Información del libro

Experiencia subjectiva que tenemos del Cristo que mora en nosotros, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9033-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 9 Sección 2 de 4

LA BATALLA ENTRE EL BIEN Y EL MAL

Sin embargo, después que el hombre cayó, el elemento maligno entró en el hombre e hizo que el hombre tuviese la naturaleza maligna. Por consiguiente, el hombre obtuvo una naturaleza corrupta que estaba en oposición a la bondad que había en él desde la creación. La comprensión de la naturaleza buena del hombre, la cual proviene de la creación, y la naturaleza maligna del hombre, la cual se introdujo después de la caída, dividió a los filósofos chinos en dos escuelas. Una escuela creía en la bondad innata del hombre, mientras que la otra escuela creía en su maldad innata. Es acertado decir que el hombre es bueno de manera innata; esto se refiere a la obra creadora de Dios. También es correcto decir que el hombre es malo de manera innata; esto se refiere a la caída del hombre. La bondad en el hombre es la obra creadora de Dios conforme a Su imagen. La bondad es parte de la naturaleza creada del hombre. Esta bondad incluye el amor, la luz, la santidad y la justicia. La totalidad del amor, la luz, la santidad y la justicia es la bondad. Amar a otros es bueno, ser sinceros y rectos es bueno, ser santos es bueno y ser justos es bueno. En cambio, ser despiadados, insinceros, impíos o injustos es maligno. Este mal tiene su origen en Satanás, el diablo.

Tenemos que saber con certeza que Dios nos creó con una bondad innata. A veces podríamos provocar a nuestros padres a ira, pero cuando nos tranquilizamos, tenemos un sentir genuino de que hemos sido injustos con ellos. A esto es lo que los chinos se refieren como el despertar de la conciencia de uno. Como otro ejemplo, un esposo podría tener un intercambio de palabras con su esposa en la mañana, pero en la noche él se siente arrepentido por su comportamiento. Esto también es la obra de la conciencia. Sabemos que el hombre está constituido de tres capas: la capa externa es el cuerpo, la capa más interna es el espíritu, y la capa del medio es el alma. Dentro del hombre de tres capas, el espíritu que está en lo más interno incluye la intuición, la comunión y la conciencia. La conciencia es la benevolencia natural, la “virtud resplandeciente” a la cual Confucio se refiere.

Según la obra creadora de Dios, el hombre tiene una vida que es buena. Por ejemplo, cada vez que usted ayuda a alguien, usted se siente contento y glorioso. Sin embargo, si por ejemplo usted se aprovecha de otros al poner las pertenencias de ellos a escondidas en su bolsillo, quizás usted piense que eso es lucrativo, pero en su interior hay un sentir de deshonra y culpa. Dios nos creó con una bondad innata. Por lo tanto, no le preste demasiada atención a la hermosura en su apariencia. Nuestra apariencia no tiene mucho valor. Como dicen los chinos, la virtud sobrepasa la belleza. El hombre fue creado a imagen de Dios; esto se refiere a la virtud. Esta virtud incluye una mente apropiada, una parte emotiva saludable y una voluntad fuerte, las cuales se manifiestan por medio del amor, la luz, la santidad y la justicia.

EL SEÑOR JESÚS ES LA EXPRESIÓN
DEL AMOR, LA LUZ, LA SANTIDAD Y LA JUSTICIA

Un día Dios, el Creador del universo, se hizo carne. Él fue concebido en el vientre de una virgen por el Espíritu Santo y nació para ser un hombre, cuyo nombre era Jesús. La Biblia nos dice que todos los elementos de Dios estaban en este hombre, Jesús. Toda la plenitud de la Deidad habitaba corporalmente en Jesucristo (Col. 2:9). A la edad de treinta años, Él salió para predicar. Todo lo que Él era y todo lo que hacía, cada movimiento y cada acción, manifestaba plenamente la sabiduría de Su mente, la riqueza de Sus emociones y la fuerza de Su voluntad. Él era extremadamente sobrio en Su mente y muy rico en Sus emociones. En al menos dos ocasiones en la Biblia, se registra que Él lloró (Jn. 11:35; Lc. 19:41). Además, Él tenía una voluntad muy resuelta. Cuando Él fue a Jerusalén para sufrir la muerte, aunque muchos estaban en descuerdo con Él y le aconsejaron que no fuera, nadie pudo detener Su ida. Con Su rostro firme como piedra, Él fue audazmente a Jerusalén (9:51) y fue a la cruz para derramar Su sangre y morir por nosotros. Su voluntad era extremadamente firme. Él es Dios, quien tiene pensamientos, propósito y emociones. Él llevó una vida que estaba llena de amor, luz, santidad y justicia. La vida que Él llevó en la tierra era la expresión del amor, la luz, la santidad y la justicia.

Los cuatro Evangelios constituyen la biografía del Señor Jesús en cuatro aspectos. En el mundo hay muchas biografías de hombres de renombre, pero no hay ninguna tan inspiradora y conmovedora como la biografía del Señor Jesús que se relata en los Evangelios. Incontables personas han sido conmovidas al punto de derramar lágrimas e incluso han orado al Señor después de leer los cuatro Evangelios. Un filósofo francés de renombre dijo que si el Señor Jesús en los Evangelios era una falsificación, entonces quien falsificó dicho relato está cualificado para ser Jesús. Esta declaración es muy razonable. Las historias halladas en los Evangelios son tan maravillosas y las palabras son tan misteriosas; de hecho, es imposible que sean palabras de hombres. El Señor Jesús no es un personaje histórico ordinario; Él es Dios encarnado para ser un hombre, y todo lo que Dios es habita en Él. Dios es considerado, y el Señor Jesús también lo es. Dios es rico en emociones, y el Señor Jesús también lo es. Dios es resuelto con una fuerte voluntad, y el Señor Jesús también lo es. Dios es amor, luz, santidad y justicia. El Señor Jesús es la corporificación misma de estos cuatro ítems en todo lo que Él era y todo lo que hizo, en cada palabra y en cada acción.

En Filipenses, un libro que trata acerca de la experiencia que tenemos de Cristo, Pablo dijo que en cualquier circunstancia, sea por vida o por muerte, Cristo sería magnificado en su cuerpo (1:20). Lo que Pablo quiso decir es que en su cuerpo, los pensamientos de sabiduría, las ricas emociones y la voluntad firme de Cristo, así como el amor, la luz, la santidad y la justicia de Cristo serían magnificados. Independientemente del grado de persecución e independientemente de las circunstancias, lo que Pablo y otros apóstoles vivieron y manifestaron fueron pensamientos de sabiduría, emociones ricas y una voluntad firme, así como amor, luz, santidad y justicia. Éste es el significado de que Cristo fuese magnificado en el cuerpo de Pablo.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top