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LOS DOS ASPECTOS DE LA MUERTE DE CRISTO

El Evangelio de Juan presenta estos dos aspectos en cuanto a la muerte de Cristo. El versículo 29 del capítulo 1 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!”. Éste es el primer aspecto de la muerte de Cristo, y se encarga de nuestros pecados. Luego 12:24 dice: “Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. Este aspecto de la muerte de Cristo no tiene nada que ver con el pecado. Este aspecto de Su muerte tiene como fin la producción de muchos granos para que formen un solo pan. Este pan es la iglesia (1 Co. 10:17).

La iglesia fue producida por el agua que imparte vida. ¿Qué es esta agua? En 1 Corintios 10:4 se indica que esta agua es el Espíritu. Cristo está tipificado por la roca que fue hendida, de la cual salió agua viva. Esa agua viva representa el Espíritu vivificante (15:45). Cuando Jesús murió en la cruz, Él fue herido, de lo cual emanó el agua de vida, el Espíritu vivificante.

¿Por qué medios es producida la iglesia? La iglesia es producida por el Espíritu vivificante. Juan 3:6 dice: “Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”. El mismo capítulo también dice: “El que tiene la novia, es el novio [...] Es necesario que Él crezca, pero que yo mengüe” (vs. 29-30). Pocos cristianos se dan cuenta de que la regeneración no sólo es para nuestra salvación, sino también para la producción de la iglesia. La regeneración no sólo sirve para que nazcamos de nuevo; sino también para que la novia sea producida.

LA IGLESIA ES EL AUMENTO DE CRISTO

La iglesia no es el agrupamiento de estadounidenses, británicos, alemanes, japoneses, chinos y puertorriqueños. La iglesia es el aumento de Cristo. El que la iglesia sea el aumento de Cristo significa que la iglesia es Cristo. Colosenses 3:10-11 dice: “[Habiéndoos] vestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; sino que Cristo es el todo, y en todos”. En el nuevo hombre, que es la iglesia, Cristo es el todo, y en todos. Por tanto, la iglesia es el aumento de Cristo. En la iglesia no hay negro ni blanco, sino solamente Cristo como el todo en todos.

La iglesia es el aumento de Cristo; por tanto, es una parte de Cristo. Únicamente el Espíritu vivificante con la vida de Cristo puede hacer que las personas sean una parte de Cristo a fin de producir Su complemento, Su aumento. Esto no es asunto de enseñanzas ni de dones. Es por completo un asunto de vida. Ninguna enseñanza ni don de ninguna clase puede producir el aumento de Cristo. No estoy en contra de ninguna doctrina auténtica, ni tampoco estoy en contra de un don genuino. Todas las doctrinas auténticas y todo don genuino tienen su lugar. Sin embargo, para la producción de la iglesia, lo único que necesitamos es el crecimiento en vida.

Efesios, un libro sobre la iglesia, no dice nada sobre las enseñanzas ni los dones con relación a la producción de la iglesia. En vez de ello, Efesios dice que todos debemos crecer en Cristo, la Cabeza, en todo (4:15). En este sentido, el libro de Efesios nos ayuda a ser liberados de las enseñanzas (v. 14). Para que la iglesia sea el aumento de Cristo, no necesitamos el conocimiento que adquirimos de las enseñanzas ni la manifestación de los dones. Lo que necesitamos es el crecimiento.

EL CRECIMIENTO EN VIDA REVELADO EN MATEO 13

El crecimiento en vida es revelado en Mateo 13. En este capítulo, el Señor Jesús nos dijo que Él vino, no como un maestro, sino como un sembrador a fin de sembrarse a Sí mismo como la semilla de vida en nosotros (vs. 3-8). Esto es muy significativo. Debemos desechar el concepto de que podemos ser cristianos espirituales maravillosos si acumulamos conocimiento. Debemos experimentar un cambio en nuestro concepto. El Señor vino como un sembrador, y Él se sembró a Sí mismo en nosotros como semilla de vida. Según Mateo 13, después que Él se siembra en nosotros, todos debemos crecer.

La primera parábola en Mateo 13 revela al sembrador (vs. 3-8). En la segunda parábola, la semilla que fue sembrada crece hasta convertirse en trigo (vs. 24-30). Luego, la cuarta parábola se refiere a la flor de harina (vs. 33-35). La flor de harina proviene del grano de trigo. Estos granos son buenos para hacer un pan, y este pan representa el Cuerpo de Cristo (1 Co. 10:17). Somos muchos miembros, pero hay un solo Cuerpo, un solo pan.

En la quinta y sexta parábolas, hay un tesoro escondido en un campo, y un comerciante que halla una perla de gran valor (Mt. 13:44-46). En principio, el tesoro escondido en el campo debe componerse de oro y piedras preciosas, elementos que son sustancias transformadas. Estos elementos transformados son los materiales para la edificación de la casa de Dios (1 Co. 3:12). Esto es muy significativo. Para que la iglesia sea producida, necesitamos crecimiento y transformación. Luego podemos tener la edificación. El crecimiento tiene como fin la transformación, y la transformación tiene como fin la edificación.