Estudio-vida de Zacaríaspor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6301-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este mensaje consideraremos las dos visiones de consuelo y aliento halladas en 1:7-21. Ambas visiones constituyen un gran consuelo con gratas promesas llenas de expectativa para el sufriente Israel.
El versículo 8a dice: “Vi durante la noche, y he aquí un varón que cabalgaba sobre un caballo bermejo”. Este varón es Cristo en Su humanidad. Según Daniel, este varón era excelente; y según Zacarías, Él era muy conmiserativo.
Este varón es el Ángel de Jehová (v. 11a). El Ángel de Jehová es el propio Jehová como Dios Triuno (Éx. 3:2a, 4-6, 13-15). El Ángel de Jehová también es Cristo, quien es la corporificación del Dios Triuno (Col. 2:9) y el Enviado de Dios (Jn. 5:36-38; 6:38-39). Además, el Ángel de Jehová es el Ángel de Dios, quien acompañó y protegió a Israel en su camino al salir de Egipto hacia la tierra prometida (Éx. 23:20; 32:34; Jue. 6:19-24; Is. 63:9).
En esta visión, el varón cabalga sobre un caballo bermejo (Zac. 1:8a). En Apocalipsis 6 el caballo bermejo representa la guerra, que siempre causa derramamiento de sangre; pero aquí, el caballo bermejo representa el veloz mover de Cristo en Su redención, la cual fue lograda mediante el derramamiento de Su sangre.
El versículo 8b dice: “Él estaba de pie entre los mirtos que había en la hondonada”. Estos mirtos representan al pueblo humillado de Israel, que se encuentra en cautiverio.
Si bien Cristo cabalgaba sobre un caballo bermejo, Él estaba de pie entre los mirtos que había en la hondonada. Esto significa que Él permaneció de manera prevaleciente entre el Israel que estaba cautivo en las partes más bajas del valle en su humillación. El Israel en cautiverio se hallaba en las partes más bajas del valle, y Cristo estaba listo para actuar velozmente a fin de hacer lo que fuera necesario por ellos. Cristo, Aquel que cabalgaba en el caballo bermejo, era el protector de Israel, quien cuidaba de ellos en su cautiverio.
“Detrás de Él había caballos bermejos, castaño rojizos y blancos” (v. 8c). Cristo cabalgaba sobre un caballo bermejo, y le seguían caballos de tres colores diferentes. Esto indica que la redención efectuada por Cristo (el caballo bermejo) conduce al Israel arrepentido (los caballos castaño rojizos) a ser rápidamente justificado y aceptado por Dios (los caballos blancos). Aunque Israel conformaba el pueblo redimido de Dios (los caballos bermejos), ellos no eran muy puros, sino que, más bien, eran una mixtura, según lo indica el color de los caballos castaño rojizos. La palabra rojizo indica redención, y la palabra castaño indica mixtura. A la postre, cuando el pueblo redimido de Dios acuda a Dios y sea disciplinado por Él, ellos serán justificados, lo cual es representado por los caballos blancos.
Esta visión de los caballos retrata la situación en que se encontraba Israel durante su cautiverio. A los ojos de Dios, Cristo el Redentor estaba con ellos llevando la delantera, y ellos, el pueblo redimido por Dios, le seguían. Debido a que ellos eran el pueblo redimido por Dios, a primera vista son vistos como si fueran caballos bermejos; pero debido a su impureza, ellos son representados también por caballos castaño rojizos. Es necesario que ellos tengan contacto con Dios y sean disciplinados por Él a fin de ganar a Dios mismo y ser justificados por Él, de modo que lleguen a ser el pueblo representado por los caballos blancos. Una vez que ellos se hayan arrepentido, serán rápidamente aceptados por Dios y justificados por Él.
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