Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vidapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7381-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-0-7363-7381-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Cuando asistimos a la reunión de la mesa del Señor, debemos crucificar lo que sabemos. No debemos orar de acuerdo con lo que sabemos ni como nos gusta orar. Debemos crucificar nuestras decisiones. Desde que alentamos a los hermanos y hermanas a participar en las reuniones, muchos han quedado realmente convencidos. Por esta razón, antes de ir a la mesa del Señor, quizás un hermano se prepare para ofrecer una oración acerca del amor del Señor. Entonces considera Juan 3:16 y el amor constreñidor de Cristo en 2 Corintios 5:14, hasta que se siente cargado en sus emociones y decide ofrecer una oración acerca de esto. Si oramos de esta manera, nuestra oración estará amortecida. Éste es el camino equivocado. Necesitamos aprender a crucificar todo lo que sabemos, crucificar todo lo que nos guste y crucificar lo que decidamos hacer. Entonces cuando vamos a las reuniones, diremos: “Señor, estoy abierto. Mi mente, parte emotiva y voluntad han sido todas crucificadas y ya no queda nada de mí”. Entonces nos ejercitaremos para hablar algo que procede de nuestro interior y cualquier cosa que digamos será del espíritu.
La manera para diferenciar el espíritu del alma es tomar la cruz. Debemos aprender a aplicar esto a nosotros mismos. Cuando comenzamos a practicarlo después de negar nuestro yo, muchas veces, nos parecerá que estamos en blanco. No obstante, después que practicamos por cierto tiempo, será muy fácil que quede algo después de habernos negado nuestro yo, debido a que nuestro espíritu estará ejercitado y será muy sensible. Después de cierto período de práctica y ejercicio, nuestro espíritu será muy sensible, y nos acostumbraremos a su sensibilidad. Todos necesitamos aprender esta lección. A modo de testimonio, puedo decirles que incluso hoy día, no estaba claro que era lo qué debía ministrar. En la mañana pensé que debería abarcar un punto diferente, pero en la tarde tuve una verdadera carga de hablarles de otra cosa. Negué mi pensamiento y dije: “Señor, ¿qué es lo que Tu piensas del próximo punto del que debo hablar?”.
La mayoría de los cristianos en la actualidad no conocen cual es la manera apropiada de tener las reuniones de iglesia. Sus reuniones sólo concuerdan con tradiciones, formas y regulaciones, bien sean escritas o sobreentendidas. Si todos aprendiésemos la lección de negar el alma y permitir que brote algo desde el interior de nuestro espíritu, nuestras reuniones tendrán un cambio radical. ¿Qué pasaje del Nuevo Testamento nos manda reunirnos de la manera como lo hacemos hoy? La manera en que nos reunimos hoy en día, la hemos adoptado de nuestro trasfondo cristiano. Se comienza la reunión con un himno, ¿pero dónde está la base bíblica para esto? Debemos romper con todas nuestras viejas costumbres naturales, formales y tradicionalistas que provienen de nuestro trasfondo. Si usted me preguntara cuál es la manera apropiada de reunirse, le diría que no lo sé. Pero, una cosa sé, y es que cuando todos nos congregamos, debemos venir negando nuestra mente, nuestra parte emotiva y nuestra voluntad. Entonces veremos lo que surge del espíritu.
En una reciente reunión de oración me complació ver que no comenzamos con un himno. Simplemente empezamos a orar. No usar los himnos causa que a veces nos remontemos a los cielos más altos. Después de un tiempo, se pidieron algunos himnos, pero fueron una interrupción a la reunión. En ese tiempo yo mismo escogí un himno, pero sólo para que éste nos ayudara a regresar. A veces seguimos la dirección equivocada para hacer que la gente regrese al camino correcto. Esto fue lo que el Señor hizo con los dos discípulos que iban camino a Emaús. Sin embargo, simplemente debiéramos haber orado aun hasta la medianoche. ¡Qué clase de cautiverio es el conocimiento tradicional! Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad y liberación (2 Co. 3:17).
No puedo decirles cuál es la manera correcta en que los cristianos deben reunirse, pero sí creo que la manera apropiada es que debemos congregarnos por medio de negar nuestra mente, parte emotiva y voluntad, junto con todas nuestras formalidades. Simplemente debemos hacer una sola cosa: ejercitar nuestro espíritu. Luego veremos que es lo que sale. Tengo una carga profunda por esto. Descartar todos nuestros caminos tradicionales es una revelación, incluso una revolución. No tenemos ninguna base bíblica para probar que la manera actual de reunirnos sea correcta. Desconozco cuál sea la manera apropiada, pero sí sé que tenemos que negar el alma y no reunirnos conforme al conocimiento, sino conforme al espíritu. Entonces el Espíritu Santo tendrá una vía libre. La manera de diferenciar el espíritu del alma es negar todo lo negativo; así surgirá todo lo positivo. Aprendan a hacer esto, e intenten hacer esto. Entonces verán los resultados.
En la Biblia hay dos versículos principales que nos proveen la manera de conocer el espíritu. Romanos 8:6 dice: “La mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el espíritu es vida y paz”. Asimismo, 2 Corintios 3:17 dice: “El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. En Romanos 8 hay dos palabras clave: vida y paz. Luego, 2 Corintios 3 habla de libertad. Vida, paz y libertad, o liberación, son las maneras de conocer el espíritu. Cuando interiormente tenemos vida, paz y liberación, estamos en el camino del espíritu. La manera de saber si estamos en la carne lo determina una sola palabra: muerte. La muerte es contraria a la vida, paz y libertad. Cuando tenemos muerte dentro de nosotros, no tenemos vida, y tampoco tenemos paz, ni libertad. Si alguien está lleno de muerte, no necesita discutir que no está en la carne. Es mediante la muerte que conocemos la carne, y según este mismo principio, es mediante la vida, paz y liberación que conocemos el espíritu.
En nuestro cuerpo físico hay vida, pero para cualquiera sería difícil mostrarnos la vida. Si un médico examina el cuerpo de un muerto, él no podrá encontrar la muerte, pero la vida se habrá ido. Sabemos si hay vida o muerte en un cuerpo por medio de las expresiones del cuerpo. Si nos acercamos a alguien y vemos la expresión de la muerte, esto muestra que su vida se ha ido; entonces sabemos que esta persona está muerta. Es también por ciertas expresiones que sabemos que una persona tiene vida. De igual modo, la manera de conocer el espíritu es por sus expresiones, las cuales se revelan en los versículos que mencionamos antes, a saber, vida, paz y libertad.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.