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Experiencia que tenemos de Cristo, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4619-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 23 Sección 4 de 4

LA PETICIÓN DE PABLO

El concepto que se expresa en la última parte del capítulo 1 continúa en la primera parte del capítulo 2. El versículo 1 dice: “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión de espíritu, si algún afecto entrañable y compasiones”. Cuando Pablo habló de consolación aquí, estaba hablando de recibir él mismo esa consolación. Pablo parecía estar diciendo: “Estoy sufriendo muchísimo. Vosotros habéis oído de mis sufrimientos aquí en la cárcel. Así que espero que tengáis para mí alguna consolación en Cristo. También espero que tengáis algún consuelo de amor, alguna comunión de espíritu, algún afecto entrañable y alguna compasión”. El versículo 2 continúa diciendo: “Completad mi gozo, tened todos el mismo pensamiento, con el mismo amor, unidos en el alma, teniendo este único pensamiento”. En este versículo Pablo les rogaba a los filipenses que completaran su gozo. Esto significa que él deseaba que su situación no le causara aflicción. Pablo parecía estar diciendo: “Su situación me aflige. Aunque predican el evangelio, no son uno entre ustedes. Yo estoy padeciendo en la cárcel por causa de este evangelio, pero ustedes no son uno. Su falta de unidad no me consuela, sino que más bien me aflige. No me consuela ni me da la comunión apropiada. Ustedes no están teniendo misericordia de mí, puesto que me están causando aflicción. ¿No creen ustedes, filipenses, que deben tener alguna misericordia y alguna compasión de mí? Les ruego que completen mi gozo”.

Pablo no les estaba pidiendo a los filipenses que completaran su gozo enviándole más ofrendas o haciendo lo posible por liberarlo de la cárcel. Esto no lo habría consolado. Lo que consolaba a Pablo era que los filipenses tuvieran el mismo pensamiento, amaran con el mismo amor, estuvieran unidos en el alma, y tuvieran un único pensamiento. Pablo parecía estar diciendo: “Si hacen estas cosas, tendrán misericordia de mí y serán un consuelo para mí. Esta unidad será para mí un verdadero consuelo de amor. Sin embargo, en el presente ustedes no son uno, por lo cual me están matando. Les ruego que tengan misericordia de mí. Soy como un padre viejo, y ustedes son como mis preciosos hijos. Sus pleitos me causan mucha aflicción”. Éste era el concepto de Pablo en los versículos 1 y 2.

TENER TODOS EL MISMO AMOR

En el versículo 2 no sólo encontramos el problema relacionado con la mente, sino también con la parte emotiva, pues el amor tiene que ver con las emociones. En el versículo 2, Pablo les implora a los filipenses que tengan el mismo amor. Así que, ellos no solamente debían tener el mismo pensamiento en su mente, sino también sentir el mismo amor en su parte emotiva. Hoy en día, muchos de nosotros no tenemos el mismo amor para con todos; al contrario, el amor que sentimos por algunos es más elevado que el amor que sentimos por otros. Esto en particular es verdad con las hermanas. El amor entre las hermanas se da en diferentes niveles. Ellas aman a ciertas personas más que a otras, lo cual significa que no poseen el mismo amor. Amar al apóstol Pablo más que a otros santos está mal. Todos debiéramos amar a todos los creyentes con el mismo amor.

Las palabras de Pablo acerca de tener el mismo amor revisten gran importancia. Ellas constituyen una clara señal de que los filipenses tenían diferentes niveles de amor. Hoy en día, nuestra situación es la misma. Si bien es cierto que nos amamos, no tenemos el mismo amor para con todos; la temperatura de nuestro amor no es siempre la misma. Cuando contactamos a ciertas personas, somos como témpanos de hielo, mientras que cuando contactamos a otros, somos como agua hirviente. Con algunos, nuestro amor es demasiado frío; mientras que con otros, nuestro amor es excesivamente cálido. Nuestro amor debe ser moderado para con todos. No debe ser ni demasiado caliente ni demasiado frío. En ocasiones ha habido personas que me han dicho que me amaban. Pero interiormente me dije a mí mismo: “Su amor es tan frío. Cuanto más me expresa su amor, más frío me siento. Sin embargo, su amor para con otras personas parece agua que hierve”.

