Revelación crucial de la vida hallada en las Escrituras, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-811-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En Hechos 5:20 el ángel mandó a Pedro y a los apóstoles lo siguiente: “Id y puestos en pie en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida”. A Pedro y a los apóstoles no se les mandó a ir y a hablar solamente la palabra. Se les dijo que hablaran las palabras de esta vida. La ley no está muy separada de la vida, y la palabra aún menos. Muchos pueden afirmar que predican y enseñan la palabra pero ¿hablan las palabras de esta vida? En este versículo “palabras” no es la palabra griega lógos sino réma.Lógos es la palabra constante, y réma es la palabra hablada para el momento. La palabra constante podría ser el árbol del conocimiento, pero las palabras específicas que el Señor habla para el momento son espíritu y vida (Jn. 6:63). Debido a que el árbol del conocimiento y el árbol de la vida no están muy separados el uno del otro, uno podría tomar del árbol del conocimiento y pensar que está recibiendo algo del árbol de la vida. Es difícil discernir la vida del conocimiento, porque la vida y el conocimiento no están muy separados el uno del otro.
En 1 Pedro 1:23 dice: “Habiendo sido regenerados, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre”. Una simiente es un envase de la vida. La palabra de Dios es la simiente incorruptible que contiene la vida de Dios. Por medio de esta palabra, esta simiente, fuimos regenerados. Pedro dice que la palabra “vive”. La palabra aquí en el griego es lógos, pero Pedro hizo notar que fuimos regenerados por medio del lógos que vive. Es posible tener la palabra y no tener la palabra que vive. Cuando yo era niño, recibí la palabra en la escuela dominical. Aunque asistí a la escuela dominical, no fui regenerado, renacido, allí. No obstante, un día recibí la palabra viviente, y en aquel tiempo nací de nuevo. La palabra en sí es el árbol del conocimiento, pero la palabra viviente es el árbol de la vida.
En 1 Corintios 4:15 dice: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tenéis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio”. Los guías, los maestros, los instructores, son buenos, pero estos guías están ligados con el árbol del conocimiento. Los guías tienen que ver con el conocimiento, pero el padre con la vida. Los padres imparten vida a sus hijos a quienes engendran, y el apóstol era semejante padre, que impartió la vida divina en los corintios para que llegasen a ser hijos de Dios y miembros de Cristo. De nuevo, podemos ver cuán difícil es distinguir entre la vida y el conocimiento.
En 1 Corintios 8:1 Pablo nos dice: “El conocimiento envanece, pero el amor edifica”. El conocimiento externo y objetivo que envanece viene del árbol del conocimiento del bien y del mal, la fuente de la muerte. El amor espiritual (no carnal), el cual es una expresión de la vida como se describe en 1 Corintios 13, edifica; viene del árbol de la vida, la fuente de la vida. El conocimiento pertenece al árbol del conocimiento, y la vida pertenece al árbol de la vida.
En 2 Timoteo 4:3 dice: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana enseñanza, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”. La enseñanza proviene del conocimiento, pero “sana” implica la vida. Todo lo sano está relacionado con la salud de la vida. Lo que necesitamos no es simplemente la enseñanza, sino la sana enseñanza. Lo que enseña uno puede ser muy fundamental pero aún así es muerte. Necesitamos la sana enseñanza, la que tiene la vida.
Según 2 Timoteo 4:3 los que no soportan la sana enseñanza conforme a sus propias concupiscencias “se amontonarán maestros” que alivian el “comezón de oír”. Estos no pueden soportar la sana enseñanza, sino que se amontonan maestros porque tienen un comezón de oír, tienen oídos que buscan las palabras agradables para su propio placer.
En 1964 cierto grupo cristiano me invitó a estar con ellos en San Diego, y el que era responsable en ese grupo levantó un letrero que llamaba a la gente a ir a escuchar a Witness Lee. Cuando vi ese letrero, le dije al que era responsable que lo quitara. De otro modo, no podría hablar. Algunos cristianos asisten a muchas conferencias, pero no hay cambio en sus vidas. Estos están adictos a escuchar los oradores buenos. Tienen comezón de oír, y estos oradores buenos llegan a ser para ellos una droga. Oyeron muchas enseñanzas pero la vida diaria permaneció igual. Sólo se amontonaron maestros que aliviaban el comezón de oír.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.