CAPÍTULO DOS

LOS DOS ÁRBOLES MENCIONADOS EN GÉNESIS
Y LAS DOS LEYES MENCIONADAS EN ROMANOS

Lectura bíblica: Gn. 2:8-9, 16-17; Ro. 7:21-25a; 8:1-2

Hay muchas cosas en este mundo que la gente valora grandemente. Sin embargo, yo quisiera decirles a ellas que las desechen. ¡Tengo diamantes para darles! Éste es el evangelio. El evangelio nos imparte algo diferente de lo que tenemos. Nos ofrece a Dios mismo.

Los judíos creen que ellos tienen a Dios, pero en realidad no lo tienen. Dios está en Cristo. Dios en Cristo es el tesoro. Sin Cristo no sabemos dónde está Dios; no se le puede seguir el rastro. Quisiera decirles a mis amigos judíos que lo que ellos tienen no es real. Lo que compartiría con ellos es real. Aunque esto puede sonar arrogante, en realidad no lo es. Son palabras que les digo en amor. Puede que yo venga de una nación despreciada por la gente occidental, pero aun así tengo algo superior a lo que ellos tienen.

POR QUÉ EL SEÑOR ESCOGIÓ A CHINA

El hermano Nee, en una conversación privada que tuvo conmigo en 1933, me habló acerca del mover del Señor. Después del Conde Zinzendorf y los Hermanos moravos, él dijo, el Señor indiscutiblemente levantó a los Hermanos en la década de 1820 bajo el liderazgo de John Nelson Darby. Estos Hermanos británicos fueron usados grandemente por el Señor. Sin embargo, poco después fueron dañados por la división debido a la exagerada atención que prestaban a asuntos doctrinales. Por causa de ellos, Europa sufrió daño en cuanto a la práctica de la iglesia. Este veneno también afectó a los Estados Unidos.

Según lo que observó el hermano Nee, alrededor del año de 1920 el Señor tuvo necesidad de llevar adelante Su recobro. Debido a que tanto Europa como los Estados Unidos ya no eran un suelo puro, el Señor se vio obligado a ir a una tierra pagana y primitiva. En cuanto a la práctica de la iglesia, China era un suelo virgen. El evangelio había sido llevado allí. La Biblia estaba allí. El nombre del Señor era conocido. Lamento tener que decir que también las denominaciones estaban presentes, pero hubo muy poco de la práctica de los Hermanos. Hace sesenta años China era realmente un suelo virgen en el asunto de la vida de iglesia. Esto le permitió al Señor tener un nuevo comienzo, distinto de las prácticas denominacionales y absolutamente conforme a la Biblia.

Desde entonces ya han pasado sesenta años. Hemos recibido revelación tras revelación. No es de sorprender que cuando los libros del hermano Nee fueron traducidos al inglés, muchos cristianos buscadores estaban listos para devorarlos. Había nueva luz en dichos libros; se usaron nuevas expresiones. Recuerden que la fuente fue la Nazaret de China. ¿De Nazaret puede salir algo bueno (Jn. 1:46)? ¡Sí! ¡Fue de allí que salió Jesucristo!

El Señor recientemente nos ha abierto mucho Romanos 8. Por cincuenta años he hablado sobre Romanos 8. Ahora ha llegado a ser un capítulo nuevo. El otro día estaba leyendo el estudio expositivo de Godet sobre Romanos 8. Lo que se encuentra allí es viejo y general. Es algo que es común para muchos cristianos buscadores. ¿Dónde podemos encontrar algo fresco acerca de la ley del Espíritu de vida?

NO LA RELIGIÓN, LA ÉTICA NI LA FILOSOFÍA

La cultura occidental se basa en la religión hebrea, la filosofía griega y la política romana. Cuando decimos que el Occidente está bajo la influencia de la religión hebrea, incluimos aquí al judaísmo, al catolicismo, a la ortodoxia griega y al protestantismo. La religión hebrea le ofrece a la gente Dios y ética. La esencia de la religión es conducirse y enseñar según las creencias que uno tiene acerca de Dios. Los judíos tienen una creencia acerca de Dios. Yo no diría que ellos creen en Dios. Yo creo en Dios —no me estoy jactando— pero mis amigos judíos sólo creen acerca de Él. En realidad no creen en Él. En cualquier caso, debido a su creencia ellos predican y enseñan a sus hijos acerca de Dios y procuran comportarse según lo que creen. El mundo occidental, Europa y los Estados Unidos, se compone de los descendientes de Jafet, uno de los tres hijos de Noé. Éstos componen la gente de raza blanca. Ellos están bajo la influencia de la religión hebrea y sus vástagos.

Los chinos están bajo la influencia de las enseñanzas de Confucio. Incluso la gente china —un número aproximado de novecientos millones de personas— cuando sueña, es gobernada por su ética.

En este capítulo lo que deseo decirles está por encima de la religión hebrea. Dejaré muy atrás las enseñanzas de Confucio. La revelación pura de las Escrituras arrasa con todas ellas. Conforme a la revelación de la Biblia, les digo a los occidentales, ¡olvídense de la religión hebrea! A los orientales, les digo, ¡olvídense de las enseñanzas de Confucio! No tengo otra alternativa. He recibido una comisión y una carga. El apóstol Pablo también actuó según este principio. Él ofendió a gentiles así como a griegos, llamándolos necios y recalcando que sólo Dios era sabio (1 Co. 1:19-27; 2:6-16).

Debemos regresar a la Biblia. Lo que tengo que decirles es algo extraordinario. Si usted ha tenido una formación china, al leer esto, no abrigue el pensamiento de que Confucio habla de lo mismo. Si usted ha tenido una formación occidental, al leer esto, no se diga a sí mismo: “Mi pastor decía lo mismo hace cinco años”. Lo que la Biblia enseña es más elevado y más profundo. Por favor, aprendan a usar el discernimiento que Dios les ha dado. El enfoque de lo que la Biblia revela es diferente a lo que Confucio y la religión hebrea enseñan.