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Espíritu, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0257-9
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El poder necesario para asumir responsabilidad

Las cuatro especias agregadas al aceite constituyen un total de cinco elementos. El número cinco en la cantidad de los quinientos siclos y de los dos doscientos siclos denota responsabilidad y significa que como el Espíritu compuesto, el Espíritu es Aquel que lleva todas las responsabilidades. Sin esta unción que nos ungen, no seríamos aptos para realizar obra alguna por Dios, pues no sabríamos cómo asumir la responsabilidad necesaria en cuanto a las cosas de Dios. Sin embargo, al ser ungido por este Espíritu de la unción, somos hechos aptos para asumir cualquier responsabilidad en cuanto a los servicios que rendimos a Dios.

El Espíritu compuesto
tiene como función la unción

El Espíritu compuesto es la consumación del Dios Triuno procesado y compuesto, y su función es ungirnos con la santa unción. Todo lo relacionado con nuestra adoración de Dios, al servicio que le rendimos a Él, ha de ser ungido por este Espíritu compuesto. En el Antiguo Testamento se usaba el ungüento compuesto para ungir el tabernáculo junto con todos sus muebles, el altar con todos sus utensilios, la fuente con su base y también a los sacerdotes (Éx. 30:26-30). La función del aceite de la santa unción como ungüento compuesto consiste en santificar las cosas de Dios así como al hombre de Dios al separarlos de todo aquello que es común y hacerlos santos para el servicio de Dios.

El Nuevo Testamento usa la palabra unción. En 1 Juan 2:20 se nos dice que hemos recibido la unción y en el versículo 27 dice que esta unción nos enseña todas las cosas. En 2 Corintios 1:21 Pablo nos dijo que Dios es el que nos unge y el que nos adhiere a Cristo, el Ungido. Debido a que nos hemos adherido a Él, la unción de Cristo nos pertenece a nosotros y estamos bajo esta unción.

La unción es la operación que realiza el Espíritu compuesto en Su máxima consumación. El Espíritu compuesto obra en nuestro ser al ungirnos. Cuando somos ungidos con esta unción, todos los elementos de esta unción llegan a ser nuestra porción. Por ejemplo, podemos comparar la unción del ungüento con pintar. La pintura es un compuesto al igual que un ungüento. Al pintar un objeto, éste recibe todos los elementos que componen la pintura. Cuando somos ungidos, pintados, con el ungüento compuesto, todos los elementos de este ungüento son infundidos en nuestras partes internas. Esta unción nos unge diariamente.

EL ESPÍRITU MEZCLADO: EL ESPÍRITU DIVINO
SE MEZCLA CON NUESTRO ESPÍRITU HUMANO

El espíritu mezclado es el Espíritu divino que se mezcla con nuestro espíritu humano (Ro. 8:4-6, 16; 1 Co. 6:17). A los maestros de la Biblia les resulta difícil saber si en Romanos 8 Pablo hablaba del Espíritu divino o del espíritu humano. En realidad, Pablo se refiere al espíritu mezclado. Al instarnos a andar conforme al espíritu en Romanos 8:4 y a tener la mente puesta en el espíritu en el versículo 6, Pablo estaba refiriéndose al espíritu mezclado. Para representar el espíritu mezclado, escribiremos una “e” minúscula dentro de una “E” mayúscula. Romanos 8:16 declara que el Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu; estos dos espíritus operan como uno solo. En 1 Corintios 6:17 se nos dice que el que se une al Señor, es un solo espíritu. ¡Cuán maravilloso es que podemos ser un solo espíritu con el Señor! Nos hemos unido al Señor, quien es el Espíritu, y somos un solo espíritu con Él.

LOS SIETE ESPÍRITUS: EL ESPÍRITU
SIETE VECES INTENSIFICADO, ESTÁ TIPIFICADO
POR LAS SIETE LÁMPARAS DEL CANDELERO

Los siete Espíritus, que son el Espíritu siete veces intensificados, está tipificado por las siete lámparas del candelero (Ap. 1:4; 4:5; 5:6; Éx. 25:31; Zac. 4:2, 10; 3:9). Mateo 28:19 nos dice que debemos bautizar a las naciones en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Sin embargo, al referirse a la Trinidad Divina en Apocalipsis 1:4 y 5, se hace referencia al Espíritu como “los siete Espíritus que están delante de Su trono”. Si comparamos Apocalipsis 1:4 y 5 con Mateo 28:19 nos percataremos que los siete Espíritus son el Espíritu Santo mismo. Los siete Espíritus son el Espíritu de Dios, ya que son mencionados juntamente con el Dios Triuno en Apocalipsis 1:4 y 5.

