Información del libro

Comer al Señorpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1365-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 4 Sección 4 de 4

DEUTERONOMIO: EL DESEO DE DIOS
ES QUE EL HOMBRE COMA
EL PRODUCTO DE LA TIERRA

En el libro de Deuteronomio, vemos todo tipo de productos como diversas ofrendas que el pueblo de Israel traía a Dios. Estos productos tipifican a Cristo. Aunque las ofrendas se ofrecen a Dios, se convierten en nuestra comida. Ofrecemos a Dios estos productos, pero también llegan a ser nuestro alimento. Así que comemos lo que traemos como ofrenda.

En esta etapa, lo que disfrutamos no es sólo el cordero sino también la fiesta, en la cual tenemos bueyes, ovejas, tórtolas, grano, vino fresco y una gran variedad de primicias. Tenemos un rico banquete que incluye plantas y animales. Además, comemos este banquete siete días, no uno solo. Comemos durante los siete días de la fiesta.

Hoy comemos a Cristo no sólo como el árbol de la vida y como el Cordero, sino también como la fiesta. Guardamos la fiesta de Cristo. En cada reunión de la iglesia guardamos la fiesta y comemos a Cristo. ¡Venid y celebrad la fiesta! ¡Venid y comed a Cristo!

APOCALIPSIS: EL DESEO DE DIOS SIGUE SIENDO
QUE EL HOMBRE COMA DEL ARBOL DE LA VIDA

Por último, al final de Apocalipsis vemos la Nueva Jerusalén, la cual tiene un río y el árbol de vida que crece a ambos lados del río. Hay un versículo en el último capítulo de Apocalipsis que dice: “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por la puertas en la ciudad” (v. 14). Vemos, entonces, que nuestro destino es comer y beber al Señor, ya que Dios así lo dispuso. El ordenó nuestro destino. No debemos elegir lo que a nosotros nos parece.

Aun antes de la fundación del mundo, Dios determinó que nuestro destino y nuestro futuro sería comer al Señor diariamente. ¿Qué deben hacer los creyentes? ¡Comer al Señor! ¿Qué clase de creyentes debemos ser? Debemos ser creyentes que comen al Señor. ¿Qué clase de iglesia hemos de ser? Una iglesia que come al Señor. Los creyentes son personas que comen al Señor. En esto consiste el recobro del Señor. ¿Qué está recobrando el Señor? El está recobrando la práctica de comerle. La cristiandad, en general, perdió esto, y dejó de ver el hecho de que los creyentes tienen derecho a comer al Señor. Esto es lo que el Señor está recobrando en la actualidad.

Bienaventurados los que lavan sus ropas, porque ellos tienen derecho al árbol de la vida. No dice que tienen derecho a adorar ni a servir, sino a comer. Ultimamente cuando se reúne la iglesia en Los Angeles, los asientos no están ordenados en hileras, sino en numerosos círculos pequeños. Oí que planeaban tener muchas mesas, a fin de sentarse juntos y disfrutar el banquete. Esto tiene mucho significado. Miren cómo están organizadas las bancas en este salón. Cuando los hermanos y las hermanas se reúnen ocupan las bancas, fila por fila, da la impresión de que estuvieran en “el culto dominical de adoración”. Cuando ustedes se sientan de esta forma, reina la atmósfera de un “culto dominical de adoración”. No piensen que la distribución de los asientos no merece nuestra atención. Cuando todos se sientan tan ordenadamente, predomina el sabor de la religión, y se pierde la atmósfera de banquete. Pero si distribuimos los asientos en pequeños círculos de cinco o seis, tendremos un ambiente de banquete.

LA MANERA DE COMER

Si el Señor a quien comemos es el Espíritu, ¿qué órgano debemos utilizar para comerle? Debemos usar nuestro espíritu. El Señor es el Espíritu; así que debemos usar nuestro espíritu para comerle. ¿Cómo le comemos? Lo hacemos invocándole: “¡Oh, Señor! ¡Oh, Señor!” Invocar al Señor equivale a comerle. La Biblia dice explícitamente que el Señor es nuestro alimento y que debemos comerle. El, como Espíritu, es nuestra comida, y el órgano con el cual le ingerimos es nuestro espíritu. Además, la manera de comerle es invocar Su nombre. Invocar al Señor es comerle.

Algunos tal vez digan que nosotros no celebramos el culto dominical de adoración con aclamación e invocación. Tienen toda la razón. A nosotros no nos interesa ningún tipo de culto dominical; nos reunimos para comer al Señor. ¿Cómo lo hacemos? Invocando Su nombre. Uno puede ser refinado en muchas reuniones, pero no cuando se trata de comer. Tal vez piensen que invocar al Señor no es algo muy refinado, pero yo sé que es agradable y dulce, pues lo he saboreado. Agradecemos y alabamos al Señor porque El está recobrando esto hoy. ¿Qué está recobrando el Señor en la actualidad? ¡Que debemos comerle a El! ¡Aleluya!


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