Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6926-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Damos gracias al Señor por habernos mostrado que la edificación está ocurriendo hoy. Más aún, Él también nos ha mostrado la manera en que obtenemos el edificio. Efesios 2:21 dice que todo el edificio va creciendo, y el siguiente versículo dice que estamos siendo juntamente edificados para morada de Dios. Así que, el crecimiento equivale a ser edificados, y ser edificados equivale a crecer. Esto nos muestra que la edificación apropiada de la iglesia es el crecimiento en la vida divina.
En Efesios 4 también encontramos el pensamiento del crecimiento. El versículo 13 habla de un hombre de plena madurez, y el versículo 15 dice que debemos asirnos a la verdad a fin de crecer en todo en Aquel que es la Cabeza, Cristo. Además, el versículo 16 habla del crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor. Incluso el versículo 14 conlleva el pensamiento del crecimiento, pues dice que ya no debemos ser niños que son sacudidos. Dejar de ser niños equivale a experimentar un crecimiento apropiado. Por consiguiente, en Efesios 4:13-16 se encuentra el pensamiento del crecimiento en cada versículo. Según estos versículos, la edificación del Cuerpo se produce a través del crecimiento en vida.
En 1954 yo empecé a ministrar acerca de la edificación de la iglesia. Sin embargo, la luz que recibí en aquel tiempo no fue clara ni completa. Señalé que aunque casi a ninguno de los cristianos de hoy le interesa la edificación ni habla de ella, el Nuevo Testamento hace mucho hincapié en esto; por tanto, nosotros debíamos preocuparnos por la edificación. Luego, usando como ejemplo la construcción de un salón de reuniones, les dije a los santos que, al igual que los materiales usados en el edificio, ellos debían tener a alguien por encima de ellos, debajo de ellos, frente a ellos, detrás de ellos y a ambos lados. Les dije que tenían que fijarse en quién estaba a su lado, a fin de ser edificados con ellos. Di esta misma clase de mensajes en los Estados Unidos. Sin embargo, después de 1964 descubrí lo torpe que era hablar de la edificación de esta manera. Antes de esto, tanto en Manila como en Taipéi, yo podía jactarme de que sabía quién estaba encima de mí, debajo de mí y a mi lado. Sin embargo, después que vine a los Estados Unidos, me pareció muy torpe afirmar esto, porque me resultó difícil saber quién estaba a mi lado. Así pues, descubrí que este ejemplo no era acertado, porque sólo se aplica a los materiales de un edificio que es construido con materiales inertes. Una vez que estos materiales son puestos en el edificio, no se mueven. En cambio, nosotros somos materiales de edificación vivientes y constantemente nos movemos de un lugar a otro.
Consideremos el ejemplo de Aquila y Priscila. Tanto en Roma como en Efesios la iglesia se reunía en su casa. Debido a que Aquila y Priscila habían sido edificados, no había problema con ellos dondequiera que vivían. Este tipo de edificación es muy diferente de un edificio construido con materiales físicos. Nosotros no somos un edificio material, sino una casa viviente; somos personas vivientes que se mueven de un lugar a otro.
En todo el universo Dios tiene una sola morada. La edificación de esta morada empezó, a más tardar, el día de Pentecostés, y continúa llevándose a cabo. El proceso de edificación no concluirá cuando el Señor regrese, sino al final del milenio.
Conforme al Nuevo Testamento, desde el tiempo de Adán hasta el tiempo del milenio hay cuatro eras: la era de Adán, la era de la ley, la era de la gracia y la era del reino. La edificación de la iglesia ocurre durante la era de la gracia y la era del milenio. Empezó el día de Pentecostés, al comienzo de la era de la gracia, y concluirá al final de la era del reino. Después de esto vendrá la plenitud del tiempo con la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, el edificio de Dios estará terminado cuando vengan el cielo nuevo y la tierra nueva, los cuales aparecerán después del milenio. Aunque la Nueva Jerusalén viene al comienzo del milenio, su edificación completa, es decir, la culminación del edificio de Dios, no ocurrirá sino hasta cuando concluya el milenio.
A pesar de que la edificación continúa hoy en día, los cristianos en su mayoría no están preocupados por ella ni la desean; no la entienden ni hablan de ella. Sin embargo, la misericordia de Dios nos ha alcanzado, nuestros ojos han sido abiertos y, por ello, deseamos la edificación. Mi corazón siente una pesada carga por el edificio de Dios. Mi corazón ha estado centrado en este asunto desde 1954, y he escrito un buen número de himnos sobre este tema. Hoy muchos de nosotros han sido cautivados por la visión del edificio. Hemos visto que lo que el Señor desea hoy es la edificación. Sin ella, no habrá posibilidad alguna de que Él regrese.
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