Información del libro

Entrenamiento de perfeccionamientopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4812-6
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LAS COSAS QUE REEMPLAZAN
Y SE OPONEN A CRISTO

En los Estudios-vida hemos señalado particularmente tres libros en el Nuevo Testamento que revelan las cosas que reemplazan a Cristo o que se oponen a Cristo. Estos libros son 1 Corintios, Gálatas y Colosenses. En 1 Corintios encontramos el conocimiento y los dones. Éste no es un conocimiento secular o pecaminoso, sino un conocimiento espiritual, un conocimiento bíblico, un conocimiento fundamental, y también los dones. Estas dos categorías en 1 Corintios son un obstáculo que les impide a muchos cristianos vivir a Cristo. Los corintios tenían el conocimiento y los dones. Ellos no estaban atrasados en el conocimiento o en los dones; sino que estaban escasos de Cristo. Ellos no vivían a Cristo y tampoco estaban edificados; más bien estaban divididos. En Gálatas la religión, la ley y las ordenanzas estaban sustituyendo a Cristo. En Colosenses vimos que la cultura y muchos “ismos”, tales como el judaísmo, gnosticismo y ascetismo, estaban reemplazando a Cristo. Si ustedes excavan en estos cuatro libros: Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses, a los cuales llamamos el corazón de la Biblia, podrán ver allí algo escondido. Basado en mis experiencias, yo tengo un término para esa cosa escondida, la peculiaridad. Aunque Pablo no menciona la peculiaridad de una manera clara, está implícita.

EL FORTALECIMIENTO DE LA PECULIARIDAD

Muchos de ustedes se han enfrentado con muchas cosas. Han tomado medidas con respecto al pecado, al mundo, al yo y con respecto a esto y aquello. Pero aún hay algo escondido en su interior; algo que no tiene un nombre, y sin embargo permanece escondido en su interior. Esa cosa permanece en su interior todo el día; no sólo reemplaza a Cristo, sino que le resiste. Hay algo en su interior que se opone a Cristo y le restringe de manera secreta y oculta. El conocimiento y los dones pueden reemplazar a Cristo, pero no se oponen tanto a Cristo. Pero nuestra peculiaridad resiste a Cristo todo el tiempo. Es una fortaleza oculta. No es una torre elevada, tan visible y desprotegida, la cual es fácil de derribar. Aquí hay algo muy pequeño, pero sólido. Es pequeño pero tiene mucha fuerza en nuestro interior. Se oculta dentro de nosotros y es invisible; algo poderoso en nuestro ser resiste a Cristo todo el tiempo. Por lo que, Cristo difícilmente puede avanzar en nuestro ser. Mientras más tiempo estamos en la vida de iglesia, más conocimiento adquirimos, más atributos, cualidades y aptitudes tenemos, y la peculiaridad en nuestro interior cobra más fuerza para oponer más resistencia a Cristo. Temo que muchos de ustedes pueden testificar que hoy no viven a Cristo tanto como lo hacían seis años atrás. Según sus aptitudes, cualidades y atributos su nivel es mucho más elevado que hace seis años atrás, pero en cuanto a vivir a Cristo el nivel es más bajo. ¿Por qué? Debido a que hace seis años su peculiaridad no era tan fuerte como lo es hoy. No estaba tan escondida y encerrada como lo está hoy. Hoy está oculta en sus aptitudes y cualidades espirituales; todas ellas se han convertido en capas que cubren este aspecto escondido, la peculiaridad. Espero que ustedes no tomen esto meramente como una doctrina. Quisiera que esta palabra pudiese penetrar en el centro mismo de su peculiaridad, atravesando todas estas capas sólidas que representan sus aptitudes y cualidades. También debo darles una palabra de advertencia porque yo conozco el riesgo. En un mensaje anterior les dije que algunas personas espirituales han acabado sus vidas teniendo un final miserable. En el momento que ellos murieron físicamente, también estaban muertos espiritualmente. Cuando ellos murieron, su peculiaridad estaba completamente desarrollada. Ésta es mi profunda preocupación. A medida que la vida de iglesia avanza año tras año, nuestra peculiaridad se torna más y más y más fuerte. A la postre, este aspecto nos confiscará a todos nosotros. Este factor escondido en nuestro interior que resiste a Cristo nos convierte en una persona inútil.

