Llevar fruto que permanece, tomo 1por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6314-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Si prestamos demasiada atención al número de personas y a las actividades externas de la vida de iglesia, me temo que todos llegaremos a ser “atletas” que únicamente saben correr una carrera; es decir, únicamente tendremos actividades físicas sin ejercer nuestra función en el espíritu. Si esto continúa, llegaremos a ser robots, que se mueven cuando la maquinaria se mueve y que se quedan quietos cuando ésta se detiene. Es posible que oremos por veinte minutos antes de salir a tocar a las puertas, y nuestras oraciones sean detalladas y minuciosas. También es posible que verdaderamente seamos llenos en nuestra oración y tengamos el sentir de que el Espíritu está con nosotros cuando salimos. Sin embargo, lo que más me preocupa es que el Espíritu solamente esté con nosotros en el momento en que oramos, y que cuando salgamos a tocar a las puertas, esto sea una actividad y nada más.
Debemos recordar que no somos nosotros quienes logramos que las personas reciban vida. Tal vez podamos bautizar a las personas, pero no podemos darles vida. Debemos aprender que ya no vivimos nosotros sino Cristo. Ya no soy yo quien sale a tocar a las puertas, quien habla y quien bautiza a las personas, sino Cristo que vive en mí. Cristo lo es todo. Debemos ejercitar nuestro espíritu y ejercitar la vida y la fe en nosotros, declarando a Dios y a todos los enemigos del universo: “No soy yo quien sale a tocar a las puertas, sino que es Cristo quien sale. No soy yo quien habla a las personas, sino que es Cristo quien habla. No soy yo quien hace que las personas crean, sino que es Cristo quien lo hace. No soy yo quien bautiza a las personas, sino que es Cristo quien las bautiza”. Si tenemos esta actitud, este espíritu, esta vida y esta fe, llevaremos una vida que continuamente depende de Él.
Es al depender de Él de esta manera momento a momento que permanecemos en el Señor. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, Él moraba en el Padre cada día. Nunca se separó del Padre. Su mover era el mover del Padre, y Su hablar era el hablar del Padre. Hoy en día mientras servimos al Señor, debemos ejercitarnos al grado en que cuando nosotros salimos es el Señor que sale, y cuando nosotros actuamos es el Señor que actúa. En aquel tiempo comprenderemos que no estamos solos; más bien, el Señor y nosotros estamos juntos: somos dos espíritus que se unen como un solo espíritu y dos vidas que se unen como una sola vida. Aunque nuestro cuerpo es el que actúa, visita a las personas, sale a tocar a las puertas y bautiza a las personas, nuestro espíritu está unido al Señor como un solo espíritu.
Debemos ejercitarnos al grado en que nos unamos al Señor como un solo espíritu y oremos continuamente, diciendo: “Oh Señor, yo no puedo impartir vida a otros, pero esto es algo que Tú puedes hacer y debes hacer. Señor, dependo de Ti en esto. Tú y yo tenemos que ser un solo espíritu. Mientras bautizo a las personas, es Tu Espíritu quien las bautiza en el Dios Triuno. Señor, yo únicamente puedo ayudar a alguien a meterse en la bañera y sumergirlo en agua, pero no puedo bautizarlo en el Dios Triuno. Únicamente Tu Espíritu puede hacer esto. Gracias, Señor, porque Tú y yo hemos llegado a ser un solo espíritu. En todo lo que hago aquí, eres Tú quien actúa”. Ésta es la fe que debemos procurar tener.
Asimismo, debemos andar conforme al espíritu. Aunque hemos recibido cierto adiestramiento, todavía debemos seguir al espíritu cuando salgamos. A veces nosotros pensamos que debemos hacer algo de cierta manera, pero el espíritu en nuestro interior nos dirige de otra manera. De inmediato nosotros debemos seguir el espíritu y andar conforme al espíritu. De este modo, todo lo que hagamos tendrá el espíritu como base y la vida como contenido.
Conforme a nuestra observación, existe el peligro de que cuando salgamos a tocar a las puertas para conducir a las personas a la salvación y bautizarlas, lo que hagamos se vuelva algo “mecánico”. Una razón para ello es que nuestro espíritu no sea lo suficientemente fuerte y no estemos dispuestos a ejercitar nuestro espíritu. Debido al entrenamiento que recibimos en el pasado, hemos adquirido mucha experiencia en salir a tocar a las puertas y en bautizar a las personas, al grado en que la abundante experiencia que hemos ganado se ha convertido en un método mecánico. El resultado es que no hay mucha vida ni espíritu en lo que hacemos.
