Busqueda del cristiano, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4158-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dios tiene una esperanza y un propósito con respecto a los que han sido salvos. La esperanza que Dios tiene es que cuanto más Cristo viva en nosotros, más terreno Él ganará en nuestro ser, más de la vida de Dios se expresará por medio de nosotros y más nosotros nos perderemos en Él y seremos asimilados por Él. La intención de Dios es que Cristo nos gane, nos sature y nos asimile completamente, hasta que seamos llenos de Cristo por dentro y más le expresemos por fuera. Ésta es la expectativa que tiene Dios. Sin embargo, desde que fuimos salvos, nuestra preocupación ha sido reformarnos a nosotros mismos, esperando ser mejores de lo que éramos antes. Por ejemplo, una persona que pecaba anteriormente decide no pecar más después de que es salva. Otra persona que anteriormente se deleitaba mucho en chismear, decide ser más cuidadosa con respecto a lo que habla. Y una tercera persona que antes se enojaba fácilmente toma la determinación de no volverse a enojar. Es bueno tener esperanza en estas cosas; sin embargo, es muy contrario a la esperanza que Dios tiene para nosotros. Esto no quiere decir que nosotros queremos ser buenos y que Dios quiere que seamos malos; más bien, quiere decir que Dios espera alcanzar una meta que es mucho más elevada y superior a la meta a la cual nosotros esperamos lograr.
La esperanza que Dios tiene es que cuanto más viva Cristo en nosotros, más terreno pueda Él ganar en nuestro ser y más pueda expresarse por medio de nosotros. Sin embargo, nuestra esperanza es que cuanto más viva Cristo en nosotros, mejores personas llegaremos a ser. Es preciso que veamos que hay una gran discrepancia entre estos dos tipos de esperanza. Toda persona que es salva espera que Dios le dé más fuerzas para ayudarlo a reformarse a sí mismo, de modo que pueda hacer buenas obras. Esto es bueno desde la perspectiva humana, pero aquellos que conocen a Dios se dan cuenta de que esto es contrario a la esperanza que Dios tiene con respecto a nosotros. Cuando vivimos descuidadamente, sin saber lo que es bueno o malo, no tenemos ningún tipo de expectativa. Pero después de ser avivados por el Señor, por alguna razón empezamos a desear deshacernos de todos nuestros defectos. Es aquí donde radica el problema: Dios espera que cuanto más viva Cristo en nosotros, más terreno Él pueda ganar en nuestro ser, pero nuestra esperanza es que cuanto más viva Él en nosotros, más podremos mejorarnos a nosotros mismos. Así pues, Dios espera que Cristo pueda tener más terreno en nosotros, mientras que nosotros esperamos mejorarnos a nosotros mismos; estas dos esperanzas son completamente diferentes.
Hemos sido salvos, y Cristo ha entrado en nosotros; nos hemos perdido en Él, y Él se ha hecho uno con nosotros. Consideren lo siguiente: ¿fuimos salvos simplemente porque fuimos convencidos en nuestros pensamientos y en nuestras preferencias o fuimos salvos por el Señor Jesús? Puesto que el Señor Jesús es quien nos ha salvado, nuestros pensamientos y preferencias deben disolverse en Sus pensamientos y preferencias, y nuestra voluntad e inclinaciones deben disolverse en Su voluntad y en Sus inclinaciones. ¿En qué consiste la salvación que Dios efectúa? Consiste en que Dios desea que todo nuestro ser —incluyendo nuestra mente, parte emotiva y voluntad— se disuelva completamente y se pierda en el Señor Jesús, así como el azúcar se disuelve en el agua hasta desaparecer completamente en ella. Ahora los dos, el Señor y nosotros, hemos llegado a ser uno solo y no podemos separarnos. Esto es ser un cristiano genuino.
No debemos pensar que la salvación de Dios simplemente consiste en amonestar a las personas a que hagan lo bueno; más bien, la salvación que Dios efectúa consiste en que nos perdamos en Cristo. A partir del día en que fuimos salvos, la salvación de Dios es sencillamente el Señor Jesús mismo quien entra en nuestro ser y se mezcla con nosotros. El Señor Jesús está en nosotros como nuestra salvación. Él está salvándonos paso a paso a fin de salvarnos por completo. Nuestra regeneración es el paso inicial de nuestra salvación, y seremos salvos por completo cuando nos disolvamos completamente en Él. Cuando nuestros pensamientos, discernimiento, preferencias y nuestro modo de ser se disuelvan completamente en Cristo, Su discernimiento vendrá a ser nuestro y Sus preferencias vendrán a ser las nuestras; entonces ese día disfrutaremos de la salvación de Dios en plenitud.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.