Los siete Espíritus están delante del trono de Dios, y el trono de Dios tiene como objetivo la operación que Dios realiza en Su administración, en Su gobierno. Podemos decir también que Su trono tiene como meta que la operación que Dios lleva a cabo en Su economía. La palabra economía denota arreglo, administración familiar o administración gubernamental. En realidad, los siete Espíritus son el Espíritu de Dios que ha sido intensificado siete veces con el propósito de que Dios lleve a cabo Su administración. Así como el número siete denota la ejecución completa de la operación que Dios realiza, los siete Espíritus tienen como meta la ejecución de lo que Dios desea realizar en la tierra. En cuanto a Su esencia y existencia, el Espíritu de Dios es uno; sin embargo, con respecto a la función y obra que Dios realiza, el Espíritu de Dios es siete veces intensificado.

Apocalipsis 4:5 dice que las siete lámparas de fuego que ardían delante del trono son los siete Espíritus de Dios. Estas lámparas conforman las siete lámparas del candelero. En el Antiguo Testamento había un solo candelero en el tabernáculo. Si bien en existencia el candelero era uno, en función éste era siete lámparas. Basado en lo dicho en Apocalipsis, que las siete lámparas son los siete Espíritus, podemos afirmar que el candelero tipifica al Dios Triuno. El oro, que es la naturaleza del candelero, tipifica al Padre; la forma que tiene el candelero se refiere al Hijo como forma, y las siete lámparas representan al Espíritu Santo como expresión.

Apocalipsis 5:6 nos dice que los siete Espíritus de Dios son los siete ojos del Cordero. Cristo, como el Cordero de Dios que efectúa nuestra redención, tiene siete ojos. Algunos afirman que el Padre, el Hijo y el Espíritu están separados el uno del otro. Tal afirmación es completamente errónea. ¿Cómo puede los ojos de una persona estar separados de la misma? El Espíritu Santo es los ojos de Cristo. Zacarías 4:10 declara que estas siete lámparas son los siete ojos del Señor y estos ojos, según Zacarías 3:9, son los siete ojos de la piedra, el cual es Cristo.

Con los ojos uno puede observar y escudriñar. Cristo como el Cordero que nos redimió tiene siete ojos que observan e escudriñan con el objetivo de ejecutar el juicio de Dios en el universo y cumplir el propósito eterno de Dios, el cual tendrá Su consumación en la edificación de la Nueva Jerusalén. Por tanto, Zacarías 3:9 da profecía de Él como la piedra, la cual es la primera piedra (4:7) con siete ojos con miras al edificio de Dios. Estos siete ojos son los “siete Espíritu de Dios enviados por toda la tierra” (Ap. 5:6), los cuales “recorren toda la tierra” (Zac. 4:10).

EL ESPÍRITU: EL ESPÍRITU CONSUMADO,
LA CONSUMACIÓN DEL DIOS TRIUNO PROCESADO

El Espíritu es el Espíritu consumado, la consumación del Dios Triuno procesado (Jn. 7:39; 1 P. 1:2; Ap. 22:17a). Génesis 1:2 nos dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas, y al final, la Biblia concluye en Apocalipsis 22:17 hablándonos de “el Espíritu” y la novia. El Espíritu es la consumación del Dios Triuno que pasó por un proceso, y la novia es la consumación del hombre tripartito que fue transformado. El Dios que fue procesado se casa con el hombre que fue transformado. El Esposo es triuno y Su esposa es tripartita; los dos se corresponden el uno al otro. El Dios Triuno fue procesado, y el hombre tripartido habrá de ser transformado completamente. Por un lado, Dios pasó por un proceso en el cual se vistió de la naturaleza humana, y por otro, el hombre fue transformado al ser partícipe de la naturaleza divina. Dios tomó la naturaleza humana con la finalidad de pasar por un proceso, y el hombre recibió la naturaleza divina con el objetivo de ser transformado. De esta forma, la naturaleza de Dios se convierte en la naturaleza del hombre, y la naturaleza del hombre llega a ser la naturaleza de Dios. Los sesenta y seis libros de la Biblia concluyen con la boda de esta pareja, la cual es el Dios Triuno quien pasó por un proceso y el hombre tripartito quien fue transformado.

Juan 7:39 nos dice que “pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. Jesús fue glorificado en Su resurrección (Lc. 24:26). Después de Su crucifixión y resurrección, Jesús fue glorificado, y el Dios Triuno llegó a Su consumación. Al resucitar y en resurrección, el Señor Jesús regresó y les dijo a los discípulos que bautizasen a las naciones en el Dios Triuno: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. No fue hasta el cumplimiento de la resurrección de Cristo que tenemos un entendimiento cabal con respecto al nombre del Dios Triuno. Fue en virtud de Su resurrección que Cristo fue hecho Espíritu vivificante, o sea, “el Espíritu”.

En 1 Pedro 1:2 también se menciona a “el Espíritu”. En este versículo se nos dice que fuimos elegidos “según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. La santificación del Espíritu lleva a cabo la elección del Padre a fin de que recibamos la redención efectuada por Dios el Hijo. La santificación del Espíritu nos separa del mundo a fin de que disfrutemos la salvación completa de Dios. El Espíritu es el Espíritu consumado como la consumación del Dios Triuno procesado.


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