Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8315-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cuando Pablo servía en las tinieblas, él estaba muy confiado y sentía que estaba muy correcto. Él estaba lleno de autoconfianza. Sólo una persona que está en tinieblas está segura de sí misma. Pablo estaba lleno de autoconfianza hasta que una gran luz resplandeció sobre él cuando iba camino a Damasco (Hch. 9:3). Cuando la luz de Dios brilló sobre él, el que antes estaba claro acerca de todo llegó a estar ciego y no veía nada (v. 8).
En Hechos 22:11 Pablo dijo: “Yo no veía a causa de la gloria de aquella luz”. Aunque él anteriormente conocía el camino, tomaba la delantera y dirigía a otros, él se confundió cuando la luz del Señor resplandeció sobre él. Él no tenía ningún sentido de dirección y necesitó de la ayuda de otros. Por tanto, en el versículo 11 él dijo: “Llevado de la mano por los que estaban conmigo, entré en Damasco”. Es una gran bendición tener conciencia de la necesidad que tenemos de ser dirigidos por otros; ello comprueba que tenemos luz. Lo único que importa es que tengamos revelación y luz. Ser celoso en nuestro amor por el Señor o ser un anciano o un colaborador no importa.
Pablo habló de que el Señor se le apareció cuando se defendía delante del rey Agripa (26:16). Anteriormente, Pablo conocía mucha doctrina, pero él no conocía a Dios. El Señor se le apareció a fin de resplandecer sobre él. El Señor vino a él en el resplandor de la luz. En aquel tiempo él estaba lleno de conocimiento, pero no tenía ninguna luz. El resplandor del Señor le mostró a Pablo que su conocimiento estaba siendo usado por Satanás. Pablo fue cegado y confundido por la luz, pero en esta ceguera él recibió revelación. A menudo recibimos luz y revelación cuando percibimos que no podemos ver las cosas tan claramente en nuestro servicio. Sin embargo, también podemos estar en total oscuridad si pensamos que lo sabemos todo, que podemos guiar a otros y que somos superiores a otros.
En la gran luz el Señor le dijo a Pablo: “Para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto de Mí, y de aquellas en que me apareceré a ti, librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la autoridad de Satanás a Dios” (vs. 16-18). Pablo dio testimonio al rey Agripa, “no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, y que siendo el primero en resucitar de entre los muertos, había de anunciar luz al pueblo y a los gentiles” (vs. 22-23). Pablo testificó como uno que había sido iluminado y que recibió revelación.
El que veamos la luz y recibamos revelación depende de la misericordia del Señor. Pablo no buscó revelación ni oró para recibir una luz del cielo. Él iba en una dirección diferente cuando la luz vino. No los estoy animando a que tomen una dirección distinta. Sólo quiero que ustedes sepan que ver la luz y recibir revelación dependen totalmente de la misericordia del Señor. La revelación depende de la misericordia.
“El mismo Dios que dijo: De las tinieblas resplandecerá la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones” (2 Co. 4:6). El resplandor de Dios tiene que ver con Su misericordia, y no con nuestra oración. Él tendrá misericordia del que Él tenga misericordia (Ro. 9:15, 18). Satanás pudo usar a Pablo, pero Dios es capaz de decirle a Satanás: “Aunque tú has estado usando a este hombre por décadas, Yo tendré misericordia de él; Yo lo escogeré”. El resplandecer y la revelación dependen de la misericordia del Señor. Él tendrá misericordia del que Él tenga misericordia, y Él resplandecerá sobre quienquiera que Él resplandezca.
Esto no quiere decir que Pablo ya no tenía ningún velo, pero el Nuevo Testamento ciertamente muestra que él aprendió algunas lecciones serias y que ya no osaba servir según la tradición, el conocimiento o su propia opinión. Con base en sus epístolas podemos ver que él vivió en el espíritu después que el Señor resplandeció sobre él. Pablo no quería la tradición, el conocimiento ni su opinión; más bien, él era una persona en el espíritu. En Efesios 3:5 Pablo dice que él recibió revelación de parte de Dios en el espíritu. Dios reveló el misterio del evangelio, el misterio de Cristo y el misterio de la iglesia a él en su espíritu.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.