Información del libro

Puente y canal de Dios, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3840-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 8 Sección 3 de 3

EL SIGNIFICADO MÁS ELEVADO
DE LA SALVACIÓN DEL HOMBRE

La verdadera salvación no consiste simplemente en que obtengamos un poco de paz, algunas bendiciones o algunos beneficios; ni siquiera consiste en que alcancemos cierto estado en el futuro. Ninguna de estas cosas es el significado más elevado de la salvación. El significado más elevado de la salvación es que nosotros lleguemos a ser la pareja de Dios, que pensemos del mismo modo que Él, que avancemos con Él y lleguemos a ser Sus colaboradores, incluso al grado en que lleguemos a ser Él y Él llegue a ser nosotros, es decir, hasta que Él entre en nosotros y nosotros vivamos en Él. De este modo, Él y nosotros, y nosotros y Él, llegamos a ser uno solo. Él seguirá siendo Dios, pero en ese momento habrá ganado al hombre; y nosotros seguiremos siendo humanos, pero habremos ganado a Dios. Así, viviremos delante de Él y en Él, y al mismo tiempo, Él habrá encontrado en nosotros un camino, un canal y un puente, por el cual pueda manifestarse en nuestro vivir.

Espero que podamos ver que cada uno de nosotros es el canal de Dios, el puente de Dios, el camino de Dios. Si ustedes y yo no simpatizamos con Dios y no nos levantamos para responder al llamado que Dios nos hace a que le sigamos, Dios no podrá hacer nada. Si en nosotros Dios encuentra una pared y no puede seguir Su camino, en ese momento nos habremos convertido en un obstáculo y en una limitación para Dios. Sin embargo, si cada uno de nosotros es ganado por Él, si respondemos a Él desde nuestro interior, como Su pareja que somos, si pensamos así como Él, actuamos con Él, somos Sus colaboradores y somos uno con Él, entonces, por medio de nosotros, Él podrá hacer lo que desea hacer y ganar lo que desea ganar. Si verdaderamente éste es el caso, la iglesia en Manila será sacudida, sucederán milagros, la gracia será derramada y fluirá una bendición tras otra.

Siempre y cuando alguien esté dispuesto a ser el canal de Dios, un canal que está conectado a los cielos, Dios podrá obtener un camino que está conectado a los cielos. Pero si, por el contrario, todos le cerramos la puerta a Dios, si lo ignoramos, si no respondemos a Él y si lo desechamos, Dios no podrá avanzar. Si escuchamos los mensajes, asistimos a las reuniones, oramos al Señor y leemos la Palabra, pero desechamos a Dios, ignoramos Su voz, rechazamos Sus exigencias y hacemos caso omiso a Sus palabras, Dios no podrá obtener un canal. Si permanecemos en nosotros mismos y no tenemos una relación con Dios, si pertenecemos a Él sólo de nombre, pero no en realidad, y si vivimos aparte de Él, nos convertiremos en un obstáculo y en una limitación para Dios. Entonces Dios no encontrará entre nosotros un camino por donde pueda pasar. Aunque seamos hijos de Dios, Él no podrá encontrar entre nosotros un canal.

Este principio permanece vigente hasta el día de hoy. El Señor dijo: “¿A quién enviaré y quién irá por nosotros?”. Es cierto, ¿quién está dispuesto a levantarse para responder al llamado del Señor y ponerse total y completamente en las manos del Señor, sin poner condiciones, sin reservas y sin expresar sus preferencias, sino deseando únicamente al Señor mismo y rechazando el mundo, un rango o posición y todo aquello que es natural y mundano? Si hay algunas personas así —incluso si sólo hay una—, Dios obtendrá un puente, un canal, un camino.