Amar con un amor que fluctúa en temperatura, es tener un amor nacido de la vida natural. Semejante amor se origina en un alma que no ha sido quebrantada. Nosotros jamás podremos disfrutar a Cristo con esta clase de amor. Si nuestro amor por los santos ha sido regulado y disciplinado, entonces, al amarlos, disfrutaremos a Cristo. Lo que determina si nuestro amor es el apropiado o no, es si disfrutamos a Cristo o no al amar a los demás. Si usted ama a los demás sin disfrutar a Cristo, tal amor es el equivocado; no es ni moderado ni apropiado.

¿Puede usted asegurar que su amor por los santos se halla siempre en el mismo nivel? Si no es así, entonces su amor contiene miel. Era prohibido añadir miel a la ofrenda de harina porque ésta podría ser fácilmente leudada (Lv. 2:11). Ser leudado equivale a ser corrompido. Asimismo, nuestro amor natural puede corromperse fácilmente.

Debido a que la Biblia no desperdicia palabras, debe haber alguna razón por la cual el apóstol Pablo escribió las palabras halladas en Filipenses 2:2. Como ya mencionamos, era como si Pablo estuviera diciendo: “Filipenses, ¿me tienen algún afecto entrañable? Si es así, completad mi gozo teniendo todos el mismo pensamiento, con el mismo amor, unidos en el alma. ¿Tienen la intención de compadecerse de mí en los sufrimientos que experimento en la cárcel por causa del evangelio? Entonces, no deben estar tan aferrados a sus opiniones ni disputar entre ustedes. Esto me aflige y me causa dolor. Les ruego que tengan el mismo pensamiento y el mismo amor, y estén unidos en el alma. Si hacen esto, completaran mi gozo”.

SIN AMBICIONES EGOÍSTAS Y SIN VANAGLORIA

El versículo 3 dice: “Nada hagáis por ambición egoísta o por vanagloria; antes bien con una mentalidad humilde, estimando cada uno a los demás como superiores a sí mismo”. Según este versículo, entre los filipenses probablemente había rivalidades y vanagloria. Ésta no es la manera de disfrutar a Cristo. Disfrutar a Cristo no tiene nada que ver con la rivalidad ni con la vanagloria. Si hacemos algo por rivalidad o vanagloria, estaremos acabados en lo que se refiere a nuestra experiencia de Cristo.

CONSIDERAR LAS VIRTUDES DE LOS DEMÁS

El versículo 4 dice: “No considerando cada uno sus propias virtudes, sino cada cual también las virtudes de los otros”. Sin lugar a dudas, algunos de los filipenses estaban sólo considerando sus propias virtudes, sus cualidades positivas. Pero Pablo les estaba diciendo que ellos debían también tener en cuenta las virtudes de los demás. Luego, según el griego, en el versículo 5, Pablo dijo: “Pensad, pues, de esta manera, que hubo también en Cristo Jesús”. En otras palabras, Pablo les estaba diciendo que pensaran en todo lo que Cristo pensaba. Ésta es la manera de disfrutar a Cristo.

UNIDOS EN EL ALMA

En este mensaje hemos visto de forma detallada la manera de disfrutar a Cristo. En primer lugar, debemos predicar el evangelio en la comunión del evangelio. A fin de mantenernos en la comunión del evangelio, debemos disciplinar nuestra alma y ser uno en el alma. De hecho, la palabra griega traducida “unidos en el alma” en Filipenses 2:2, es “co-alma”, que puede también traducirse “tener una misma alma”. Todos nosotros debemos tener una misma alma. El problema hoy es que no tenemos todos una misma alma. Por lo tanto, somos uno en el espíritu, pero diferimos en el alma. Podemos orar, alabar y cantar juntos, porque todo esto se lleva a cabo en nuestro espíritu. Pero tal vez no seamos capaces de hablarnos los unos con los otros. Esto indica que somos uno en el espíritu, pero no en el alma. En las reuniones ciertamente tenemos un “co-espíritu”, un mismo espíritu, pero en nuestro andar diario no tenemos una “co-alma”, una misma alma. Para disfrutar a Cristo, es necesario que tengamos una misma alma. Nuestra necesidad es estar unidos en el alma así como estamos unidos en el espíritu.


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