Santo (v. 20); así, esperamos y buscamos la misericordia de nuestro Señor no solamente para disfrutar la vida eterna en esta era, sino para heredarla por la eternidad (Mt. 19:29). Toda la bendita Trinidad divina es usada y disfrutada por los creyentes al orar en el Espíritu Santo, al mantenerse en el amor de Dios, y al esperar la misericordia de nuestro Señor para vida eterna. El disfrute y la herencia de la vida eterna, o sea, de la vida de Dios, es la meta de nuestra búsqueda espiritual. Debido a que aspiramos a esta meta, queremos ser mantenidos en el amor de Dios y esperar la misericordia de nuestro Señor.

Nuestro Dios, nuestro Salvador, y nuestro Redentor es tal Persona maravillosa. El es el Dios Triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, mezclado con el hombre. Este Triuno Dios-hombre murió una muerte todo-inclusiva en la cruz, y resucitó para ser el Espíritu vivificante. Este Espíritu está compuesto con la divinidad, la humanidad, el vivir humano, la muerte todo-inclusiva y la resurrección maravillosa. Este es el Admirable como el Espíritu compuesto quien reside en nosotros para moverse y actuar dentro de nosotros. Este mover y actuar dentro de nosotros es la unción para ungir nuestro ser interior con el Dios Triuno, incluyendo Su elevada humanidad, Su vivir humano, Su muerte todo-inclusiva, y Su excelente y maravillosa resurrección. Estamos recibiendo capa sobre capa de este ungüento compuesto. Cuantas más capas recibimos, más crecemos en vida. Esto no es solamente una enseñanza, sino la suministración del Admirable dentro de todos nosotros.