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Obra de edificación que Dios realizapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7020-2
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Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 10 Sección 5 de 5

UNA IGLESIA EDIFICADA TIENE
EL FLUIR Y SUMINISTRO DE VIDA

En tercer lugar, una iglesia edificada disfruta del fluir de la vida divina y del suministro de dicha vida. Las Escrituras nos muestran que hay un río de agua de vida que sale del trono, y que a ambos lados de este río crece el árbol de la vida que produce doce frutos y da sus frutos cada mes (Ap. 22:1-2). Esto nos da a entender que en la presencia de Dios y bajo Su reinado encontramos el fluir de la vida divina. Aquí está el río de agua de vida que sacia la sed de las personas y las riega; y aquí también están los frutos del árbol de la vida que satisfacen a los hambrientos. Todo aquel que venga aquí podrá obtener el suministro que necesita.

Una iglesia que realmente ha sido edificada, sin duda, manifiesta esta condición. En una iglesia edificada usted percibirá el fluir así como también el mover de la vida de Dios. Todo el que vaya allí recibirá el suministro. Creo que todos hemos tenido esta clase de experiencia. En algunos lugares los hermanos y hermanas que se levantan para servir al Señor no conocen muchas doctrinas, pero son uno en el Señor y están en armonía. Cuando uno asiste a su reunión, puede percibir la presencia del Señor, la autoridad del Señor y el mover del agua de vida. Cuando un hermano se pone en pie para decir algo, nos sentimos refrescados con el agua viva que apaga la sed. Asimismo, cuando otro hermano da un testimonio, o una hermana ofrece una oración breve, podemos también sentir que ese testimonio y oración son un alimento espiritual que nos satisface. En dicho lugar podemos ver una iglesia que ha sido edificada.

Sin embargo, supongamos que después de cierto tiempo surgieran entre ellos dos predicadores muy competentes. Ambos son elocuentes y parecen tener mucha luz y ser muy talentosos. Sin embargo, debido a estos dos hermanos, la iglesia se llena de muerte porque ellos tienen discordias y se atacan mutuamente. Si uno de ellos da un mensaje el día del Señor por la mañana, al siguiente día del Señor cuando sea el turno del otro hermano, él dará un mensaje para refutar el mensaje dado por el primer hermano. Entonces al siguiente día del Señor por la mañana el primer hermano hablará de nuevo y dará un mensaje en contra del segundo hermano. Sus voces tienen un buen tono y son claras, sus palabras son muy fluidas, sus expresiones son excelentes y sus historias, ejemplos y citas de las Escrituras son muy adecuados y apropiados. Sus mensajes son sin duda muy atractivos, pero lo lamentable es que no hay agua viva ni alimento vivo. Todos los que sean sensibles en su espíritu podrán decirle a usted que allí no está la presencia de Dios ni Su bendición. Esto se debe a que allí no hay ninguna edificación.

Si una iglesia ha experimentado la edificación y hay armonía entre los santos, entonces ciertamente ese lugar tendrá el fluir del agua de vida así como el suministro del alimento de vida. Cuando las personas estén en medio de estos creyentes, tal vez no escuchen un buen mensaje; pero ciertamente obtendrán el agua viva y el alimento, y también percibirán la presencia de Dios y Su gobierno. Ellas serán refrescadas, satisfechas y hallarán descanso.

UNA IGLESIA EDIFICADA TIENE LUZ

En cuarto lugar, una iglesia edificada tiene luz. En la Nueva Jerusalén hay luz (21:23). Esta luz no es la luz natural, ni tampoco la luz del sol o de la luna; esta luz es Dios mismo. Dios es la luz y Cristo es la lámpara. Dios hace que Su gloria resplandezca en Cristo, y esta gloria es la luz de la ciudad. El hecho de que en esta ciudad no haya necesidad de la luz del sol ni de la luna quiere decir que en este edificio no es necesaria la luz natural. Dios mismo, quien se manifiesta en medio de ellos en Cristo, es la luz de ellos. También podríamos decir que el Dios que en Cristo se expresa por medio de ellos es la luz. Por tanto, cuando uno está en medio de ellos, uno siente que la luz resplandece allí. Esto es como cuando el salón de reuniones está lleno de luz. La electricidad al resplandecer se expresa por medio de las lámparas fluorescentes para convertirse en luz. Por lo tanto, cuando uno entra en un cuarto así, ve todo con claridad; ve las sillas, las personas que están sentadas, la entrada y el pasillo. Allí uno puede verlo todo claramente.

Muchas veces cuando uno está en una iglesia edificada, también percibe que allí hay luz y que todo es resplandeciente. Es posible que usted tenga algunos problemas personales y no sepa cómo resolverlos a pesar de haber orado, leído las Escrituras y buscado la voluntad de Dios. Pero si asiste a una reunión de una iglesia edificada y se sienta entre los hermanos, se sentirá alumbrado. A veces al escuchar solamente una oración, usted se siente lleno de luz en su interior. A veces cuando cantan un himno, o cuando un hermano se pone en pie para leer un versículo de las Escrituras, o simplemente por la atmósfera de la reunión, usted recibe entendimiento y es iluminado. Esto se debe a que allí hay luz, y la gloria de Dios es expresada. Esta situación nos permite darnos cuenta de que esa iglesia ha sido edificada.

La manifestación de Dios depende enteramente de la presencia de Dios, y la presencia de Dios depende enteramente de la unidad y armonía que haya entre los santos. Esta unidad y armonía son la edificación. Si entre los hermanos y hermanas hay fricciones, opiniones, desavenencias y discordias, entonces cuando usted esté con ellos, percibirá oscuridad en lugar de luz. Los mensajes que ellos den tal vez sean muy buenos, y sus oraciones tal vez sean ofrecidas a grandes voces; pero usted no percibirá allí ninguna luz. Esto se debe a que la obra de edificación que Dios realiza no está presente entre ellos.

Si una iglesia ha sido edificada, sin duda alguna tendrá estas cuatro características: en primer lugar, Dios estará allí como templo, es decir, ella tendrá la presencia de Dios; en segundo lugar, tendrá el trono de Dios, es decir, el gobierno de Dios; tercero, tendrá el fluir y el suministro de la vida de Dios; y cuarto, tendrá la luz de Dios. Si manifestamos estas cuatro características, ello demostrará que hemos sido edificados porque es sólo en la edificación que podemos disfrutar de todas estas bendiciones de Dios.


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