Cristo crucificado, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3691-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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¿Qué es la cruz? Para muchas personas la cruz es cierta especie de sufrimiento. Por supuesto, la cruz es dolorosa, pero esto es sólo la mitad del entendimiento que debemos tener. En última instancia, la cruz no significa sufrimiento sino muerte. El lema de la cruz es: “¡Fuera, fuera, crucifícale!”. Cuando el Señor Jesús estaba por ser crucificado, el pueblo exclamó: “¡Fuera, fuera, crucifícale!” (Jn. 19:15). La cruz no sólo hizo sufrir al Señor Jesús, sino que su propósito final era echarlo fuera y acabar con Él; el sufrimiento era sólo el proceso. La muerte acaba con una persona, la lleva a su fin. Por lo tanto, lo que la cruz significa en última instancia es la muerte. El significado de la cruz es el de acabar, el de llevar algo a su fin. La cruz pone fin no sólo a los pecados, sino también a usted y a mí.
Si una persona no está muerta o no ha llegado a su fin, le será extremadamente difícil ser salva de los pecados y el mundo. Sólo una persona que está muerta puede ser salva de los pecados y el mundo. Una persona viva no puede separarse de los pecados ni puede ser libre de los enredos del mundo. Por consiguiente, el significado final de la cruz es hacer morir al hombre, acabar con él. Si una persona realmente está en la cruz, el resultado final es que habrá llegado a su fin.
¿En qué consiste el camino de la cruz? El camino de la cruz no es simplemente un camino de sufrimiento y aflicción, sino un camino de aniquilamiento. Hoy en día nuestro conocimiento y conceptos de los asuntos espirituales son muy superficiales. Pensamos para ser espirituales tenemos que ser fervientes, amar al Señor y conducirnos ordenadamente. Pensamos que mientras podamos controlar nuestro mal genio y mejoremos nuestro comportamiento, podremos satisfacer el corazón de Dios. Sin embargo, Dios no nos impone “castigos”, “mejoramientos” u otros métodos; lo único que Dios nos da es Cristo y Su cruz.
¿Qué es Cristo? Cristo es la expresión de Dios. ¿Qué es la cruz? La cruz es el fin del hombre. La cruz acaba con el hombre y Cristo expresa a Dios. Tal como Cristo y la cruz son inseparables, las experiencias que tenemos de la expresión de Dios en el hombre y de la cruz que le da fin al hombre, son también inseparables. Cristo nos trae a Dios mientras que la cruz nos aniquila. El propósito de Dios en Su salvación no es que nosotros mejoremos nuestro comportamiento, seamos fervientes, amorosos o tengamos la más alta moralidad; antes bien, el propósito de Dios en Su salvación es darnos fin mediante la experiencia de la cruz. Necesitamos que se nos dé muerte, que se nos ponga fin. Lo único que merecemos es ser colgados en la cruz.
Ahora necesitamos recibir luz para ver que la cruz es una experiencia. Esta experiencia siempre acaba con el hombre, lleva al hombre a su fin, reduce el hombre a la nada, lo convierte en un cero. La cifra cero no es una cifra agradable para nadie. Por ejemplo, los hombres de negocios no quisieran que su negocio redunde en un “cero”; los estudiantes no quisieran sacarse “cero” en sus exámenes; y los que depositan su cuenta en el banco no quisieran ver un “cero” en su balance. A nadie le agrada la palabra cero. Sin embargo, la salvación de Dios hace que el hombre llegue a ser un “cero”, es decir, le pone fin al hombre y acaba con él por medio de la cruz.
Los que no conocen la salvación de Dios suelen exhortar a las personas a que rechacen el mal, se conviertan al bien y mejoren su comportamiento. Sin embargo, el propósito final de Dios en Su salvación es conducir al hombre a la muerte, llevar al hombre a la cruz. ¿Acaso el que está colgado en una cruz, el que se está muriendo en una cruz, necesita mejorarse a sí mismo o rechazar el mal y volverse al bien? ¿Acaso necesita las exhortaciones del hombre? Todos sabemos que es imposible exhortar a una persona que ya está muerta. Únicamente podemos exhortar a alguien que está vivo. Si conocemos la salvación de Dios en un grado más elevado, veremos dónde estamos. Veremos que no sólo nuestros pecados y nuestro comportamiento fueron colgados en la cruz, sino también nosotros mismos fuimos colgados allí.
Ahora todos nosotros sabemos que somos de aquellos que están en la cruz. Sin embargo, he aquí una pregunta: dado que estamos en la cruz, ¿está también nuestro vivir en la cruz? La cruz no es una doctrina. Si fuese así, nos tardaría sólo unos minutos entenderla. El día vendrá cuando Dios abrirá nuestros ojos y nos mostrará Su perspectiva para que veamos que ya estamos en la cruz. Esta luz caerá sobre nosotros como un martillo en el clavo, para que, al igual que un clavo después de clavado, nos resulte imposible movernos. Después que hayamos visto esta luz, la luz nos seguirá, nos acompañará y nos vigilará de cerca. Desde ese momento en adelante, rechazaremos hasta lo bueno y, mucho más, el pecado y el mal.
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