Mensajes de la verdadpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6894-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje dedicaremos nuestra atención a la definición de la verdad. Todos reconocemos que la verdad es lo contrario de la falsedad. Muchos también piensan que la verdad denota ciertos principios verdaderos y confiables, tal como el principio que dice que la honestidad es la mejor política. Después de hablar recientemente sobre el tema de la verdad, se me acercó un hombre muy instruido para decirme que la verdad se refiere a ciertos principios. Él citó Juan 3:16 como un ejemplo de un principio arraigado. Este entendimiento de la verdad es mundano, es un concepto completamente natural que difiere del entendimiento de la verdad presentada en la Biblia. Si hemos de conocer el significado de la verdad en la Biblia, debemos sumergirnos en las profundidades de la Palabra.
En Juan 8:12 el Señor Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo”, y en 14:6 dijo: “Yo soy [...] la realidad”. Juan 17:17 nos dice que la Palabra también es la verdad. Conforme a la Biblia, el Señor es la luz, la verdad y la Palabra. La Palabra, que también es la verdad, ilumina, porque hay luz en la Palabra. Por lo tanto, la Palabra, la luz y la verdad se refieren a lo mismo.
Juan 1:14 dice: “La Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] llena de gracia y de realidad” y el versículo 17 dice: “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la realidad vinieron por medio de Jesucristo”. Cuando creemos en el Señor Jesús, recibimos la gracia y la realidad, la verdad. Juan en su primera epístola nos dice que Dios es amor y que Dios es luz (1 Jn. 4:16; 1:5). Cuando Dios viene a nosotros, recibimos la gracia; pero cuando nosotros vamos a Dios, Él es amor. La gracia es el amor expresado y hecho real para nosotros. El amor es la fuente, y la gracia es la expresión. Asimismo, la verdad es la expresión de la luz, la luz hecha real para nosotros. La luz es la fuente y la verdad es la expresión. La expresión de la luz es el resplandor de la luz. Cuando la luz está oculta de nosotros, es simplemente la luz, pero cuando resplandece sobre nosotros, se convierte en la verdad.
Muchos cristianos creen que la palabra verdad tal como aparece en la Biblia denota doctrina. Pero si intercambiáramos la palabra verdad en el Evangelio de Juan por doctrina, sonaría bastante absurdo. Veamos algunos ejemplos. “La Palabra se hizo carne, y fijó tabernáculo entre nosotros [...] llena de gracia y de doctrina”. “La gracia y la doctrina vinieron por medio de Jesucristo”. “Yo soy el camino, y la doctrina, y la vida”. “Conoceréis la doctrina, y la doctrina os hará libres”. “Santifícalos en la doctrina; Tu palabra es doctrina”. “Cuando venga el Espíritu de doctrina”. ¡Cuán absurdo! En la Biblia la verdad no denota doctrina. La verdad primeramente significa el resplandor de la luz, la expresión de la luz. En otras palabras, la verdad es la luz expresada. Dios nunca viene a nosotros sin resplandecer sobre nosotros. Cuando Dios viene a nosotros como luz y resplandece, de inmediato percibimos la verdad, la realidad.
La televisión es un buen ejemplo de esto. Supongamos que hay un desfile en Washington, D. C. Sin la televisión, usted no podría obtener una visión del desfile mientras está en la costa oeste. Aunque podría leer sobre el desfile al siguiente día en los periódicos, el artículo del periódico no podría hacer el desfile real para usted. Muchos cristianos hoy usan la Biblia de manera semejante a un periódico, pero no tienen la visión de lo que está escrito en la Biblia.
