Información del libro

Diez 'unos' extremadamente cruciales para la edificación del Cuerpo de Cristo, Lospor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-951-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 6 Sección 2 de 3

CRISTO EN LA EDAD DE LA IGLESIA

Cristo es el Pastor del rebaño de Dios, la puerta que les permite salir del judaísmo, y el pasto del cual pueden alimentarse (Jn. 10:11, 14, 16, 9). El es la resurrección, la vida, el camino y la realidad (Jn. 11:25; 14:6). Es el Novio que tiene la novia (Jn. 3:29a).

Cristo es el poder de Dios y la sabiduría para Sus creyentes de parte de Dios, la cual consta de justicia, santificación y redención (1 Co. 1:30). El es la Pascua para que los creyentes puedan pasar por el juicio de Dios (1 Co. 5:7). Es el alimento espiritual y la roca espiritual de la cual fluye el agua viva para el pueblo de Dios (1 Co. 10:3-4; Jn. 6:35; 4:10, 14). Es el Cuerpo (1 Co. 12:12) y todos los miembros del Cuerpo, el nuevo hombre (Col. 3:10-11). Ya que El es todos los miembros del Cuerpo, todos nosotros somos Cristo. Debemos declarar que no sólo somos miembros de Cristo, sino también Cristo. Cristo es las primicias, el segundo hombre y el postrer Adán (1 Co. 15:20, 23, 47, 45). El es el primero, el segundo, el último y todos los demás ordinales.

Cristo es el Primogénito de entre los muertos, nacido para ser la Cabeza del Cuerpo (Col. 1:18). El fue el Primogénito de toda criatura, parte de la primera creación. Ahora es el Primogénito de entre los muertos como Cabeza del Cuerpo en la nueva creación. Es la porción que Dios asignó a los santos (Col. 1:12), la cual es tipificada por las porciones de la buena tierra que Dios asignó al pueblo de Israel. Hoy El es el cuerpo (la realidad) de todo lo positivo para el pueblo de Dios (Col. 2:16-17). Es la fiesta, la luna nueva y el sábado de reposo verdaderos. El lo es todo. Todo lo contenido en el Antiguo Testamento eran sombras, y El es el cuerpo, la realidad, de todas aquellas sombras. El es la vida de Sus creyentes y Aquel a quien ellos viven y magnifican (Col. 3:4; Fil. 1:20-21).

Cristo es el Cordero que cumple la obra redentora de Dios y el León que pelea por el reino de Dios (Ap. 5:5-6). En cuanto a la redención, El es el Cordero. En cuanto al reino, es el León que combate, el León de la tribu de Judá. El también es el que abre los sellos de los secretos de esta edad (Ap. 5:5). Esto incluye el contenido del libro de Apocalipsis. Cristo también es la esperanza de gloria para Sus creyentes (Col. 1:27).

CRISTO EN SU SEGUNDA VENIDA

Al final de la edad de la iglesia, después de cuidar a la iglesia en tantos aspectos, El vendrá. En primer lugar, aparecerá como la estrella de la mañana en secreto a los vencedores, antes de regresar a la tierra (Ap. 2:28). En la madrugada, antes de que la mayoría de la gente se despierte, aparece el lucero matutino. Muy pocos verán a Cristo como el lucero de la mañana. El también es el Sol de justicia que trae sanidad en Sus alas, el cual se aparecerá al mundo (Mal. 4:2).

Las riquezas que dispensa en Sus santos son inescrutables (Ef. 3:8). En la edad de la iglesia El imparte Sus riquezas a los creyentes, las cuales son inescrutables e insondables.

Cristo es el Salvador que regresará para transfigurar a Sus creyentes (Fil. 3:21). El cambiará la forma de nuestro cuerpo; a esta transfiguración se le llama la redención de nuestro cuerpo (Ro. 8:23). Cristo regeneró nuestro espíritu. Ahora está transformando nuestra alma, conformándola a Su imagen. También esperamos hasta que regrese para que redima nuestro cuerpo, y lo transforme del bajo nivel en el que está, al nivel más elevado, el de Su cuerpo, un cuerpo glorioso. Entonces todo nuestro ser será salvo. Cuando yo era joven, algunos me preguntaban: “¿Es usted salvo?” Yo no sabía qué responder. Más adelante, me di cuenta de que podía decir: “Fui salvo en mi espíritu; ahora estoy siendo salvo en mi alma; y seré salvo en mi cuerpo”. ¡Aleluya, por esta salvación triple, la de nuestro espíritu, nuestra alma y nuestro cuerpo!

Pedro habla de la salvación del alma, es decir, la de ser salvos mediante la transformación (1 P. 1:9). Nuestra transformación es la salvación del alma en plena marcha. Cuando maduremos, seremos completamente salvos en nuestra alma. La única manera de ser transformados en nuestra alma es ser crucificados. Tenemos que ser conformados a la muerte de Cristo (Fil. 3:10). Cuando se complete este proceso, seremos salvos en nuestra alma y sólo esperaremos la salvación de nuestro cuerpo.

Cristo juzgará a Sus creyentes para discernir cuáles de ellos deben recibir el galardón del reino y el disfrute del mismo durante mil años, y cuáles deben ser disciplinados en la edad del reino, perdiendo así el galardón del reino (2 Co. 5:10).

Cristo vendrá para casarse con los vencedores, que son Su novia en la edad milenaria (Ap. 19:7). Hoy estamos comprometidos con El pero no nos hemos casado. Cuando El salve nuestro cuerpo al final, cuando lo transforme, estaremos listos para casarnos con El. Leemos en Apocalipsis 19: “Su esposa se ha preparado” (v. 7). Cristo no puede casarse con nosotros porque no hemos sido totalmente salvos. El no se casará con una novia que tenga un cuerpo envejecido, que esté en la vieja creación lleno de pecado, muerte, debilidad y enfermedad. El sólo se podrá casar con nosotros cuando nos salve en nuestro cuerpo. Entonces seremos totalmente un nuevo hombre; seremos un nuevo hombre en nuestro espíritu, un nuevo hombre en nuestra alma y un nuevo hombre en nuestro cuerpo.

El Señor también vendrá a fin de vencer al anticristo y los ejércitos de éste (Ap. 19:19-21). Primero El viene a transfigurarnos; en segundo lugar, viene a casarse con nosotros; y en tercer lugar, viene a derrotar al anticristo. Como el Novio, el recién casado, El derrotará al anticristo. Cristo, el general, será el Novio, y Su ejército será Su esposa, Su novia corporativa, constituida de todos los vencedores. Debemos decirle al Señor: “Señor, deseo ser un vencedor. Entonces seré parte de la novia, como uno de los vencedores que junto contigo derrotan al anticristo”.

Cuando Cristo regrese, será recibido por el remanente de los judíos (Zac. 12:10; Ro. 11:26). El anticristo sitiará la ciudad de Jerusalén, peleará contra los judíos y los matará. Al mismo tiempo, el Mesías aparecerá. Por un lado, el Mesías derrotará al enemigo; por otro, el remanente de los judíos le verá, verá a Aquel a quien traspasaron, y ellos se arrepentirán. Cristo será recibido por ellos. Hoy la nación judía es una nación incrédula. Ellos no aceptan a Cristo. No creen que haya existido el Cristo que nosotros predicamos, como lo revela el Nuevo Testamento.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top