Información del libro

Mensajes para creyentes nuevos: Oración, La #11por Watchman Nee

ISBN: 978-0-7363-0132-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 1 Sección 1 de 5

LA ORACION

Lectura bíblica: Jn. 16:24; Jac. [Stg.] 4:2-3; Lc. 11:9-10; Sal. 66:18; Mr. 1:24; Lc. 18:1-8

I. LA ORACION ES UN DERECHO BASICO
DEL CREYENTE

Los creyentes tienen un derecho básico mientras están en la tierra hoy y es el derecho a que sus oraciones sean contestadas. Cuando la persona es regenerada, Dios le concede el derecho básico de pedir y de recibir respuesta. En Juan 16 dice que Dios responde cuando le pedimos en el nombre del Señor, para que nuestro gozo sea cumplido; y si oramos sin cesar, nuestra vida cristiana estará llena de gozo.

Si oramos sin cesar y Dios no nos contesta o si hemos sido cristianos por años y Dios a duras penas nos escucha o nunca nos responde, algo muy serio está pasando. Si hemos sido creyentes por tres o cinco años sin recibir respuesta a nuestra oración, somos cristianos extremadamente ineficaces. Aunque somos hijos de Dios, nuestras oraciones no son respondidas. Esto jamás debe suceder. Todo creyente debe recibir de Dios respuesta a sus oraciones, pues tal experiencia es básica. Si Dios no nos ha contestado la oración por mucho tiempo, esto indica que algo se ha interpuesto entre El y nosotros. No podemos engañarnos al respecto pensando que no nos preocupamos si las oraciones son contestadas o no, o si son eficaces o no.

Nos gustaría preguntarle a cada creyente: ¿Ha aprendido usted a orar? ¿Ha contestado Dios su oración? Estamos equivocados si dejamos oraciones sin respuesta, porque las oraciones no son palabras al viento, puesto que se ofrecen para ser contestadas. Las oraciones sin respuesta son oraciones vanas, y los creyentes deben esperar respuestas a sus oraciones, porque si usted ha creído en Dios, El debe contestarle. Las oraciones que uno haya hecho sin que haya recibido respuesta son inútiles; uno debe orar hasta recibir respuesta ya que la oración no sólo cultiva el espíritu sino que se hace para obtener respuestas.

La oración puede considerarse el tema más profundo y a la vez el más sencillo. Es tan insondable que algunos nunca han orado como es debido a pesar de haber oído acerca de la oración toda su vida. Muchos hijos de Dios tienen el sentir de que jamás aprendieron a orar. Sin embargo, la oración es algo tan sencillo que tan pronto una persona cree en el Señor puede empezar a orar, y sus oraciones son contestadas. Si usted tiene un buen comienzo en su vida cristiana, siempre recibirá respuesta a sus oraciones. De lo contrario, no recibirá respuesta a su oración por tres o cinco años y si no se tiene un fundamento apropiado, necesitará un gran esfuerzo para corregirlo más adelante. Por lo tanto, cuando uno cree en el Señor, debe recibir de Dios respuesta a las oraciones. Esperamos que el creyente preste mucha atención a este asunto.

II. LAS CONDICIONES PARA QUE DIOS
CONTESTE NUESTRAS ORACIONES

Vemos en la Biblia muchas condiciones para que Dios conteste nuestras oraciones, pero sólo unas cuantas son básicas y creemos que si las reunimos, nuestras oraciones serán respondidas. Estas pocas condiciones también se aplican a los que han orado por mucho tiempo y aunque son básicas, debemos prestarles mucha atención.

A. Pedir

Todas nuestras oraciones deben ser peticiones genuinas delante de Dios. Después de que un hermano fue salvo, oraba todos los días hasta que un día una hermana le preguntó: “¿Ha escuchado Dios alguna vez tu oración?” Esto lo sorprendió, pues para él la oración era simplemente oración, y no veía razón para preocuparse si era contestada o no. Desde entonces, cada vez que oraba, le pedía a Dios que contestara su oración. Empezó a hacer memoria de cuántas oraciones no habían sido respondidas y descubrió que sus oraciones eran vagas y sin meta. A él no le preocupaba si Dios contestaba o no sus oraciones. Para él era como pedir a Dios que saliera el sol, el cual sale independientemente de si uno ora o no. El se había convertido desde hacía un año, pero sus oraciones no habían sido respondidas; todo ese tiempo lo único que había hecho era arrodillarse a musitar palabras y ni siquiera era consciente de lo que pedía; por lo tanto, se dio cuenta de que no había pedido nada específico en todo ese tiempo.

El Señor dice: “Pedid, y se os dará” (Mt. 7:7). Si lo que usted está tocando es la pared, el Señor no se la abrirá, pero si toca la puerta, El abrirá; si le pide que le permita entrar, El se lo permitirá ya que El dijo: “Buscad, y hallaréis” (v. 7). Supongamos que hay muchas cosas frente a usted, ¿cuál quiere? No conteste que cualquiera; debe pedir por lo menos una de ellas. Así es Dios. El quiere saber lo que uno quiere y pide específicamente. Sólo así El se lo podrá dar. Así que pedir significa solicitar algo específico y esto es lo que quiere decir buscar y tocar. Si su padre le pide cierta medicina, va a la farmacia y pide la droga exacta. Si va al supermercado a comprar verduras, pide exactamente lo que desea. Es raro ver que las personas se acerquen a Dios sin decir lo que quieren. Esta es la razón por la cual el Señor dice que necesitamos pedir específicamente. El problema radica en que no pedimos. El obstáculo está de nuestro lado. Al orar debemos pedir lo que necesitamos y deseamos. No hagamos una oración universal ni seamos frívolos; debemos preocuparnos por la respuesta a nuestra oración.

El creyente debe aprender a orar con un objetivo concreto. “No tenéis, porque no pedís” (Jac. 4:2). Muchos oran sin pedir. Es inútil pasar una o dos horas u ocho o diez días ante el Señor sin pedirle nada. Uno debe hacer peticiones concretas y tocar insistentemente la puerta. Cuando uno ve claramente la entrada, debe llamar a la puerta con determinación porque cuando uno busca algo definido, no se conformará con cualquier cosa, sino que irá en pos de lo que verdaderamente quiere. No debemos levantarnos en las reuniones a orar por veinte minutos o media hora sin saber ni lo que decimos ni lo que queremos. Es bastante extraño que muchas personas oren sin pedir nada.

Debemos aprender a ser específicos en la oración y saber cuándo Dios contesta nuestras oraciones y cuándo no. Si a usted no le importa si Dios responde o no, le será muy difícil orar cuando se encuentre en una dificultad específica. Las oraciones vacías no tendrán ningún efecto en tiempos difíciles y no podremos esperar ninguna solución para el problema. Sólo las oraciones que expresen motivos específicos pueden resolver problemas específicos.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top