Núcleo de la Biblia, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4442-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Ahora llegamos a Cristo como la cebada. La Biblia es maravillosa. Si ustedes no saben alegorizarla, jamás conocerán el secreto de la Biblia. Hace más de cincuenta años, me enseñaron que la Biblia había sido inspirada por Dios. Por muchos años creí esto sólo de manera doctrinal. Pero poco a poco, a medida que sondeaba las profundidades de la Biblia, sobre todo las alegorías, quedé completamente convencido de que la Biblia efectivamente fue inspirada por Dios.
¿Por qué Deuteronomio 8:8 menciona primero el trigo y después la cebada? El trigo debe ir antes de la cebada. Después de que Cristo se encarnó y fue crucificado, Él resucitó. En la buena tierra la cebada madura antes que cualquier otro grano. Debido a que madura tan temprano, es las primicias de la cosecha. Las primicias es un tipo del Cristo resucitado (Lv. 23:10). En 1 Corintios 15:20 dice: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho”.
Como la cebada, Cristo es ilimitado. Según Juan 6, Cristo alimentó a más de cinco mil personas con cinco panes de cebada (vs. 9-10). ¡Y los pedazos que sobraron de estos cinco panes llenaron doce cestas! Esto demuestra que la cebada es ilimitada. Por un lado, estamos cultivando al limitado Jesús; por otro, estamos cultivando al Cristo ilimitado. Las riquezas de Cristo son inescrutables, y Su poder es tremendo. Al igual que Pablo, podemos decir: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder” (Fil. 4:13). Por medio de este Cristo ilimitado, yo puedo soportar a mi esposa, a mis hijos y a todos los ancianos.
Las hermanas que viven en virtud del Cristo resucitado pueden soportar a sus esposos y a todos sus hijos. Todo esposo le causa dificultades a su esposa. Hermanas, no esperen casarse con un ángel, todos los esposos son problemáticos. Nosotros, los esposos, sencillamente no sabemos comprender a nuestras esposas. ¿Qué deben hacer entonces las hermanas? Deben decir: “Nosotras, las esposas, somos más que vencedores porque tenemos a un Cristo ilimitado. El Cristo resucitado está ahora en nosotras, y Él puede soportar cualquier situación”. Aprendan a cultivar al Jesús limitado y al Cristo ilimitado. Puedo testificarles que tengo a Cristo como mi trigo y como mi cebada. Tengo abundancia de ambos, trigo y cebada, con el cual alimentarme a mí mismo y alimentar a otros.
Si bien el trigo y la cebada son dos asuntos básicos, Deuteronomio 8 también habla de otros alimentos. El pan tal vez sea el alimento principal sobre la mesa; sin embargo, aún necesitamos la mermelada, o jalea, la cual esparcimos sobre el pan para darle un sabor dulce. Además del trigo y la cebada, tenemos vides y diferentes frutos. Alabado sea el Señor, tenemos vino para alegrarnos y regocijarnos, y tenemos higos para satisfacernos (Jue. 9:11, 13). Así pues, además del trigo y la cebada, el alimento sólido, tenemos vino e higos a fin de proporcionarnos gozo y satisfacción. Aún más, tenemos granadas, las cuales representan la expresión de las riquezas de la vida, y las olivas, las cuales representan la plenitud del Espíritu. Por lo tanto, tenemos las riquezas de la vida y la plenitud del Espíritu. En nuestro campo disfrutamos a Cristo como seis cosas: trigo, cebada, vides, higos, granadas y olivas. Con el Jesús limitado y el Cristo ilimitado tenemos gozo, satisfacción, las riquezas de la vida y la plenitud del Espíritu.
En este mensaje vimos algunas sugerencias de cómo comer a Cristo como alimento sólido. En primer lugar, debemos cultivar a Cristo. El Cristo que es nuestro alimento sólido no nos es dado, sino que debemos cultivarlo. Todo ha sido preparado para que nosotros cultivemos a Cristo. Tenemos la tierra y la semilla, y la lluvia ha sido prometida. Por lo tanto, ahora debemos cultivar a Cristo como trigo, el Jesús limitado; como cebada, el Cristo ilimitado; como vino, el Cristo que trae gozo; como higos, el Cristo que nos satisface; como granadas, el rico Cristo; y como olivas, el Espíritu en plenitud. ¡Aleluya, podemos cultivar a Cristo en todos estos aspectos y tener una abundante cosecha! Después que hayamos recogido la cosecha, debemos apartar la mejor porción, traerla a la reunión de la iglesia y compartirla con el Señor y con los hermanos. Mientras compartimos esta excelente porción de Cristo, nosotros la comemos. De este modo, comemos a Cristo como el alimento sólido que nos vigoriza y nos equipa para pelear la batalla, edificar el templo y traer el reino. Cuando comemos a Cristo como el alimento sólido, ya no somos hojuelas; somos piedras, hierro y cobre, los cuales son útiles para el templo de Dios y el reino de Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.