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Iglesia como el Cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4182-0
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CAPÍTULO SIETE

LA PLENITUD DE AQUEL
QUE TODO LO LLENA EN TODO

Lectura bíblica: Ef. 1:22-23; 4:12-13

LA IGLESIA ES LA PLENITUD DE CRISTO

Efesios 1:22-23 dice: “La iglesia, la cual es Su Cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo”. Juan 1:16 dice: “Porque de Su plenitud recibimos todos”. La palabra traducida “plenitud” en estos dos versículos es la misma palabra griega. Puesto que la iglesia es la plenitud de Cristo, ella puede ser el Cuerpo de Cristo. Efesios 4:12-13 dice: “A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre de plena madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. En este versículo la palabra plenitud se usa en relación con la plenitud de Cristo y es la misma palabra griega traducida “plenitud” en Juan 1.

Estos versículos muestran que Efesios habla acerca de la plenitud de Cristo en dos ocasiones: al final del capítulo 1, donde se nos dice que la iglesia es la plenitud de Cristo, y en 4:13, donde se nos dice que la iglesia crece al punto de alcanzar la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. La plenitud de Cristo tiene una estatura.

SER ARRAIGADOS Y CIMENTADOS EN AMOR,
A FIN DE COMPRENDER CON TODOS LOS SANTOS
LO QUE ES LA ANCHURA,
LA LONGITUD, LA ALTURA Y LA PROFUNDIDAD

Efesios 3:17 dice: “Para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe”. Las palabras hacer hogar y corazón son muy enfáticas. En todo el Nuevo Testamento, únicamente Efesios 3 nos muestra claramente que el Señor está haciendo Su hogar en nuestros corazones; no nos dice que el Señor “está en nuestros corazones”, sino que Él está haciendo Su hogar en nuestros corazones. El versículo 17 continúa diciendo que nosotros somos “arraigados y cimentados en amor”. Nuestro amor y nuestros corazones no tienen mucho valor; por consiguiente, debemos ser arraigados y cimentados en Su amor, a fin de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y conozcamos el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento (vs. 17-19).

LA ANCHURA, LA LONGITUD, LA ALTURA
Y LA PROFUNDIDAD SON CRISTO MISMO

En el universo existe la anchura, la longitud, la altura y la profundidad; sin embargo, al hombre le resulta difícil describirlas. Exactamente, ¿qué tan ancha es la anchura? ¿Qué tan larga es la longitud? ¿Qué tan alta es la altura? ¿Qué tan profunda es la profundidad? No podemos definir esto. Sin embargo, cuando el apóstol describe la plenitud de Cristo, lo hace empleando estas cuatro palabras inconmensurables. ¿Qué es la longitud? La longitud es Cristo. ¿Qué es la anchura? La anchura es Cristo. ¿Qué es la altura? La altura es Cristo. ¿Qué es la profundidad? La profundidad es Cristo. El amor en el cual estamos siendo arraigados y cimentados (v. 17) es Dios y Cristo; y la anchura, la longitud, la altura y la profundidad mencionadas en el versículo 18 también son Dios y Cristo. Por esta razón, el versículo 19 nos habla del “amor de Cristo, que excede a todo conocimiento”. Podemos afirmar que el amor de Cristo mencionado en el versículo 19 es el mismo amor del cual se habla en la frase arraigados y cimentados en amor, mencionada en el versículo 17. También podemos afirmar que el amor de Cristo es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, porque el amor de Cristo es Dios, así como Cristo mismo es Dios. El resultado de la anchura, la longitud, la altura y la profundidad es que nosotros seamos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.

LA PLENITUD DE DIOS

En Efesios 3:17-19 encontramos cuatro asuntos: el amor en el versículo 17, la anchura, la longitud, la altura y la profundidad en el versículo 18, el amor de Cristo que excede a todo conocimiento y toda la plenitud de Dios en el versículo 19. Los primeros tres asuntos dan por resultado el cuarto, la plenitud de Dios. El amor es el amor de Cristo, y el amor de Cristo es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del universo. Esto es una expresión figurativa. ¿Cuál es la anchura del universo? Es el amor de Cristo. ¿Cuál es la longitud del universo? Es el amor de Cristo. ¿Cuál es la altura del universo? Es el amor de Cristo. ¿Cuál es la profundidad del universo? Es el amor de Cristo. Cuando este amor nos llene interiormente, seremos arraigados y cimentados en amor. Cuando esto suceda, Cristo, la corporificación del amor, hará Su hogar en nuestros corazones. El resultado final de esto es que nosotros seremos llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.


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