Información del libro

Mensajes para creyentes nuevos: Confesión y restitución #13por Watchman Nee

ISBN: 978-1-57593-443-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 15 de 21 Sección 3 de 7

CONFESION Y RESTITUCION

Lectura bíblica: Lv. 6:1-7; Mt. 5:23-26

I. UNA CONCIENCIA SIN OFENSA

Después de que creemos en el Señor, debemos desarrollar el hábito de confesar y restituir. Si hemos ofendido a alguien o hemos cometido una falta contra otro, debemos aprender a confesar y a compensar por el daño. Por una parte, debemos confesar la ofensa a Dios, y por otra, debemos confesarla al hombre y reparar el daño. Si un hombre no se confiesa ante el Señor, y no pide perdón ni hace restitución al hombre, su conciencia fácilmente se endurecerá. Una vez que la conciencia se endurece, se crea un problema serio y fundamental: se hace difícil que la luz de Dios brille en el hombre. Una persona debe desarrollar el hábito de confesar y de hacer restitución a fin de mantener una conciencia sensible delante del Señor.

Un obrero del Señor solía preguntarle a otros: “¿Cuándo fue la última vez que usted confesó su ofensa a otro?” Si ha transcurrido un largo tiempo desde su última confesión, debe haber algún problema en la conciencia de la persona. Con frecuencia ofendemos a otros. Si una persona ha ofendido a alguien y no tiene ningún remordimiento, su conciencia debe de estar enferma o es anormal. El tiempo transcurrido desde su última confesión indica si existe un problema entre usted y Dios. Si ha pasado un largo período, falta luz en su espíritu. Si el tiempo es corto, es decir, si recientemente ha confesado su falta, su conciencia sigue siendo sensible. A fin de vivir bajo la luz de Dios, necesitamos de una conciencia sensible, y para que ésta permanezca sensible, necesitamos condenar al pecado continuamente. Necesitamos confesarnos ante Dios, y también necesitamos confesar al hombre la ofensa y reparar el daño.

Si hemos ofendido a Dios, y la ofensa no tiene nada que ver con el hombre, no necesitamos confesar nada al hombre. No debemos excedernos en nada. Si los pecados de un hermano o una hermana no están relacionados con el hombre, y sólo ofendieron a Dios, él o ella sólo necesita confesarlos a Dios; y no tiene necesidad alguna de confesarlos al hombre. Espero que presten mucha atención a este principio.

¿Qué clase de pecados ofenden al hombre? ¿Cómo debe uno disculparse o pagar a otra persona cuando la ha ofendido o ha cometido alguna falta contra ella? A fin de entender esto claramente, necesitamos estudiar cuidadosamente dos porciones de las Escrituras.

II. LA OFRENDA POR LOS PECADOS EN LEVITICO 6

La ofrenda por los pecados tiene dos aspectos: uno se revela en Levítico 5 y el otro en Levítico 6. El capítulo cinco nos dice que debemos confesarnos ante Dios y ofrecer sacrificios por el perdón de nuestros pecados. El capítulo seis nos dice que no es suficiente que ofrezcamos un sacrificio si materialmente hemos ofendido a una persona; necesitamos también restituir algo a la parte ofendida. El capítulo seis dice que si hemos ofendido a alguien en cosas materiales, debemos arreglar el asunto con los hombres. Por supuesto, necesitamos confesar también a Dios y pedirle perdón. Pero resolver el asunto sólo ante Dios no es suficiente. No podemos pedirle a Dios que nos perdone en nombre de aquellos a quienes ofendimos.

¿Cómo debemos arreglar el asunto con el hombre? Miremos la ofrenda por los pecados descrita en Levítico 6.

