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Lecciones acerca de la oraciónpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1502-9
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 20 Sección 3 de 4

VI. LA ORACIÓN ES LA EXPRESIÓN
DE LA INTENCIÓN DE DIOS

Además, en toda oración apropiada el hombre expresa la intención de Dios. Sí, son ustedes los que oran, pero es Dios quien expresa la intención de Su corazón. Las palabras de la persona que ora equivalen a la expresión de la intención de Dios. Por ejemplo, uno puede orar: “Oh Dios, perdóname mis pecados”. Estas palabras expresan el deseo de Dios de perdonarle sus pecados. Así que, las oraciones verdaderas no expresan nuestras propias ideas, sino que expresan la intención de Dios por medio de nuestras palabras.

Como dijimos anteriormente, toda oración que se conforme al estándar no es iniciada por el hombre, sino por Dios. El hecho de que Dios la inicie implica que Él nos unja y así pone Su intención en el hombre. Una vez que el hombre recibe esta intención, la convierte en palabras y las expresa ante Dios. En esto consiste la oración. Por tanto, cuando alguien ora por la salvación de sus parientes y amigos, si su oración es apropiada, debe creer que en el universo Dios tiene la intención de salvar a ese familiar o amigo suyo. Dicha intención de Dios nunca podría ser expresada ni llevada a cabo por Dios mismo. Esto es una ley. Dios desea que todos los hombres sean salvos; ésta es Su intención. Pero si nadie ora por los hombres, entonces no podrán ser salvos. Por tanto, a menos que usted ore por sus parientes o amigos y así exprese el deseo de Dios, lo que Él propone hacer no podrá llevarse a cabo y sus parientes y amigos no podrán ser salvos. Por consiguiente, cuando nos presentemos ante Dios para orar, no debemos empezar a orar según nuestras propias ideas, porque esta clase de oración generalmente es iniciada por nosotros mismos y no por Dios. Cuando oremos, debemos primero permanecer reposadamente ante Dios, tener comunión con Él, y permitir que Él nos unja de modo que deposite Su intención en nosotros; así nuestra oración expresará la intención de Dios.

VII. LA ORACIÓN CONSISTE EN QUE LA INTENCIÓN
DE DIOS ENTRE EN LA INTENCIÓN DEL HOMBRE

La oración apropiada consiste también en que la intención de Dios entre en la intención del hombre. Una persona que ora de esta manera es aquella que regularmente se acerca a Dios, permite que Dios la gane, y vive en Dios, dándole a Dios así la oportunidad de infundir Su deseo en ella. Originalmente era la intención de Dios, pero al entrar en el hombre se convierte en la intención interna del hombre. Por ejemplo, como mencionamos anteriormente, usted puede orar para que un pariente o amigo suyo sea salvo. Al orar, llega el momento en que usted comienza a expresar el deseo de Dios de salvar a esa persona en particular. Esto sólo pudo haber ocurrido porque usted se acercó a Dios. En cierto momento, mientras usted se acercaba a Dios, Dios puso en usted Su intención de salvar a ese pariente o amigo suyo; así que, dicho deseo de Dios llegó a ser su propio deseo. Así, cuando usted oró por ese asunto, aparentemente usted estaba expresando su propio deseo, pero en realidad estaba expresando el deseo mismo de Dios.

Por esta razón, muchas veces cuando las personas nos piden que oremos por ellas, no podemos aceptar su petición, porque sabemos que las oraciones apropiadas ante Dios no deben ser hechas según nuestra propia decisión, sino según la carga que recibimos de Dios cuando le contactamos y le tocamos. Por tanto, al comenzar a orar, no podemos traer los asuntos de otras personas y orar por ellas.

Debido a esto, antes de abrir nuestra boca para orar por ciertos asuntos, debemos pasar un tiempo considerable ante Dios para abrir nuestro ser a Él. Ninguna persona que sabe cómo orar apropiadamente se presenta ante Dios y abre inmediatamente la boca para orar; más bien, esta persona diariamente lleva consigo un espíritu de oración, permanece en silencio ante Dios, no dice mucho, ni tiene muchas sugerencias. Ella ora a medida que es ungida con las intenciones de Dios, una por una. Por consiguiente, la oración consiste en que la intención de Dios entra en la intención del hombre.

VIII. LA ORACIÓN ES EL DESEO DEL CORAZÓN DE DIOS
QUE PASA A TRAVÉS DEL HOMBRE Y VUELVE A DIOS

La oración apropiada no consiste en expresar palabras concebidas en la mente del hombre, sino palabras producidas a partir de una carga interior. ¿De dónde proviene esta carga? De la intención de Dios que ha sido ungida en nosotros mediante el Espíritu, la cual se convierte en nuestra propia intención. Con base en esta intención y en esta carga que percibimos dentro de nosotros, nos presentamos ante Dios para orar. Por tanto, podemos decir que nuestra oración es la intención de Dios, que se origina en Dios mismo, pasa a través de nosotros y finalmente regresa a Dios.


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