Consideremos la manera en que practicamos el bautismo. Creo que muchos de nosotros tenemos el sentir de que cuando salimos a tocar a las puertas y a bautizar a las personas, muchas veces somos demasiado descuidados. No tomamos este asunto seriamente ni logramos que las personas se lleven una profunda impresión del bautismo. El bautismo tiene que ver con el hecho de que el hombre salga de la muerte y entre en la vida, que salga del mundo y entre en el reino de Dios, y que salga del yo y entre en el Dios Triuno. Por esta razón, es un asunto extremadamente serio.
Es preciso que veamos que salir a bautizar a las personas es un asunto sumamente importante. Si tuviéramos otras opciones, preferiríamos no bautizar a nadie en una bañera, sino en una piscina o en un río. No obstante, debemos darle la debida seriedad, de modo que las personas que se bautizan sientan que éste es un asunto muy importante, algo que tiene que ver con el hecho de que sean librados de la perdición y sean salvos, y de que salgan de la muerte y entren en la vida. Éste es un asunto que les cambia la vida —pues están saliendo de sí mismos para entrar en el Dios Triuno— y debemos impresionarles con este entendimiento. Si las bautizamos con ligereza, dándoles la impresión de que esto no es tan importante, ellos tratarán de evadirnos en nuestra próxima visita.
Si hay necesidades especiales que surgen al salir a tocar a las puertas, debemos tener comunión inmediatamente para que la situación pueda estudiarse sin demora. Por ejemplo, algunos jóvenes aceptaron el evangelio y fueron bautizados mientras que sus padres no estaban en casa. Cuando sus padres regresaron, los obligaron a dejar el evangelio. Cuando fuimos a visitarlos de nuevo, sus padres no les permitieron abrir la puerta. Esto es comprensible, y nosotros tuvimos que aceptar la decisión de los padres. Otra situación se presentó cuando durante nuestra visita el esposo estaba ausente. La esposa creyó en el Señor y fue bautizada, pero cuando el esposo regresó, anuló la fe de ella. Cuando fuimos a visitarlos de nuevo, ella no quiso abrirnos la puerta. Esto también es comprensible, y tuvimos que aceptarlo. En una tercera situación, bautizamos a ciertas personas, pero después algunas personas del cristianismo las contactaron y se las llevaron antes de nuestra próxima visita. Esta situación también es comprensible, aunque no completamente aceptable, pues muestra que no protegimos ni cuidamos debidamente a los nuevos creyentes. Un bebé recién nacido necesita ser protegido desde el momento en que sale del vientre de su madre. Si lo protegemos, sobrevivirá; pero si no lo protegemos, morirá. Lo que les sucedió a estos nuevos creyentes es otro tipo de situación en la cual las personas no quieren vernos, pierden la confianza en nosotros y el respeto por nosotros, y nos rechazan debido a que no procedimos de la manera debida. Es muy necesario que seamos corregidos en estos asuntos. Debido a que nunca antes hemos practicado la nueva manera, tenemos que estudiarla a medida que la implementemos. Podemos comparar esto con lo que sucede cuando seguimos un automóvil. Si el carro que va adelante encuentra un problema en la carretera, puede informar sobre las condiciones de la carretera a los automóviles que vienen detrás. Ellos entonces podrán decidir qué hacer. De igual manera, cuando nosotros salgamos a tocar a las puertas, a bautizar a las personas o a perfeccionar las reuniones de hogar, debemos seguir el principio de tener comunión en cuanto encontremos una dificultad. Luego podemos discutir la manera de afrontar el problema apropiadamente. Si no tenemos comunión cuando encontremos dificultades, sino que discutimos sobre ello en privado, sencillamente estaremos chismeando, lo cual no es correcto ni apropiado.
Espero que de ahora en adelante estemos vigilantes especialmente cuando salgamos a bautizar a las personas. Nunca debemos proceder de manera descuidada ni a la ligera; antes bien, debemos ser muy serios. Nunca debemos actuar precipitadamente a fin de ahorrar tiempo. En vez de ello, debemos dedicar un poco más de tiempo y bautizarlas de una manera respetable y seria. Aun cuando una persona sea bautizada en una bañera, con todo, debemos mantener una actitud seria. Debemos llenar la bañera de una manera apropiada, acompañar a la persona para que se prepare y cambie de ropa de manera apropiada, y tener comunión con ella para que entienda que ha sido salva. Si hacemos esto con la debida seriedad, esto causará en el recién convertido una profunda impresión acerca de su bautismo, y también lo respetará y lo tomará con seriedad.
