Cuatro elementos cruciales de la Biblia: Cristo, el Espíritu, la vida y la iglesia, Lospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6380-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Cristo es Aquel que es la corporificación del Dios Triuno completo, a quien no podemos separar. Cuando tenemos al Señor Jesús, tenemos a Dios porque Cristo es Dios. Asimismo, cuando tenemos al Señor Jesús, tenemos al Padre porque el Padre está en Él y Él está en el Padre. Además, puesto que Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante en Su resurrección, cuando le tenemos a Él, también tenemos al Espíritu. Juan 3:34 dice: “Porque el que Dios envió, habla las palabras de Dios; pues no da el Espíritu por medida”. El que Dios envió es Cristo. Él fue enviado por Dios no sólo para hablarnos las palabras de Dios, sino también para darnos el Espíritu sin medida. Él puede hacer esto porque las palabras que nos habla son espíritu y son vida (6:63). Cada palabra que Él nos habla es espíritu; por tanto, Él nos da el Espíritu sin medida. Si queremos recibir al Espíritu que Él nos da, debemos escuchar Sus palabras. Esto demuestra que el Espíritu es Cristo mismo. Por tanto, cuando experimentamos a Cristo, experimentamos al Dios Triuno; cuando experimentamos a Cristo, experimentamos al Padre y al Espíritu.
Juan 14:23 dice: “Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Este versículo nos dice que el Padre y el Hijo harán morada en los creyentes. Los versículos 25 y 26 dicen a continuación: “Os he dicho estas cosas mientras permanezco con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en Mi nombre, Él os enseñará todas las cosas”. El versículo 26 habla del Padre y del Hijo, y también dice que el Padre enviaría el Espíritu Santo en nombre del Hijo. Esto significa que cuando experimentamos al Hijo, experimentamos al Padre y al Espíritu simultáneamente. En nuestra experiencia los tres —el Padre, el Hijo y el Espíritu— son uno solo. Desgraciadamente, por la influencia de la teología tradicional del cristianismo, muchas personas hoy en día piensan que cuando experimentan a Cristo, experimentan únicamente al Hijo, sin ninguna participación por parte del Padre y del Espíritu. Sin embargo, si nuestra experiencia no está relacionada con el Dios Triuno, no es una verdadera experiencia de Cristo. La Biblia claramente revela que Cristo está intrínsecamente relacionado con el Dios Triuno, con el Padre, Hijo y Espíritu. Cristo no viene solo; Él viene con el Padre. Además, el Padre envía no sólo a Cristo, sino también al Espíritu en nombre del Hijo. Todos los que conocen la Biblia saben que el nombre denota a la persona misma. Por lo tanto, el nombre del Hijo denota la persona del Hijo. El hecho de que el Padre envíe al Espíritu en nombre del Hijo significa que Él envía al Espíritu en el Hijo.
Juan 15:26 dice: “Pero cuando venga el Consolador, a quien Yo os enviaré del Padre, el Espíritu de realidad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio acerca de Mí”. En griego, el significado de la frase del Padre es que el Espíritu de realidad, a quien el Hijo envía, no sólo viene del Padre, sino también con el Padre. Juan 14:26 dice que el Padre envía al Espíritu en el Hijo, y 15:26 dice que el Hijo envía del Padre al Espíritu y que cuando el Espíritu viene, viene con el Padre. Cuando juntamos estos dos versículos, vemos claramente que cuando el Espíritu viene, el Padre no se queda en el cielo, sino que viene con el Espíritu; más aún, el Padre no viene solo, sino que viene en el Hijo. Esto comprueba que el Hijo también viene con el Padre. Esto nos muestra que cuando Cristo viene, el Dios Triuno viene. Cuando experimentamos a Cristo, experimentamos al Dios Triuno, esto es, al Padre, al Hijo y al Espíritu.
El problema hoy en día radica en que muchas veces tenemos ideas preconcebidas acerca de la verdad. Debido a nuestra subjetividad, no logramos entrar en la revelación de la Biblia, aunque la leamos muchas veces. Necesitamos ser pobres en espíritu y pedirle al Señor que abra los ojos de nuestro corazón para que podamos ver claramente que el Dios Triuno es inseparable en nuestra experiencia.
Cuando el Espíritu viene, el Dios Triuno viene. El Espíritu no viene solo y deja al Padre en el cielo. Juan 15:26 dice que el Espíritu viene del Padre y con el Padre. El Padre es la fuente, y cuando el Espíritu viene de la fuente, no deja la fuente sino que viene con ella. De igual manera, 14:10 dice que el Padre está en el Hijo y el Hijo está en el Padre. Por tanto, cuando el Padre viene, no deja al Hijo, sino que viene con Él. Además, el versículo 26 dice que el Padre envía al Espíritu en nombre del Hijo, es decir, en la persona del Hijo. Puesto que el Hijo y el Padre son uno (10:30) y Ellos moran el uno en el otro en coinherencia, el Espíritu Santo quien es enviado no sólo viene del Padre, sino también del Hijo, y viene con el Padre y con el Hijo. Esto demuestra que el Padre, el Hijo y el Espíritu son un solo Dios, el Dios Triuno, quien llega a nosotros para impartirse en nosotros como nuestra vida y todo nuestro suministro. La teología cristiana de hoy en día ha separado por completo al Padre, Hijo y Espíritu. Esto se debe a la falta de conocimiento en cuanto a la Trinidad Divina. En realidad, no es posible experimentar al Hijo sin experimentar también al Padre y al Espíritu. El Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— no pueden ni deben ser separados.
Hemos visto que a fin de que experimentáramos al Dios Triuno, Él tenía que dar dos pasos. El primer paso fue la redención efectuada por el Hijo y el segundo paso es la aplicación del Espíritu. Por lo tanto, Efesios 2:18 dice: “Porque por medio de Él [el Hijo] los unos y los otros tenemos acceso en un mismo Espíritu al Padre”. Es imposible hallarnos por medio del Hijo y no tener acceso al Padre. También es imposible hallarnos por medio del Hijo y tener acceso al Padre, mas no estar en el Espíritu. Esto indica que si experimentamos a Cristo, seremos conducidos a la experiencia y disfrute del Dios Triuno. Si queremos experimentar al Dios Triuno, necesitamos experimentar a Cristo. Por tanto, enseñamos la verdad en cuanto a la Trinidad no para tener un debate con los demás, sino para nuestra experiencia subjetiva. Todos necesitamos que nuestros ojos sean abiertos para que veamos que sólo cuando experimentamos al Dios Triuno, podemos verdaderamente experimentar a Cristo. Nuestro Cristo hoy en día no es solamente Cristo el Hijo. Él es el Cristo todo-inclusivo, y es el Dios Triuno.
Juan 14 dice que el Padre envía al Espíritu en el Hijo, mientras que el capítulo 15 dice que el Hijo envía al Espíritu desde el Padre y con el Padre. Juan escribió tanto el Evangelio de Juan como el Apocalipsis, y Apocalipsis 22:17 habla del Espíritu y la novia. El Espíritu es uno con la novia, la iglesia. Puesto que el versículo 17 se encuentra al final de todo el Nuevo Testamento, el Espíritu aquí se refiere no simplemente al Espíritu Santo, sino a la consumación final del Dios Triuno procesado. En el Espíritu se hallan el Padre, el Hijo y el Espíritu. Cuando el Espíritu viene, el Dios Triuno viene. Ésta es la conclusión que se deriva de nuestros muchos años de estudio de la Palabra.
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