¿Por qué en la actualidad no hay edificación entre los cristianos? Aparentemente, se debe a que las personas tienen diferentes opiniones sobre las doctrinas y que interpretan la Biblia de diferentes maneras. Pero el hecho es que el factor real que los divide es la peculiaridad. He conocido a muchos gigantes espirituales en el pasado y nunca vi que ni siquiera dos de ellos pudieran trabajar juntos. Cada gigante espiritual tenía su postura. Aparentemente era porque ellos sostenían diferentes opiniones y veían diferentes aspectos de la Biblia. Pero si analizan de cerca el asunto, verán que ése no era el verdadero factor divisivo. El verdadero factor que los dividía era su peculiaridad.

Por la misericordia del Señor nosotros hemos sido preservados y mantenidos en unidad por Su gracia, por el terreno de la unidad y por la verdad. Damos gracias a Él por esto; aun así, todos debemos admitir que en nuestro interior este factor escondido sigue limitándonos y restringiéndonos, impidiendo que vivamos a Cristo. Hoy en día no vivimos a Cristo tanto como deberíamos. Además, debemos reconocer que no tenemos tanta edificación. Estamos en unión, pero no estamos muy edificados. Incluso quizás nos hallemos en una situación vencedora y tengamos la apariencia de ser santos y espirituales, pero no tenemos mucho de la verdadera edificación del Cuerpo. ¿Cuál es el factor que está socavando la edificación? ¡La peculiaridad! Éste es el devorador que nos devora internamente e impide que vivamos a Cristo y frustra la edificación del Cuerpo. Nos está mordiendo, devorando y socavando secretamente. Sin que usted se dé cuenta, está ahí trabajando todo el tiempo. Yo espero que este tipo de palabra, de corazón a corazón, pueda realmente abrir sus ojos, no para ver a los demás, sino para vernos a nosotros mismos. Usted necesita ver que la razón por la que usted no vive mucho a Cristo ni ha sido muy edificado es su peculiaridad.

Cristo es único y Cristo es común. Cristo nunca podrá ser peculiar. Y el Cuerpo es uno solo. Por casi medio siglo, tanto verbalmente como por escrito, he luchado contra todo tipo de divisiones. Pero ahora comprendo que el verdadero factor divisivo, el cual se halla en nuestro interior, es nuestra peculiaridad. Ésta es la raíz de toda división externa. Estamos aquí manteniendo el terreno genuino de la unidad; no obstante, en nuestro interior existe un factor que nos impide ser edificados. ¿Cuál es la razón por la cual ustedes no son edificados? No es otra cosa sino su peculiaridad. La peculiaridad es el factor oculto en su interior que todo el día está devorándolos y todo el día le opone resistencia a Cristo; además, todo el día le reprime y no le permite vivir a Cristo. Todo el tiempo está impidiendo que sea edificado. No le echen la culpa a nada ni a nadie; el problema es su peculiaridad. Este es el problema con los jóvenes, pero con los mayores es aún un problema mayor. Mientras más edad tenga uno, más peculiaridades tiene. Es realmente un gran riesgo estar en la iglesia por mucho tiempo y no vivir a Cristo ni ser edificado. La luz que ustedes han visto los ha guardado en la iglesia y no les permitirá tomar otro camino, deben permanecer aquí. Pero si ustedes no viven a Cristo, mientras más permanezcan aquí, más crecerá la peculiaridad. Finalmente este factor oculto los confiscará. En los primeros días de su vida de iglesia eran útiles, pero en los últimos días de su vida de iglesia se volverán inútiles.

Éste es el problema; pero ¿cuál es el tratamiento? Lo siento, pero lamento decirles que no conozco el tratamiento. Sólo el Señor mismo maneja el tratamiento. Ustedes deben ir a Él y deben echarle toda la culpa a su propia peculiaridad. Aprendan a condenar sus peculiaridades. Sólo el Señor sabe cuándo les llegará el tratamiento. Pero tienen que orar: “Señor, ten misericordia de mí. No quiero estar en la vida de iglesia hasta que finalmente pierda mis derechos”. Existe el peligro de que esto ocurra. Vayan al Señor y dejen que el Señor les hable y haga algo. Solamente el Señor puede tratar con la peculiaridad.


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