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Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
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V. CRISTO, EN QUIEN HABITA
TODA LA PLENITUD DE LA DEIDAD

Colosenses 1:19 dice que agradó a toda la plenitud habitar en Cristo. Este mismo pensamiento se repite en 2:9, donde Pablo dice: “Porque en El habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. En Cristo habita la plenitud tanto de la vieja creación como de la nueva. La plenitud no se refiere a las riquezas de Dios, sino a la expresión de dichas riquezas. La expresión de las riquezas de Dios mora en Cristo.

Muchos cristianos hablan acerca del Cristo que mora en los creyentes, sin estar conscientes de que el propio Cristo que mora en ellos es todo-inclusivo. Si les preguntáramos a algunos de ellos qué clase de Cristo vive en ellos, sólo dirían que Cristo es su Salvador y Redentor. Desde luego, esto no es incorrecto, pero es muy insuficiente. Cuando Pablo dice: “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (1:27), él se refiere a un Cristo muy rico, al Cristo que es nuestra buena tierra, la expresión del Dios invisible, el Primogénito tanto de la vieja creación como de la nueva, y Aquel en quien toda la plenitud se agradó en habitar. Ni siquiera estos aspectos describen plenamente todo lo que es Cristo. Éste es el Cristo que mora en nosotros como nuestra esperanza de gloria.

VI. CRISTO, EL MISTERIO DE LA ECONOMÍA DE DIOS

Muchos cristianos, incluso pastores y ministros cristianos, no saben cuál es el misterio de la economía de Dios. Algunos ni siquiera han oído esta expresión. El misterio de la economía de Dios es Cristo. El Cristo que mora en nosotros es el misterio de esta economía, una economía que está relacionada con la administración que Dios ejerce en el universo. ¡Cuán profundo es esto! Dios tiene una economía universal, cuyo centro o enfoque central es Cristo. Además, dicha economía es abstracta, profunda y misteriosa. El misterio de esta economía universal, su elemento indescriptible, es Cristo. Los colosenses eran muy insensatos al volverse de este Cristo al gnosticismo, al misticismo y al ascetismo. ¿Que necesidad tenían de filosofías cuando tenían al Cristo que es el misterio de la economía universal de Dios? ¡Cuánto necesitamos darnos cuenta de que el Cristo que es el misterio de la economía de Dios mora en nosotros!

VII. CRISTO, EL MISTERIO DE DIOS

En 2:2 Pablo habla del “pleno conocimiento del misterio de Dios, es decir, Cristo”. Como misterio de Dios, Cristo es la corporificación de Dios y también el Espíritu vivificante. Es fácil hablar de muchas otras cosas, pero es muy difícil hablar de Cristo como el misterio de Dios. Es como si nuestra mente fuera un pedazo de mármol, incapaz de absorber líquidos. Podemos escuchar muchos mensajes acerca del Cristo que es el misterio de Dios, sin llegar a entender lo que oímos. Hace muchos años, conocí a un hermano que le gustaba repetir la frase: “Cristo en mí, la esperanza de gloria”. Sin embargo, él tenía muy poco conocimiento de Cristo. A pesar de que le encantaba decir que Cristo moraba en él, realmente no conocía este aspecto de Cristo. No se percataba del hecho de que el Cristo que vivía en él era el misterio de Dios.

VIII. CRISTO, LA REALIDAD
DE TODAS LAS COSAS POSITIVAS

Colosenses 2:16 y 17 dicen: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o sábados, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; mas el cuerpo es de Cristo”. Estos versículos muestran que Cristo es la realidad de todas las cosas positivas. Él es el verdadero sol, aire, agua y alimento, y las verdaderas flores y los verdaderos árboles. Comparándolos con Cristo, todos los árboles no son más que sombras. Él es el verdadero manzano, la verdadera higuera, el verdadero olivo, el verdadero granado y la vid verdadera. De hecho, Él es el árbol de la vida. Él es también la realidad de todos los personajes positivos del Antiguo Testamento. Por ejemplo, Él es el Salomón mayor y el Jonás superior (Mt. 12:41-42).

Pablo, en esta epístola, les estaba diciendo a los colosenses que ellos se habían descarriado al apartarse del Cristo todo-inclusivo, para centrar su atención en la filosofía, las observancias y el culto a los ángeles. ¿Porqué debían ellos someterse a ordenanzas en cuanto a la comida, bebida, días de fiesta, la nueva luna o sábados, cuando todas éstas son sólo sombras de cosas espirituales en Cristo? Los colosenses no tenían ninguna necesidad de regresar a estas cosas porque tenían a Cristo, quien lo es todo.


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