Ministerio de oración de la iglesia, Elpor Watchman Nee
ISBN: 978-1-57593-908-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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No sólo podemos usar este nombre con relación a los hombres, sino también con relación al diablo. Marcos 16:17 dice: “Y estas señales acompañarán a los que creen: En Mi nombre echarán fuera demonios”. ¿Cómo echamos fuera demonios en Su nombre? Hechos 16 narra el encuentro de Pablo con una muchacha poseída por un espíritu. Durante muchos días, ella molestó a Pablo. La Biblia dice: “Turbado Pablo”. Ella se convirtió en una molestia para Pablo. ¿Qué hizo él? No oró, ni hizo muchas cosas. Simplemente se volvió y le dijo al espíritu: “Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella” (v. 18). Con una sola orden el espíritu salió de ella. El nombre del Señor Jesús le fue encomendado a Pablo, y él lo usó. Tenemos que comprender que cuando el nombre del Señor se nos encomienda, ya no se queda en el cielo. Si nuestra condición espiritual es normal, Su nombre estará en nuestras manos. Cuando el asunto fue una molestia para Pablo, éste le ordenó al espíritu que saliera. El no pidió al Señor. Tal vez pensemos que él no actuó de manera espiritual, que obró con cierta independencia, y que no indagó cuál era la voluntad de Dios. Pero cuando Pablo reprendió al espíritu, éste se fue. Lo importante es si vivimos delante de Dios o no, y si estamos cimentados en el terreno apropiado. Si estamos fundamentados en la base correcta, veremos que el nombre del Señor está en nuestras manos. Estar en el nombre del Señor no es una expresión vacía. Nosotros podemos usar el nombre del Señor. Lo podemos usar para realizar la obra y para echar fuera demonios.
En Lucas 10 el Señor envió a los discípulos. El Señor todavía no había ascendido, pero ya actuaba desde la posición de ascensión. Les dijo: “Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (v. 18). Cuando los discípulos salieron [a predicar], el Señor Jesús no fue con ellos, pero sí llevaron consigo el nombre del Señor. Más tarde, cuando los discípulos regresaron, le informaron al Señor: “Aun los demonios se nos sujetan en Tu nombre” (v. 17). ¿Por qué los demonios se sujetaban a los discípulos? Porque los discípulos actuaban “en Tu nombre”. Ellos tenían el nombre del Señor en sus manos y, por ende, tenían la autoridad en sus manos. El Señor Jesús dijo: “Os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo” (v. 19). Hermanos y hermanas, ¿hemos visto esto? Con el nombre del Señor, podemos hacer frente a todo poder del enemigo. Dios tiene que abrir nuestros ojos para que veamos que El nos dio el nombre del Señor Jesús. Esto es lo que Dios nos encomendó.
Además, el nombre del Señor no se nos ha dado solamente con relación al hombre, para salvarlo y sanarlo, y para tener autoridad sobre los demonios y echarlos fuera del hombre. Aún más grandioso es el hecho de que el nombre del Señor nos capacita para ir al Padre y hablar con El. Cuando acudimos al Padre de esta manera, El tiene que contestar. Juan 14—16 menciona el nombre del Señor tres veces. Tenemos que decir con reverencia que el Señor Jesús fue sumamente osado. ¿Qué fue lo que dijo? Dijo: “Y todo lo que pidáis en Mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en Mi nombre, Yo lo haré” (14:13-14). ¡Este nombre está por encima de todos los demás! Este es el nombre que toda lengua en el cielo y la tierra y debajo de la tierra debe confesar públicamente como Señor. ¡Este es el nombre delante del cual se doblará toda rodilla! Este nombre es poderoso delante de Dios; Dios honra este nombre. Cuando actuamos en este nombre, Dios honra nuestra acción. El Señor dijo: “No me elegisteis vosotros a Mí, sino que Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en Mi nombre, El os lo dé” (15:16). También dijo: “En aquel día no me preguntaréis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidáis al Padre en Mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en Mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (16:23-24). ¿Podemos pensar en otra promesa mayor que ésta?
¿Qué es, entonces, orar en el nombre del Señor Jesús? Orar en el nombre del Señor Jesús es decirle a Dios: “No soy digno de fiar. Soy inútil. Pero oro en el nombre del Señor Jesús”. Supongamos que usted envía con un mensajero una carta a un amigo, en la cual le pide que le devuelva una suma de dinero por medio del mismo mensajero. Cuando su amigo ve la firma, él debe darle el dinero al mensajero. ¿No es así? Su amigo no le preguntaría al mensajero si ha estudiado, o de qué familia viene, ni quiénes son los miembros de su familia, ni qué clase de carácter tiene. Sin duda alguna, él no hará estas preguntas. A él no le interesa saber quién es el mensajero; solamente necesita verificar que la carta tenga la firma de usted. El mensajero ha venido en su nombre, y usted ha puesto su confianza en el mensajero. ¡Aleluya! Estar delante de Dios en el nombre del Señor Jesús equivale a decir que usted no confía en su propio mérito, sino en el mérito del nombre del Señor. Equivale a decir que no depende de lo que usted es o será, sino de lo que es el nombre del Señor. Muchas personas oran con la esperanza de que sus oraciones sean contestadas en el futuro; algunos oran con la esperanza de que sean contestadas dentro de unos cuantos meses o años. Esperan de esta manera porque tienen la intención de mejorar en unos años. Debido a que tienen esperanzas de mejorar, posponen la respuesta a sus oraciones. Pero tenemos que darnos cuenta de que nuestra oración es contestada por causa de Su nombre y no por el nuestro. Tenemos que negarnos completamente a nuestra carne y estar en el nombre del Señor Jesús. Todo lo que tenemos lo obtenemos por medio de El. Nos presentamos delante de Dios por causa de El y no por nosotros mismos; no por nuestra justicia, sino por Su sangre; y no nos basamos en lo que nosotros queremos, sino en lo que El quiere. Estamos aquí en el nombre del Señor.
Hermanos y hermanas, conocer el nombre del Señor Jesús es una revelación y no una doctrina. Vendrá el día cuando Dios abrirá nuestros ojos para que veamos el poder y la grandeza que hay en este nombre, y cuán maravilloso es que Dios nos haya encomendado este nombre. Ya que Dios nos encomendó el nombre de Su Hijo, podemos decir: “Dios, hacemos esto en el nombre de Tu Hijo Jesús”. Esto significa: “Dios, Tú crees en nosotros. Tú confías en nosotros. Tú te haces responsable de lo que hagamos”. Hermanos y hermanas, puesto que este nombre es puesto en nuestras manos con el propósito de que nos podamos relacionar como corresponde con el hombre, con el diablo y con Dios, debemos comprender que tenemos que vivir de cierto modo para poder usar este nombre. Así que, necesitamos experimentar la cruz cada día. Sólo entonces podremos aplicar este nombre. Hermanos y hermanas, recuerden que la cruz no se puede separar del nombre del Señor. Que la cruz obre profundamente en nosotros hasta que sepamos cómo aplicar este nombre en relación con el hombre y con el diablo, y hasta que sepamos cómo orar al Padre por medio de este nombre. Que el Señor dé a la iglesia un conocimiento profundo de este nombre a fin de que la posición, la autoridad y el poder de este nombre sean recobrados entre nosotros hoy, para que así la iglesia pueda recibir muchas riquezas espirituales por medio de Su nombre.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.