NUESTRA RESPUESTA AL SEÑOR

Le pedimos al Señor que nos conceda esta gracia para que Él pueda andar entre nosotros, y tenga misericordia de nosotros para que a quienquiera que Él recurra, le conceda una vía libre, y para que a quienquiera que Él le pida algo, esa persona incline su cabeza y diga: “Señor, heme aquí; envíame a mí. Señor, estoy dispuesto a hacer lo Tú quieres que haga y a dejar que hagas en mí lo que Tú desees. Señor, mézclate conmigo y gana todo mi ser. No te pongo ninguna condición, no tengo preferencias ni opiniones propias, ni busco un futuro para mí; Tú eres lo que yo escojo. Señor, Tú eres mi preferencia, mi opinión y mi futuro. Únicamente deseo lo que Tú deseas; escojo lo que Tú escoges; y hago lo que Tú deseas hacer. Señor, mi ser que está aquí es Tu ser que está aquí; Tú estás en mí y yo estoy en Ti; Tú y yo somos uno”. Es de esta manera que somos bendecidos. Esto es una gracia enorme y una gran bendición para nosotros. Sólo de esta manera podrá manifestarse la verdadera gracia y bendición. Quiera el Señor tener misericordia de nosotros y preparar nuestros corazones, a fin de que le recibamos de esta manera.

Debemos orar delante del Señor por nosotros mismos y por los demás hermanos y hermanas. Esperamos que el Señor pueda obtener en nosotros y entre nosotros un camino libre de obstáculos, de modo que ninguno de nosotros rechace Su gracia, le impida obtener una vía libre y no lo deje avanzar. Cada uno de nosotros debe postrarse ante el Señor y decirle: “Oh Señor, puesto que debe ser así, heme aquí. Gáname. Deseo que puedas pasar a través de mí. Señor, en lo que se refiere a mi vida y mi futuro, estoy dispuesto a renunciar al yo. Por favor Señor, entra. Eres Tú, no yo. De ahora en adelante, mi todo está en Tus manos; mi todo está en Ti. Estoy dispuesto a proveerte un camino, y yo sé que soy Tu camino, Tu canal. Señor, sé que sin mí, Tú no podrás obtener un camino ni un canal. Por esta razón, estoy dispuesto a responder a Tu requisito”. Ésta es la oración que debe brotar desde lo profundo de nuestro ser.

En la Biblia aquellos que servían a Dios por lo general no sólo oraban, sino que también ayunaban, y fue durante ese tiempo que el Señor se les apareció. Nosotros también debemos ayunar y orar, pero esto debe ser algo espontáneo, no algo forzado. Debemos hacerlo conforme a la dirección del Espíritu Santo. Aquellos que tengan el sentir de ayunar pueden hacerlo juntos. Uno puede orar con otros o hacerlo solo. Asimismo, espero que los ancianos y los colaboradores lleven una mayor parte de esta carga. Ya que esto atañe a la obra del evangelio en todo el Sudeste Asiático, debemos velar aún más.

UNAS PALABRAS ADICIONALES

Le pedimos al Señor que Su Espíritu se mueva entre nosotros de muchas maneras, dándonos una carga y las palabras con las cuales orar. Espero que todos recibamos la carga de orar, abriendo nuestro espíritu al Señor a fin de que el Espíritu Santo pueda encontrar un canal. Por consiguiente, no importa quién usted sea, si recibe inspiración para orar, puede hacerlo de una manera liberada. Sin embargo, nuestra oración debe estar centrada. Debemos pedirle al Señor que gane al hombre, que avive a la iglesia en Manila y avive a todos los que estamos aquí. Esto debe ser el enfoque de nuestra oración. Debemos pedirle al Señor que nos dé un avivamiento auténtico y completo.

Cuando oremos juntos, debemos levantar nuestras voces, pero no debemos extendernos demasiado. Basta con que demos libertad al sentir que está en nuestro interior. Al mismo tiempo, debemos darle al Espíritu Santo completa libertad, y quitar todo estorbo para que nuestro espíritu pueda elevarse.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top