Economía neotestamentaria de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-252-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Debemos ver que Jesucristo era el Dios-hombre Triuno. El no era solamente el Dios-hombre, sino también el Dios-hombre Triuno. Los constituyentes de este Dios-hombre eran el Padre, el Hijo, el Espíritu y el Hombre Jesús. El era el Padre-Hijo-Espíritu-hombre. Este Hombre Jesús, quien fue comparado con un grano de trigo, era la corporificación de Dios el Padre, de Dios el Hijo y de Dios el Espíritu. Cuando se le dio muerte al Hombre Jesús, el Padre, el Hijo y el Espíritu con este Hombre resucitaron de la muerte. El Hombre Jesús era la cáscara del grano y dentro de este Hombre, esta cáscara, estaban el Padre, el Hijo y el Espíritu. Mientras estaba muriendo, el Padre, el Hijo y el Espíritu estaban creciendo a fin de resucitar. ¿Qué puede restringir al Padre, al Hijo y al Espíritu? ¿Qué puede reprimir al Padre, al Hijo y al Espíritu? ¡Nada! ¡Aleluya! Este Dios-hombre Triuno maravilloso murió en la cruz y resucitó.
Después de esta comunión, puede ser que alguien pregunte cómo podría Dios morir. En realidad, Dios no hizo más que pasar por la muerte. Hablando científicamente, ninguno de nosotros morirá. Lo que muere es solamente nuestro cuerpo. Nuestro espíritu y nuestra alma nunca mueren. Cuando yo muero, esto no quiere decir que todo mi ser muere. Significa que sólo una de mis tres partes muere. Después de que muera nuestro cuerpo, nuestro espíritu y nuestra alma irán al Paraíso para esperar la resurrección de nuestro cuerpo. Aun cuando los incrédulos mueren, su cuerpo muere y su espíritu y su alma van al Hades. Lucas 16 muestra que en el caso del hombre pobre Lázaro y el hombre rico, sus cuerpos murieron pero sus espíritus y sus almas fueron al Hades (vs. 22-26). En el Hades hay dos secciones: una sección agradable que es llamada el Paraíso y una sección de tormento. Esta sección de tormento es como una cárcel donde se retiene a criminales temporalmente.
Cuando Cristo murió en la cruz, la parte de El que murió fue Su cuerpo humano. La esencia divina no estaba en Su cuerpo sino en Su espíritu. Cuando fue crucificado en la cruz, su ser entero sufrió la muerte, pero solamente Su cuerpo murió y no Su espíritu. Su espíritu sólo sufrió la muerte y pasó por ella. Hablando con propiedad, Su espíritu nunca murió. Primera Pedro 3:18 dice: “Porque también Cristo murió una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”. El fue muerto en Su carne, en Su cuerpo, pero fue vivificado en Su espíritu.
Cuando Cristo estaba muriendo en la cruz, le daban muerte no en Su ser entero, sino solamente en Su carne. ¡En Su espíritu fue vivificado! El hombre le dio muerte en Su carne pero cuando los soldados romanos le daban muerte en Su carne, ¡el Dios Triuno estaba vivificando a Jesús en Su espíritu!
Primera Pedro 3:19-20 nos dice que inmediatamente después de la muerte de Su cuerpo, Cristo estaba fuerte y activo en Su espíritu y fue a proclamar Su victoria a aquellos desobedientes de los tiempos de Noé. “En espíritu” (v. 18) no se refiere al Espíritu Santo, sino al espíritu que es la naturaleza espiritual de Cristo (Mr. 2:8; Lc. 23:46). La mayoría de las versiones inglesas escriben con mayúscula la palabra “espíritu” en el versículo 18. Según estas versiones, cuando Cristo murió, fue muerto en la carne, pero fue vivificado por el Espíritu Santo. Si interpretamos el espíritu en el versículo 18 como el Espíritu Santo, esto plantea un problema porque los versículos siguientes nos dicen que después de que El murió, Cristo en el espíritu fue a proclamar algo a los espíritus encarcelados, a los que en otro tiempo eran desobedientes en los días de Noé. Durante todos los siglos, gran maestros de diferentes escuelas han tenido interpretaciones diversas de estos versículos. La interpretación más aceptable de estos versículos conforme a las Escrituras es la siguiente:
Aquí los espíritus no se refieren a los espíritus incorpóreos de los seres humanos muertos, retenidos en el Hades, sino a los ángeles (los ángeles son espíritus, He. 1:14) que cayeron por desobedecer en los tiempos de Noé (v. 20, y el Estudio-vida de Génesis mensaje 27, páginas 373-374) y están encarcelados en fosas de obscuridad en espera del juicio del gran día (2 P. 2:4-5; Jud. 6). Cristo, después de morir en la carne, fue en Su Espíritu vivo (probablemente fue a los abismos, Ro. 10:7) a estos ángeles rebeldes para proclamar, quizás, la victoria que Dios obtuvo mediante Su encarnación en Cristo y la muerte de Cristo en la carne, una victoria sobre las estratagemas de Satanás cuyo fin era trastornar el plan divino (1 P. 3:19, nota 3, Versión Recobro).
Basado en esta interpretación, me di cuenta de que el espíritu en el versículo 18 no se refiere al Espíritu Santo. Se refiere al espíritu de Cristo, en el cual estaba el Espíritu como Su divinidad. Mientras Cristo era crucificado en la cruz, los soldados romanos le daban muerte en Su carne, y el Dios Triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, estaba vivificándole, fortaleciéndole y dándole poder en Su espíritu. En la concepción de Cristo, en el vivir humano de Cristo y en la muerte de Cristo, el Dios Triuno participó totalmente. El Señor tiene que concedemos una visión clara de cómo el Dios Triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, tenía todo que ver no sólo con la concepción de Cristo y Su vivir humano en esta tierra, sino también con Su muerte. Aquel que estaba muriendo en la cruz era el Dios-hombre Triuno. El Padre, el Hijo y el Espíritu pasaron por la muerte del Hombre Jesús en la cruz.
La crucifixión sólo dio muerte a Cristo en Su carne, la cual El recibió por la encarnación (Jn. 1:14), y no en Su espíritu. Su espíritu no murió en la cruz cuando Su carne murió; Su espíritu, más bien, fue vivificado, avivado con nuevo poder de vida, para que en este espíritu habilitado El hiciera una proclamación a los ángeles caídos después de Su muerte en la carne y antes de Su resurrección. La muerte nunca reprimió al Señor Jesús en Su espíritu. La muerte sólo reprimió Su cuerpo.
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