Debemos decirles a los que son bautizados que el bautismo es un asunto muy significativo. Es la realidad de salir de la muerte y entrar en la vida, de salir de las tinieblas y entrar en la luz y de ser salvo de la mano de Satanás y entrar en el reino del Hijo amado de Dios. A partir de ese momento, ellos estarán en la gracia de Dios, disfrutando de Su plena salvación. Dichas palabras los edificarán e inculcarán en ellos un sentir de seriedad en cuanto al bautismo. Al mismo tiempo, debemos explicarles el significado del agua en el bautismo para que puedan entender su significado. Debemos creer que cuando procedamos con seriedad, nuestras palabras ciertamente serán del espíritu, es decir, tendrán la realidad y el poder que causarán una profunda impresión en las personas. Cuando las personas sean bautizadas de esta manera, ésta será su impresión: “Soy una persona diferente ahora. He salido de la muerte y he entrado en la vida; he sido librada de Satanás y he entrado en el reino del Hijo amado de Dios”. De este modo, no será fácil que otras personas les puedan hacer daño. Quizás los padres se opongan y los esposos impongan sus prohibiciones, pero las personas que hemos contactado entenderán claramente que han sido bautizadas y que una realidad ha entrado en ellas. Esto es algo que ellas jamás olvidarán por el resto de sus vidas.
Debemos prestar especial atención a un asunto en particular. Si en la casa de una persona no hay una bañera, nunca debemos simplemente rociarla con agua. Proceder de esta manera es actuar de una manera demasiado descuidada y a la ligera. Sería preferible no bautizarla en ese momento, sino concertar una cita con ella para otra ocasión y en otro lugar a fin de bautizarla con la debida seriedad. Nunca debemos ser descuidados con respecto al bautismo para evitar que las personas reciban una impresión negativa de nosotros. Éstas son áreas en las cuales debemos tener cuidado y obrar cautelosamente.
Independientemente de si tocamos a las puertas para bautizar a las personas o salimos a perfeccionar una reunión de hogar, debemos proceder y actuar regidos por el principio de la muerte y la resurrección, viviendo en el espíritu y siguiendo al espíritu. Debemos causar en las personas la impresión de que estos asuntos son muy significativos y serios.
Pregunta: ¿Podemos cambiar la idea que una persona tiene del bautismo hablándole más al respecto?
Respuesta: El órgano que usted use para hablar a las personas, será el mismo órgano que usted tocará en ellas. Si usted habla a las personas ejercitando su espíritu, tocará el espíritu de ellas. Si les habla con su mente, tocará la mente de ellas. Asimismo, si habla con ellas en un tono desconfiado, analítico y polémico, provocará una disputa. Todo depende de usted. Debemos ejercitar nuestro espíritu y aprender a hablar en el espíritu, diciéndoles a las personas: “Queridos amigos, esto es un asunto importantísimo. Éste es el día en que usted puede escapar del infierno”. Si les hablamos de esta manera, el Espíritu obrará en ellas. Si estamos en la mente y les preguntamos: “¿Sabe usted que hoy es el día en que usted va a escapar del infierno?”, ellos responderán: “No, no lo sé”. Por consiguiente, importa mucho cómo hablemos. Debemos hablar ejercitando nuestro espíritu y dar a otros la impresión de que nuestro hablar tiene la actitud del espíritu, el tono del espíritu, y no simplemente procede de nuestra mente. Debemos comprender que la actitud y tono de nuestra mente únicamente provocará disputas.
Nunca debemos bautizar a las personas con ligereza. Esto no es apropiado. No debe preocuparnos el número de personas que logremos bautizar cada día. Esto no depende de lo que nosotros pensamos, sino la obra del Espíritu Santo. Si el Espíritu Santo salva a una persona, nosotros bautizaremos a una persona; y si salva a diez, bautizaremos a diez. El número de personas que hemos de bautizar no depende de nosotros, sino del Espíritu Santo y de cómo cooperen las circunstancias.
Con respecto a la adoración a ídolos, debemos dedicar tiempo para tener una comunión clara con los recién convertidos, diciéndoles que puesto que han creído en el Señor, deben abandonar todos los ídolos. Si ellos no abandonan los ídolos, el Señor no podrá aceptarlos. No podemos bautizar a aquellos que no estén dispuestos a deshacerse de los ídolos. Si ellos dicen que quieren deshacerse de los ídolos, debemos ayudarlos a destruirlos. Los ídolos tienen que ser eliminados. Sin embargo, no necesariamente debemos resolver de manera inmediata problemas como fumar y beber, porque fumar y beber son una especie de hábito. A fin de resolver estos problemas, los recién convertidos deben vencer estas cosas por medio de la vida del Señor después de su bautismo. Los ídolos, por otro lado, tienen que ser eliminados inmediatamente.
(Mensaje dado el 17 de marzo de 1987 en Taipéi, Taiwán)
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.