Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7932-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Efesios 4 menciona las enseñanzas de doctrinas, mientras que 1 Corintios 12 y 14 hablan sobre los dones. Efesios 4:13-14 dice: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios, a un hombre de plena madurez, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de enseñanza en las artimañas de los hombres en astucia, con miras a un sistema de error”. Estos versículos indican que las enseñanzas de doctrinas están relacionadas con los niños.
En 1 Corintios 13:8 se nos dice: “El amor nunca deja de ser; pero las profecías se volverán ineficaces, y cesarán las lenguas, y el conocimiento se tornará inútil”. Las profecías, las lenguas y el conocimiento son dones, como se menciona en 12:8-10. En 13:11 Pablo dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. Por el contexto de estos versículos podemos ver que los dones también son cosas de niños. El cristianismo hoy pone toda su atención en estas dos categorías de cosas: las enseñanzas y los dones. Los fundamentalistas están a favor de las enseñanzas, y los pentecostales están a favor de los dones, pero ellos no ven que estas dos categorías de cosas están relacionadas con los niños.
Los efesios eran niños en cuanto a las doctrinas, y los corintios eran niños en cuanto a los dones. ¿Somos todavía niños en cuanto a las doctrinas y los dones? El cristianismo actual está densamente nublado de enseñanzas y dones. Allí no hay un cielo claro. Muchos depositan su confianza ya sea en sus dones o en enseñanzas, pero tenemos que ver que en el Nuevo Testamento las enseñanzas y los dones son cosas de niños. Ésta es la clara enseñanza de la Biblia.
Si todavía seguimos por el camino de la enseñanza, somos niños, aquellos que son sacudidos por las olas y zarandeados por todo viento de enseñanza. Podemos mostrar cuáles son los vientos de enseñanza dando el ejemplo de un hermano joven recientemente salvo que ya está en la iglesia. Hoy él aprecia la iglesia en gran manera, pero cuando visita cierto lugar, puede ser que algunos se le acerquen para darle una enseñanza. Quizá ellos le preguntan: “¿A qué clase de iglesia asiste usted?”. Si el hermano responde: “Es una iglesia donde se come y se bebe”, tal vez ellos digan: “Esto no tiene sentido. En Juan 13 el Señor Jesús nos dijo que todos debemos lavarnos los pies unos a otros para mostrar que nos amamos. ¿Practica el lavamiento de los pies la iglesia donde usted va? El Señor nos mandó seguir Su ejemplo. ¿Por qué la iglesia donde usted va no practica esto? Eso es un error. Tenemos un pequeño grupo aquí en casa, y cada domingo tenemos la mesa del Señor. Antes de participar de la mesa, nos lavamos los pies unos a otros”. Quizás el hermano joven sea convencido por este hablar y, por ende, se une a este grupo que practica el lavamiento de los pies y se olvida de la iglesia. Esto es ser zarandeado por el viento de enseñanza del lavamiento de los pies. Otros pueden ser arrastrados por alguna otra enseñanza.
Si la gente nos pregunta si la iglesia practica este tipo de lavamiento de los pies, no podemos decir que no, porque en las iglesias locales no hacemos de nada algo legal ni formal. No podemos decir que no tenemos el lavamiento de los pies. Yo mismo he lavado los pies de otros de esta manera, y otros han lavado mis pies. No obstante, ésta no es la preocupación principal de la iglesia. El asunto principal es nuestra fe en Cristo y el Cuerpo de Cristo. En estos días yo espero en el Señor que dediquemos un tiempo para ver la fe única. Debemos guardar la fe, y debemos ser el Cuerpo. No debemos ser zarandeados por todo viento de enseñanza.
Si existe la posibilidad de que seamos zarandeados por el viento de enseñanza, esto prueba que aún seguimos siendo infantes. A todos los infantes les gustan los juguetes, pero a ningún abuelo o abuela les gustan los juguetes. Cuanto más joven seamos, más nos gustan los juguetes. Al crecer, dejamos todos los juguetes. Las enseñanzas son buenas, pero son cosas de niños. Asimismo, los dones son buenos, pero son cosas de niños. Ésta no es simplemente mi palabra. Pablo indica claramente que si somos niños, seremos arrastrados por las enseñanzas, y “jugaremos” con los dones.
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