A. Algunos pecados son
transgresiones contra el hombre

Levítico 6:2-7 dice: “Cuando una persona pecare e hiciese prevaricación contra Jehová, y negare a su prójimo lo encomendado o dejado en su mano, o bien robare o calumniare a su prójimo, o habiendo hallado lo perdido después lo negare, y jurare en falso; en alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre, entonces habiendo pecado y ofendido, restituirá aquello que robó, o si el daño de la calumnia, o el depósito que se le encomendó, o lo perdido que halló, o todo aquello sobre que hubiere jurado falsamente, lo restituirá por entero a aquel a quien pertenece, y añadirá a ello la quinta parte, en el día de su expiación. Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños, conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. Y el sacerdote hará expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas en que suele ofender”. Una persona que haya ofendido a alguien o transgredido contra alguien en cosas materiales debe arreglar el asunto con los hombres antes de ser perdonado. Si no resuelve el asunto con los hombres, no será perdonado.

Hay seis clases de transgresiones en contra del hombre en esos versículos:

(1) Mentir al prójimo con respecto a un depósito encomendado: significa que después de haber recibido un encargo, retiene intencionalmente el objeto o parte del mismo. Esto es mentir y es un pecado delante de Dios. No debemos mentir con respecto al depósito que nos han encomendado; debemos guardarlo fielmente. Los hijos de Dios deben guardar fielmente lo que se les confíe. Si no podemos guardar algo, no lo debemos aceptar. Una vez que lo aceptemos, debemos hacer lo posible por guardarlo. Si algo le llega a suceder al encargo por causa de nuestra negligencia, hemos transgredido contra el hombre.

(2) Mentir al prójimo con respecto a lo dejado en su mano: esto significa obrar falsamente o mentir en transacciones legales o sacar provecho por medios ilícitos, o usurpar algo que no es de uno en algún negocio. Esto es pecar delante del Señor, y debe ser confrontado severamente.

(3) Robar al prójimo: aunque es posible que esto no suceda entre los santos, de todos modos debemos mencionarlo. Nadie debe adquirir nada por medio del robo. Todo el que intente hurtar las posesiones de otros valiéndose de la posición social o del poder, comete pecado.

(4) Explotar al prójimo: es un pecado tomar ventaja alguna de otros valiéndonos de la posición o el poder que tengamos. A los ojos de Dios Sus hijos nunca deben hacer tal cosa. Esta clase de conducta debe eliminarse.

(5) Encontrar algo perdido y mentir al respecto: los nuevos creyentes deben prestar especial atención a este asunto. Muchas personas han mentido sobre las cosas que otros han perdido. Hacer desaparecer algo, reducir la cantidad o reemplazar algo bueno con algo malo, es lo mismo que mentir. Uno halla un artículo y niega haberlo encontrado; o encuentra cierta cantidad y afirma que halló menos. Algo puede estar bueno, pero usted dice que está malo, esto es mentir. Otros pierden algo y usted se aprovecha de ellos; usted los despoja buscando ganancia o beneficio a costa de ellos; esto también es pecado. Un cristiano no debe adueñarse de las posesiones de otros. Si usted ha cogido algo por equivocación, debe guardarlo bien y devolvérselo al dueño. Nunca declare que un objeto que encuentra es suyo. No está bien quedarse con artículos perdidos, pero es peor aún hurtar los bienes de otros por métodos ilícitos. No está bien adueñarse de las posesiones de los demás por medio de cualquier método injusto. Un creyente no debe hacer ninguna cosa que le beneficie a expensas de otros.

(6) Jurar en falso: es pecado jurar en falso con respecto a cualquier cosa material. Usted sabe algo, y sin embargo, dice que no lo sabe. Ha visto algo, pero lo niega y hace desaparecer objetos. Todo el que jura en falso peca.

“En alguna de todas aquellas cosas en que suele pecar el hombre”. Esto se refiere a las transgresiones causadas en contra del hombre en cuestión de posesiones. Los hijos de Dios deben aprender y recordar siempre esta lección: no deben apropiarse de lo que pertenece a otros. No se adueñe de las posesiones de otros. Quienquiera que jure en falso en cualquiera de los asuntos que acabamos de mencionar transgrediendo contra otros, peca.

Hermanos y hermanas, si hay algo deshonesto en cualquier cosa que hagan, si han adquirido algo a expensas de otros, o si han obtenido algo por uno de estos seis medios, han pecado. Debe ponerle fin a todos estos pecados.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top