Por ejemplo, los pastores de la Iglesia Luterana en China creían firmemente en la justificación por la fe, y adiestraban a otros a predicar y enseñar esta doctrina. Sin embargo, algunos de estos mismos pastores no habían sido justificados por la fe y, en consecuencia, no eran salvos. Uno de ellos era un hombre llamado Ai. Aunque él contendía por la verdad de la justificación por la fe, era un traficante de opio. Él tenía la doctrina de la justificación por la fe, es decir, tenía “el artículo del periódico” con respecto a ella, mas no tenía la realidad. Nunca había sido justificado por la fe como resultado de creer en la sangre redentora del Señor. Un día este pastor escuchó a la señorita Monsen, una misionera noruega, hablar sobre la regeneración. La señorita Monsen no simplemente predicaba la doctrina de la regeneración, sino la realidad de la regeneración. Después de su mensaje, ella saludó al pastor Ai a la salida y le preguntó si había sido regenerado. Él le respondió airado que sí. Entonces la señorita Monsen le dijo que por el tono de su voz y por la expresión de su rostro, ella sabía que él no había sido verdaderamente regenerado. El pastor Ai se sintió insultado de que ella hubiera dicho esto delante de los miembros de su congregación. Así que esa noche, lleno de odio hacia esta misionera noruega, planeó matarla. Mientras preparaba sus planes malignos, el Espíritu Santo le dijo: “¡Mira cuán maligno eres!”. El Espíritu Santo obró en él, y él se arrepintió con lágrimas, hasta rodó por el suelo mientras se confesaba ante el Señor. Esa noche el pastor Ai no obtuvo la regeneración como un simple artículo del periódico, sino que recibió una visión de la regeneración por medio de la televisión celestial. La visión le fue “televisada”, y él fue regenerado. A la mañana siguiente él se sintió muy contento y alabó al Señor. Más tarde en la reunión se puso en pie para dar un testimonio de su experiencia. Por medio de ese testimonio, dado por un pastor que había sido traficante de opio, cientos de estudiantes se convirtieron al Señor.
Esta experiencia del pastor Ai nos permite entender qué es la verdad. Muchos predicadores dan mensajes que no son más que informes como los que leemos en el periódico. Dichos mensajes no transmiten la visión celestial. Pero ¡damos gracias al Señor por el hablar que nos televisa una visión! La visión que es televisada a nuestro ser es la verdad, la realidad. En el Nuevo Testamento la palabra verdad denota esta clase de televisión celestial. La verdad no es meramente un informe, ni simplemente palabras escritas en la Biblia; antes bien, la verdad es una visión celestial y espiritual que es televisada a nuestro ser. Todos debemos aprender a distinguir entre el hablar que simplemente nos comunica cierta información, y el hablar que nos televisa una visión. La mayoría de los sermones que se predican en las así llamadas iglesias de hoy, son como las noticias que leemos en el periódico. Debido a que muchos predicadores usan la Biblia como si fuera un periódico, imparten muy poca visión celestial.
Cada visión es una realidad. Supongamos que una reunión de la iglesia en Anaheim es televisada a Taipéi. Los santos que viven en Taipéi no recibirían simplemente las noticias de esta reunión, sino que verían una visión de lo que está ocurriendo en nuestra reunión. En la economía de Dios hay muchas visiones. Por ejemplo, cuando Cristo murió en la cruz, Él derramó Su sangre por nosotros. Si esto es simplemente una doctrina para nosotros, no podremos ser salvos. Pero tan pronto como la realidad de la muerte de Cristo es televisada a nuestro ser y vemos esto como una visión, somos salvos. De niño a mí me enseñaron que Cristo murió en la cruz por mis pecados y que Él derramó Su sangre por mí. Esto no era más que una doctrina para mí hasta que cumplí diecinueve años; fue entonces que la visión celestial de la muerte de Cristo me fue televisada. En ese momento pude ver a Cristo muriendo en la cruz por mí, derramando Su sangre por mis pecados. Cuando vi esto, lloré delante del Señor, lo adoré y le di gracias. Aquella experiencia fue la visión, la verdad. Todos hemos tenido experiencias como éstas.
Tomemos por ejemplo a Cristo como nuestra santidad. Quizás usted haya escuchado muchos mensajes acerca de la santidad, pero en lo que a usted se refiere, estos mensajes son sólo informes noticieros. Por consiguiente, usted tiene el conocimiento de la santidad, mas no la visión de la santidad. Sin embargo, un día, quizás durante su tiempo de vigilia matutina, usted recibe la visión de que Cristo es santidad para usted, y la visión de la santidad es televisada en su espíritu. Debido a que todos necesitamos recibir la visión celestial, en Efesios 1 Pablo oró pidiendo que nosotros pudiéramos tener un espíritu de sabiduría y de revelación. En realidad, tal espíritu es simplemente la visión televisada a nuestro ser por el Espíritu.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.