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TODOS NECESITAMOS A JESUCRISTO

Todos sabemos que no es fácil ser un ser humano. Algunos jóvenes quieren cometer suicidio a la edad de dieciocho o diecinueve años porque piensan que ser un ser humano es demasiado difícil. Todos los padres aman a sus hijos, pero este amor a veces llega a ser una molestia para los hijos. De la misma manera, aunque los hijos son preciosos para los padres, muchas veces hacen sufrir a sus padres más allá de toda medida. No es fácil ser un padre ni tampoco un hijo. Asimismo tampoco es fácil ser un esposo o una esposa. No es fácil ser un empleador, un empleado, un maestro, un estudiante ni estar en ninguna otra profesión. Es por eso que todos necesitamos a Jesús. Sólo Jesús está calificado para ser un ser humano. Sin el Señor Jesús, no somos aptos para ser un padre ni una madre. No somos aptos para ser ninguna clase de persona. Es posible que incluso queramos suicidarnos. Sólo cuando Jesús entra en nosotros dejamos de pensar en cometer suicidio. Jesús es rico sobremanera. Cuando Él entra en su ser, el disfrute que usted tiene de Él es inefable. Él puede satisfacer todas las necesidades de nuestra vida humana.

Su persona, naturaleza, experiencia, obra, realizaciones y logros son excelentes e incomparables; así es esta Persona. Él es todo-inclusivo; por lo tanto, es excelente e incomparable. El agua que bebemos es preciosa porque, por un lado, es rica en sus elementos constitutivos y, por otro, estos elementos son lo que el cuerpo humano necesita. Ya sea que lo entendamos o no, mientras bebamos agua, ella operará en nosotros y suplirá nuestra necesidad calmando nuestra sed. Esto es lo que ocurre con respecto a nuestra vida humana. Tan pronto como Jesús entra, nos sentimos de maravilla. No podemos explicarlo. Sin Jesús, no somos más que un caos. Esto es algo que excede nuestra capacidad para explicarlo. Por lo tanto, todos necesitamos a Jesús. Sólo Dios puede suplir y resolver todas las necesidades que se hallan dentro del hombre. En nuestra vida humana, todos necesitamos a este Cristo todo-inclusivo e ilimitado. En Él se hallan riquezas humanas indecibles, como también riquezas divinas. Es por eso que puede salvarnos por completo.

EL CRISTO QUE ES LA ANCHURA,
LA LONGITUD, LA ALTURA Y LA PROFUNDIDAD
ES EL QUE SATISFACE TODAS LAS NECESIDADES
DE LA VIDA HUMANA

Por ejemplo, supongamos que un joven ha creído en el Señor y es salvo. Antes de ser salvo, era muy irrazonable e insumiso. Nadie podía controlarlo. Ni la escuela, ni la policía, ni el tribunal, ni sus padres ni nadie podía detenerlo. Un día, este joven creyó en Jesús de una manera maravillosa, y en sólo tres o cinco días, toda su persona experimentó un cambio maravilloso. El Jesús que él recibió había empezado a ejercer en él una función reguladora, por lo que toda su conducta peculiar cambió.

Después de cierto tiempo, él descubre que todavía tiene algunas peculiaridades en su manera de ser y en su temperamento. Todavía aborrece a otros o los envidia. Siente que puesto que se ha hecho cristiano, no debe ser más así. Así que hace todo lo posible por ser una mejor persona, pero el resultado es que su enojo empeora. Cuanto más trata de mejorar, más envidia a los demás. La razón de ello es que está luchando con sus propias fuerzas y le es difícil ver alguna mejora. Ésta es frecuentemente nuestra experiencia. Cuanto más seguimos al Señor, más sentimos que no somos las personas correctas. Es por eso que al amar al Señor y al ir en pos de Él, tenemos que recordar que debemos dejar a un lado nuestro yo y renunciarlo. No importa cuán peculiares, irascibles u orgullosos seamos, tenemos que olvidarnos de estas cosas para poder tocar al Señor. Cuando contactemos al Señor en nuestro espíritu, no debemos pedirle que haga muchas cosas por nosotros; en vez de ello, debemos tocar al Señor mismo. Esto es como conectar la electricidad a nuestros hogares; no necesitamos orar para que la electricidad nos dé luz y calor. Lo único que hacemos es conectarnos con la fuente de electricidad y dejar que fluya la corriente eléctrica. La electricidad entonces será transmitida a nosotros, y todos los aparatos eléctricos podrán operar y funcionar. Por lo tanto, debemos tocar al Señor continuamente en nuestro espíritu. Él pondrá fin a nuestro enojo y nuestro orgullo, y absorberá nuestra envidia. Al final, seremos salvos.

Finalmente, las riquezas que se hallan en la divinidad del Señor y el poder en Su humanidad llegarán a ser nuestra humanidad. De este modo, el Cristo ilimitado estará en nosotros para suplir todas nuestras necesidades y capacitarnos para hacer todas las cosas. Esto es como dijo Pablo: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder” (Fil. 4:13). En el libro de 1 Corintios, él nos dijo que llegó a ser una persona fuera de lo común, no por sí mismo, sino por la gracia de Dios que estaba con él (15:10). Pablo en otro tiempo había sido blasfemo, perseguidor e injuriador, una persona destructiva (1 Ti. 1:13); pero después que tocó a Cristo, Cristo estaba en él, por lo que llegó a ser una persona fuera de lo común.

Pablo además dijo que las riquezas de Cristo que disfrutaba eran inescrutables. Al final, él habló de la “excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor” (Fil. 3:8). Las riquezas de Cristo son inescrutables; Él es tanto elevado como profundo, y Sus medidas son la anchura, la longitud, la altura y la profundidad del universo (Ef. 3:8). Debemos dedicar todos los días de nuestra vida a experimentar Sus riquezas.