Manejo de la iglesias por parte de los ancianos, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7182-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Una vez que alguien tiene un encuentro con la autoridad, no podrá evitar someterse a ella. Es inútil tener miles de argumentos que son correctos. Sólo por medio de la sumisión podemos tener vida. Sólo por medio de la sumisión podemos vivir. Sólo por medio de la sumisión podemos experimentar la bendición, y sólo por medio de la sumisión podemos seguir adelante. Tengan presente que no estamos hablando de la obediencia, sino de la sumisión. Yo he visto algunos niños que hacían lo que sus padres deseaban, pero que no eran en absoluto sumisos. Ellos hacían lo que sus padres les decían, pero en su interior no había sumisión. También he visto lo opuesto: algunos niños no hacían lo que sus padres deseaban, pero eran muy sumisos. En algunos casos ustedes pueden tener algún conflicto con la autoridad y encuentran que no puede obedecer, pero aún mantienen un espíritu de sumisión así como una actitud de sumisión. En otros casos ustedes pueden actuar en obediencia a la autoridad, pero en realidad no hay sumisión. No estamos hablando aquí de la cuestión de obediencia, sino de sumisión. Aquello a lo cual obedecemos no necesariamente es la autoridad; sólo aquello a lo cual nos sometemos es la autoridad.
No tengan el concepto equivocado de que la sumisión a la autoridad significa que ustedes están obligados incluso a hacer cosas malas; ¡esto no es cierto! Incluso cuando ustedes se dan cuenta de que la autoridad les propone hacer algo que está mal, ustedes aún pueden someterse, sin hacer aquello que está mal. Esto no tiene que ver con la obediencia, sino que es absolutamente un asunto relacionado con la sumisión. Todo anciano debe conocer este hecho; él debe estar lleno de un espíritu de sumisión. Sólo entonces prevalecerá un espíritu de sumisión en toda la iglesia. Si en toda la iglesia hace falta este espíritu de sumisión, los ancianos son responsables por esta carencia. Una persona insumisa sólo producirá una iglesia insumisa; nunca podrá producir una iglesia sumisa. Algunos dirán que el Señor es nuestra única Cabeza, lo cual es correcto. No obstante, usted y yo debemos aprender a tocar algo llamado autoridad y someternos a esta autoridad. Sólo entonces podremos traer a la iglesia una atmósfera y espíritu de sumisión, y sólo entonces la iglesia podrá seguir adelante. De lo contrario, no podrá avanzar. Usted puede jactarse de su habilidad o capacidad, pero esté preparado, porque un día toda la iglesia tendrá un espíritu insumiso para con usted. Sólo aquellos que son sumisos pueden producir el espíritu de sumisión, y sólo ellos podrán producir una iglesia sumisa.
Una cosa es obedecer y otra someterse. Alabamos a Dios, pues en toda la Biblia se usan estas dos palabras con respecto a nuestra relación con Dios. Necesitamos someternos a Dios y también obedecerlo. La Biblia no dice que la esposa debe obedecer al esposo. Si la Biblia mandara a las esposas a obedecer a sus esposos, eso sería terrible. Algunos esposos les exigen a sus esposas que adoren ídolos junto con ellos. ¿Deben obedecerlos las esposas? ¡Por supuesto que no! La Biblia únicamente nos manda que nos sometamos a los que están en autoridad, pero nunca nos exige que los obedezcamos. Si Dios nos mandara obedecer a los que están en autoridad, eso sería terrible. El rey Nabucodonosor les mandó a los tres amigos de Daniel que adoraran la imagen. Si ellos le hubieran obedecido, ello habría sido terrible. Dios exige la sumisión, pero ellos no podían adorar la imagen, ni podían obedecer el mandato del rey. No obstante, ellos al mismo tiempo debían someterse a la autoridad. Aquí había una autoridad a la cual ellos tenían que someterse.
Al velar por la iglesia, los ancianos deben primero tocar algo llamado autoridad. La autoridad representa a Dios. En la iglesia existe tal cosa llamada la autoridad delegada por Dios. Una vez que usted trata de anularla, no podrá existir la administración de la iglesia ni la realidad de la iglesia. Hoy en día hay muchas denominaciones. Todas ellas se llaman a sí mismas iglesias, pero ¿puede usted ver la realidad de la iglesia allí? Raras veces uno la ve. ¿Por qué? Porque usted no ve entre ellos la autoridad. Si usted va a un grupo de cristianos y no toca allí la autoridad, debe poner en duda ese grupo. Dondequiera que hay autoridad en un lugar, usted puede afirmar con certeza que la iglesia está allí. Tal vez no sea la iglesia en su totalidad, pero al menos es una representación de la iglesia.
