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Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7182-7
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X. LOS LÍMITES ENTRE
LA IGLESIA Y LAS DENOMINACIONES

La distinción entre la iglesia y las denominaciones es también otro tema muy amplio. Simplemente les diré esto con franqueza: en el cristianismo hay unas cuantas cosas que pueden darnos dolores de cabeza. Una de ellas es la afirmación de que todas las iglesias son más o menos lo mismo. En algunos lugares incluso los ancianos de la iglesia dicen esto. Cada vez que escucho esto, les digo sin rodeos a estos hermanos: “Si todas las iglesias son más o menos lo mismo, ¿por qué vino usted aquí para ser un anciano?”. Ellos quizá digan: “Porque ésa fue la dirección del Señor, y también fue algo dispuesto por los hermanos. Yo no pude negarme. Pero para mí todas las iglesias son más o menos lo mismo”. ¡Oh, hermanos, un anciano jamás puede decir que todas las iglesias son “más o menos lo mismo”! Si la respuesta es sí, diga que sí; y si es no, diga que no; pero nunca diga que todas las iglesias son “más o menos lo mismo”. Si todas las iglesias fuesen más o menos lo mismo, no deberíamos empezar otro grupo para que se sume a tantos otros grupos que hay. Los ancianos entre nosotros que asumen la responsabilidad en las diversas iglesias locales deben decir que la diferencia es muy vasta. ¿Qué es una iglesia, y qué es una denominación? Éste es un límite de crucial importancia.

A algunos les resulta muy difícil aceptar estas palabras. Cuando oyen esto, se sienten muy incómodos. Pero quisiera decirles humildemente a los hermanos y hermanas que todos los que encuentran difícil oír estas palabras son los que sufren pérdida. Si usted no puede ver la diferencia entre la iglesia y las denominaciones, usted mismo será el primero en sufrir. El sufrimiento de la iglesia será secundario.

No podemos decir jamás que una denominación sea la iglesia. Lo único que sí podemos decir es que dentro de esas denominaciones están nuestros hermanos y hermanas, y personas que son parte de la iglesia. Ellos son elementos de la iglesia; son miembros del Cuerpo de Cristo. Pero no podemos decir que una denominación sea la iglesia. De lo contrario, usted encontrará extremadamente difícil tomar la delantera en la iglesia. Espero que todos los hermanos responsables en todas las iglesias locales tengan claro este asunto. También espero que ninguno que esté confundido en cuanto a esto sea nombrado anciano, porque esto causará dificultades en la administración en el futuro. Podemos afirmar que este asunto da origen a muchísimos problemas. A fin de administrar la iglesia, debemos ver aquí una distinción. Hoy en día todos podemos ver la diferencia entre la Iglesia Católica y las iglesias protestantes, pero no debemos detenernos ahí. Además de esto, debemos ver la diferencia que existe entre las diversas denominaciones y las iglesias que el Señor ha establecido en cada localidad de la tierra. Debemos tener muy claro el límite en cuanto a este asunto, o evitar hablar de la administración de la iglesia.

XI. LOS LÍMITES EN CUANTO A LA VERDAD

Aún nos queda por conocer otro límite, el límite en cuanto a la verdad. El asunto de los límites está absolutamente relacionado con el conocimiento. Los ancianos deben tener un buen conocimiento de la verdad. Ellos deben ser capaces de trazar el límite de cada una de las verdades. De ese modo, les será muy fácil identificar las herejías y las enseñanzas erróneas.

Los hermanos responsables de la administración en la iglesia no necesariamente necesitan usar todas las verdades, pero sí necesitan conocerlas. Es como la búsqueda del conocimiento: ciertos conocimientos han de aplicarse, mientras que otros han de usarse en un tiempo posterior. Lo mismo se aplica al entendimiento de la verdad. Lo que usamos diariamente para impartir un suministro a los hermanos y hermanas y para aplicar en la iglesia puede consistir en solamente unos pocos asuntos muy prácticos y espirituales que están llenos de vida; es posible que no necesitemos usar los otros asuntos de la misma manera. Sin embargo, aún tenemos que conocerlos y debemos guardarlos para un uso posterior.

Sabemos que nada de lo que Dios ha creado es sencillo. El hombre, por supuesto, no es nada sencillo, puesto que externamente se compone de piel y carne, e internamente, de músculos y huesos. Además, están los órganos internos, como el corazón y los pulmones, y muchos otros órganos. Incluso una sandía es compleja. Cuando comemos sandía, no necesariamente nos comemos toda la sandía. No nos comemos la cáscara, ni las semillas ni las partes fibrosas. Sin embargo, la sandía aún necesita estas cosas; sin las semillas y la cáscara, la pulpa no podría crecer. Pero lo que es útil es únicamente la pulpa de la sandía. Los ancianos deben conocer la verdad de la misma manera. Ellos deben conocer la verdad en todos sus aspectos. Aunque sólo usen ciertos aspectos de la verdad y no usen mucho los demás aspectos, con todo, deben retenerlos. Estos últimos aspectos serán de ayuda y salvaguarda a nuestra aplicación. Por lo tanto, todos los que administran la iglesia deben conocer la verdad en sus diversos aspectos.

Clasificar es un requisito básico para conocer cualquier asunto o para conocer las verdades. Independientemente de qué asunto o verdad deseemos conocer, debemos primero clasificarlo. Usted quizás no entienda algo al comienzo, pero una vez que lo clasifica, llega a entenderlo claramente. Por ejemplo, supongamos que alguien da un mensaje hoy. ¿Cómo clasificaría dicho mensaje? Una vez que lo clasifique, lo entenderá. Cuando usted realmente sepa clasificar la verdad, sabrá con certeza si un mensaje es útil para los hermanos y hermanas. Asimismo podrá decidir si un mensaje puede ser aceptado o no. Por consiguiente, esto está absolutamente relacionado con la administración de la iglesia.

Si los ancianos no pueden trazar la línea en cuanto a la verdad, pondrán a la iglesia en peligro cuando ella reciba el suministro del ministerio de la Palabra. Por supuesto, en un lugar tan pequeño como el que tenemos hoy en Taiwán, todos están en comunión unos con otros, y la situación es más fácil de manejar. Pero en otros lugares, sería muy difícil. Cuando todos están separados unos de otros por enormes distancias, y cada lugar tiene que asumir la responsabilidad por sí mismo, ¿cómo debe decidir la iglesia qué ministerio de la Palabra y qué ministros de la Palabra debe recibir? Para ello es necesario que los ancianos sepan trazar los límites en cuanto a la verdad. Usted no puede decir: “Puesto que él es un predicador y lo que dice se basa en las Escrituras, podemos aceptarlo”. No. Ustedes deben clasificar lo que él predica y trazar el límite en cuanto a ello. Deben determinar la categoría a la que pertenece su mensaje, y definir los límites. Si ustedes pueden trazar los límites y categorizar de esta manera, de inmediato podrán darse cuenta si el mensaje representa un riesgo o si será de ayuda. Esto será una gran salvaguardia para la iglesia que ustedes administran.

En algunos lugares la condición de la iglesia me aflige en gran manera. La razón es que los hermanos responsables no saben cómo trazar los límites en cuanto a la verdad y no clasifican la verdad. Así que la iglesia descuidadamente invita a personas a que prediquen y enseñen. El resultado es una completa confusión, destrucción y división. Éstas son grandes consideraciones en la administración de los ancianos.


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