Mensajes para creyentes nuevos: Sacerdocio, El #23por Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0125-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hallamos esta misma idea en Apocalipsis 1:6, donde leemos: “E hizo un reino, sacerdotes para Su Dios y Padre”. Originalmente toda la nación de Israel era un grupo de sacerdotes, pero esto cambió. ¿Qué diremos de la situación actual? Hoy la iglesia es un reino de sacerdotes. Lo que los israelitas perdieron ante el becerro de oro, la iglesia lo recibió mediante el Señor Jesús. Ahora la iglesia en su totalidad es un cuerpo de sacerdotes. El reino de sacerdotes que Dios había planeado fue restaurado totalmente.
Lo que Dios no obtuvo entre los israelitas, ahora lo puede obtener por medio de la iglesia. La iglesia hoy es el reino de sacerdotes; es un sacerdocio, lo cual significa que todo aquel que ha gustado la gracia de Dios, tiene una sola ocupación: servir a Dios. Les dije a los jóvenes: “La ocupación de un doctor antes de creer en el Señor es la medicina, la de una enfermera es la enfermería, la de un maestro es la enseñanza, la de un agricultor es la agricultura, la de un comerciante es su negocio. Pero tan pronto una persona es salva, su ocupación cambia. Todos los cristianos tienen como única ocupación servir a Dios. Desde el momento que somos salvos, nos convertimos en sacerdotes para Dios. Por tanto, tenemos que servir en la presencia de Dios. Esta es nuestra meta espiritual para el resto de nuestra vida.
El cristiano solamente tiene un solo oficio: servir a Dios. Un doctor cristiano ya no espera hacerse famoso; su trabajo como doctor es solamente útil para ganarse el sustento. Su verdadera ocupación es ser un sacerdote de Dios. Un profesor o maestro ya no puede esforzarse por ser un destacado académico, sino que debe esforzarse por ejercer bien su sacerdocio delante de Dios. Su enseñanza no pasa de ser su oficio; su verdadera ocupación es servir a Dios. Los artesanos, los comerciantes, los agricultores y los demás profesionales, ya no viven centrados en sus propias profesiones. Todos ellos tienen una sola profesión, la de servir a Dios.
Todos los hermanos y las hermanas deben hacer a un lado su antigua ocupación cuando son salvos. Espero que abandonemos toda ambición al principio de la vida cristiana. No debemos anhelar ser alguien. No debemos esforzarnos por sobresalir ni distinguirnos en nuestro oficio o profesión. Uno debe aprender de Pablo, cuya única ambición era agradar al Señor. No debemos tener otro anhelo. Todas las ocupaciones del mundo se deben hacer a un lado. Solamente debemos aspirar a servir al Señor en Su presencia.
Durante los primeros años de mi vida cristiana siempre me parecía una difícil tarea exhortar a los creyentes nuevos a servir a Dios. Pensaba que tenía que esforzarme para convencerlos, rogarles y suplicarles que sirvieran a Dios. Pero Dios no ve las cosas como nosotros. Dios despojó del sacerdocio a los israelitas cuando éstos pecaron. A los ojos de El, el servicio es un gran privilegio y un alto honor. Si un hombre comete una falta o vuelve atrás, Dios le quita el sacerdocio. La intención de Dios no es persuadir al hombre ni rogarle que le sirva, ni procurarse la aprobación del hombre. Ser llamado por Dios al sacerdocio es un honor para el hombre, no para Dios.
Aquellos que ofrecieron fuego extraño en el Antiguo Testamento fueron consumidos por fuego. Algunos murieron cuando entraron al lugar santo; otros murieron cuando trataron de ofrecer sacrificios a Dios. Dios no permitiría que nadie, salvo los sacerdotes, se acercara a El. Ante El, el sacerdocio es una comisión solemne que El ha puesto en el hombre. El le otorga gloria y honor al hombre y lo eleva cuando lo llama al sacerdocio. Una persona podía morir si tomaba voluntariamente el sacerdocio según su propio deseo. Uza, quien extendió su mano para impedir que el arca se cayera, fue fulminado inmediatamente.
Hay muchas personas que creen que le hacen un favor a Dios cuando le sirven. En décadas pasadas me sentía incómodo cuando los predicadores imploraban a los creyentes en las reuniones de avivamiento que sirvieran a Dios. Hay quienes dan una pequeña cantidad de dinero a Dios y piensan que le están ayudando. Muchos se dedican a servir a Dios y piensan que de esa manera lo honran. Otros piensan que rinden un gran honor a Dios cuando abandonan una insignificante posición en el mundo. En sus corazones es como si dijeran: “¡Yo, una persona tan importante, lo abandono todo para servir a Dios hoy!” Algunos abandonan su insignificante carrera y creen que con ello exaltan al Señor. Pero ¡esto es ceguera! ¡Esto no es más que insensatez y oscuridad!
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