Puedo hablarles de esto con absoluta seguridad, porque he descubierto estas cosas por experiencia. Experimentamos esto cuando fuimos levantados para empezar a reunirnos en el norte de China. No importa a qué reunión usted fuera, podía percibir algo a lo que no podía oponerse. Una vez que usted intentara oponerse, tendría problemas con Dios; una vez que intentara oponerse, no podría orar más; y una vez que intentara oponerse, no podría seguir adelante como un cristiano apropiado, ni podría avanzar en vida ni servir. Así que no tenía otra opción que someterse a ello. En el pasado no habría podido decirles qué era esto, pero ahora sé que era la representación de la presencia de Dios. En otras palabras, era la autoridad.
No todo lo que una autoridad delegada por Dios dice es correcto. Por experiencia puedo decirles que a menudo se cometen muchos errores. Pero, de nuestra parte, sólo podemos negarnos a obedecer; no podemos rehusar someternos. Una vez que rehusamos someternos, es como si echáramos a perder nuestra propia vida. En algunos casos es posible que la autoridad delegada no perciba las cosas tan claramente como usted y sus juicios y decisiones no sean acertados. Usted sólo puede negarse a obedecer; si no obedece, esto no le costará la vida. Creo que ustedes saben a qué me refiero cuando les hablo de costarles la vida. Significa que, delante de Dios, ustedes no tienen ninguna forma de seguir adelante. Sin embargo, en el momento en que rehúsen someterse, ustedes de inmediato sabrán que han sacrificado su vida. Tendrán problemas en su vida espiritual, en su servicio y en su comunión, no sólo en su comunión con Dios, sino también con los hermanos y hermanas. Un anciano debe tocar la autoridad, y todos los hermanos deben también someterse a la autoridad.
Nunca deben suponer que la autoridad sólo tiene que ver con una persona o personas, o con un grupo de personas. Supongamos que tenemos aquí al ministro de un departamento de gobierno. Él, por supuesto, es una autoridad; pero si usted piensa que la autoridad es esa persona solamente, está equivocado. Por un lado, un ministro de gobierno es una autoridad; pero, por otro, cuando cambien de ministro y pongan a otra persona, la autoridad todavía estará allí, porque lo que tenemos es una nación y un gobierno. Conforme al mismo principio, lo que tenemos aquí es la iglesia. Ella es el lugar donde Dios ejerce Su administración en la tierra. Es aquí donde Dios confía Su presencia y establece Su representante. Por lo tanto, aun cuando la persona cambie, la presencia de Dios y Su autoridad delegada todavía permanecen.
A través de los años, la cuestión de autoridad me ha hecho comprender que Dios existe y que hay un Soberano en el universo. Si lo que servimos es simplemente un nombre o ciertos términos doctrinales, entonces la realidad de la autoridad no estará entre nosotros. Pero debido a que el Dios a quien servimos es real y viviente, la cuestión de autoridad está aquí entre nosotros. Los gentiles pueden defender la democracia o un sistema parlamentario, pero nada de eso funcionará en la iglesia. Los gentiles no tienen a Dios, y ellos simplemente son una comunidad humana. Sin embargo, con respecto a la iglesia, tenemos la presencia de Dios, el mover de Dios y la operación de Dios. Por ese motivo, la democracia no puede ser aplicada a la iglesia. Más aún, la autocracia tampoco puede ser aplicada, puesto que ésta gira en torno a un solo individuo. Con respecto a la iglesia, no se trata de muchos individuos ni de uno solo; más bien, se trata de la presencia de Dios y la representación de la misma. Si la representación son dos o tres personas, entonces se trata de esas dos o tres. Si la representación son diez personas, entonces se trata de esas diez personas. Si esa representación es un solo individuo, entonces se trata de ese individuo. La representación de la presencia de Dios es la autoridad de Dios en ese lugar. Nadie puede oponerse a esto; todos tenemos que someternos a esto. Es por ello que los ancianos tienen que aprender a ser personas que se someten a la autoridad.
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