Cristo como la realidadpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3063-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-3063-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Ahora llegamos al último punto. La ofrenda de paz es santa. Por consiguiente, la mesa del Señor es verdaderamente una comunión santa. Todos debemos ser santos; si estamos inmundos, seremos cortados de la comunión del Cuerpo. La ofrenda de paz era un tipo, y la comunión alrededor de la mesa del Señor es el cumplimiento de este tipo. En 1 Corintios 10 se nos dice que la mesa del Señor es el cumplimento del disfrute de la ofrenda de paz, y en el capítulo 5 del mismo libro, Pablo nos dice que todas las personas inmundas deben ser eliminadas de la comunión de la iglesia.
¿Quiénes son las personas inmundas? Pablo deja en claro que los primeros entre éstos son los fornicarios. Nada es tan sucio y abominable a los ojos de Dios como la fornicación. Ésta causa daño y confusión a la humanidad apropiada, y es verdaderamente inmunda a los ojos de Dios. Los que están involucrados en fornicación deben ser quitados de la comunión a menos que se arrepientan y regresen verdaderamente al Señor, aplicando Su sangre preciosa que los limpia de toda inmundicia. De otro modo, tales personas inmundas nunca deben tomar la mesa del Señor. Pablo es aún más enfático; él dice que no debemos estar en compañía de tales personas. Ciertamente, no nos agrada tener regulaciones externas, pero muchas veces cuando he venido a la mesa del Señor, he orado mucho para que el Señor cuide de Su mesa. Él es el único que conoce quiénes son verdaderamente inmundos. Pero todos somos responsables ante el Señor. No es algo insignificante el hecho de contaminar la mesa del Señor.
Todos debemos llevar este asunto delante del Señor con mucha seriedad. Si nos hemos involucrado en alguna clase de inmundicia, el Señor es misericordioso y lleno de gracia; Él está dispuesto a perdonar y a limpiarnos, pero necesitamos arrepentirnos. Necesitamos tornarnos al Señor para ser verdaderamente juzgados por Él y aplicar la sangre del Señor sobre nuestra inmundicia. De otro modo, seguiremos siendo inmundos. Si venimos a la mesa del Señor estando inmundos, no tendremos comunión internamente. En lo profundo de nuestro ser, en nuestro espíritu, ya hemos sido cortados, debido a que somos inmundos o hemos tocado algo inmundo o a que hay alguna inmundicia en nosotros. Nosotros mismos podemos estar limpios; mas la Palabra dice que si tocamos algo o a alguien inmundo, nos contaminamos. Por lo tanto, necesitamos arrepentirnos, confesar y aplicar la sangre del Señor. Cuando algunos hermanos y hermanas caen en fornicación, y nosotros conversamos con ellos al respecto detalladamente, nosotros también nos contaminamos. Entonces debemos someternos a una limpieza completa al aplicar la sangre del Señor.
Pablo dijo en 1 Corintios 10:21: “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios”. La palabra que se tradujo “demonios” en este versículo quiere decir diablos, demonios. No podemos participar de la mesa del Señor y al mismo tiempo de algo de los demonios.
Es tan bueno tener las reuniones de la iglesia como una fiesta en la que todos nosotros le podemos ofrecer algo a Dios. Pero hay otro aspecto que reviste mucha seriedad; a saber, nunca debemos venir a la mesa del Señor cuando estamos inmundos. Debemos ser lavados por la sangre del Señor y tener un arrepentimiento total, y ser cabalmente disciplinados por el Señor.
En 1 Corintios 5 Pablo habla de seis cosas que nos contaminan, y en el capítulo siguiente menciona de nuevo varias cosas inmundas. Él dice: “Esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados [...] en el nombre del Señor Jesucristo, y en el Espíritu de nuestro Dios (6:11). Muchos de nosotros éramos muy pecaminosos, pero ya hemos sido lavados; ya fuimos limpiados por Su sangre preciosa, en Su nombre poderoso y por Su Espíritu. Pero si todavía seguimos viviendo en alguna de estas cosas inmundas sin arrepentirnos de verdad y sin ser disciplinados por el Señor, entonces somos inmundos y no merecemos venir a la mesa del Señor. ¡Que el Señor tenga misericordia de todos nosotros!
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.