Comunión en cuanto a la urgente necesidad de los grupos vitalespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0268-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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También necesitamos confesar que tenemos una naturaleza pecaminosa. Nuestra naturaleza es nuestro mismo ser, y este ser está totalmente sucio y arruinado. Ha sido corrompido. Esta naturaleza tiene sus manchas y sus vínculos con la contaminación del mundo. Todo el mundo es una pelota contagiosa. Si nos vinculamos a ella, inmediatamente seremos contaminados. Necesitamos ser tratados por el Señor hasta el punto de que no nos atrevamos a tocar ninguna cosa mundana. Conforme a lo que pensamos y consideramos, el mundo entero es una gran pelota contagiosa.
También necesitamos tratar con la vejez de nuestra naturaleza pecaminosa. Heredamos nuestra naturaleza de Adán, así que ya tiene casi seis mil años. Un joven tal vez piense que tiene sólo veinticuatro años, pero en realidad él tiene seis mil años de edad según su naturaleza adámica. Por esta razón la Biblia dice que necesitamos ser renovados (2 Co. 4:16; Ef. 4:23; Ro. 12:2). Necesitamos ser renovados porque somos viejos.
Luego necesitamos confesar los problemas de nuestra manera de ser. Tenemos muchos problemas con nuestra manera de ser. A menudo nos excusamos diciendo: “Yo soy así”. Esta es la excusa del problema de nuestra manera de ser. Necesitamos condenar nuestra manera de ser natural, y no excusarla. Muchos de nosotros oramos conforme a nuestra manera de ser. Para algunos hermanos y hermanas es muy difícil hacer una oración corta. Si en la reunión de oración algunos de los santos hicieran oraciones cortas de dos frases, ése sería un “milagro” porque no está de acuerdo con su manera de ser. No nos damos cuenta de qué tan mal estamos en nuestra naturaleza y manera de ser. También tenemos la peculiaridad en nuestro carácter. Necesitamos tratar con esto orando mucho y minuciosamente. No podemos tener un trato tan minucioso en tan corto tiempo.
También necesitamos negar nuestro yo, nuestro hábito y nuestra vieja manera de actuar (Mt. 16:24). Hay demasiados problemas relacionados con nosotros para ser tratados. Como seres caídos, somos una composición de problemas.
¿Creemos que actualmente no tendremos confianza en nosotros mismos y ya no confiamos en nuestra habilidad natural? Si esta confianza fuese quitada de nosotros, no podríamos vivir. Vivimos porque tenemos confianza en nosotros mismos y confiamos en nuestra habilidad. Pero si confiamos en nuestra habilidad, no podremos compenetrarnos con otros. Si tenemos aun un poquito de seguridad y confianza, no podremos compenetrarnos con otros.
Necesitamos amar a todos los miembros del grupo con un amor imparcial en el amor de Dios (Fil. 2:2). Es difícil encontrar a alguien que ame a los demás por igual. Siempre amamos según nuestra preferencia y gusto.
Al servir al Señor, hemos aprendido a no criticar ni condenar a otros. Y por otro lado, para edificar la iglesia, lo más necesario para los líderes es conocer a los santos. Si no conocemos a los santos, ¿cómo podremos edificarlos? Algunos de nosotros nos hemos reunido para estudiar a cada santo en el arreglo de los grupos vitales. Por causa de las peculiaridades de los santos, ésta fue una tarea difícil. Un santo es demasiado fuerte, mientras que otro es demasiado blando. Un santo tiene el hábito de orar demasiado para como matar la reunión, pero otro nunca ora. Todos nosotros tenemos problemas relacionados con nuestra manera de ser y la peculiaridad de nuestro carácter. Todos nosotros somos descendientes de Adán. ¿Entonces qué haremos? Debemos acudir al Señor y orar.
En estas próximas semanas, necesitamos ir al Señor en oración cada día para tratar con todos los puntos mencionados. Necesitamos orar minuciosamente. Cuánto más oramos, más seremos tratados en estos puntos y más nos compenetremos. Así, nadie podrá ofendernos. Hoy somos muy sensibles porque no le hemos permitido al Señor que trate con nosotros.
Cuando nos reunamos en estos días, debemos orar principalmente por la compenetración. La compenetración implica todos estos tratamientos. Si la harina fina ha de ser mezclada o “compenetrada” como masa, no podemos tener pedazos duros en la harina. Hay muchos “pedazos duros” aún en nuestro ser. Siendo éste el caso, ¿cómo podremos compenetrarnos con otros? No hay ninguna otra manera de compenetrarnos sino por medio de la oración. Si somos tratados hasta el punto del que hemos hablado, no nos ofenderemos. Tal vez alguno nos diga que no somos muy simpáticos. Deberemos responder: “Tienes razón. Soy incluso peor de lo que te imaginas”.
Cuando nos reunamos, deberemos orar pidiendo que seamos compenetrados. La segunda cosa por la que debemos orar es nuestras actividades dinámicas. Necesitamos orar por nuestra función, por nuestras actividades. Con el tiempo, será necesario salir para traer otros a Cristo y guardarlos en Cristo y en la iglesia. Necesitamos algo dinámico, y esto requiere nuestra oración. Antes del día de Pentecostés, los ciento veinte oraron juntos por diez días. Nosotros no podemos hacer nada sin la oración. Necesitamos compenetrarnos orando mucho y minuciosamente para que podamos salir dinámicamente. Tenemos que orar pidiendo que seamos compenetrados y que todas nuestras actividades sean dinámicas.
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