Significado del candelero de oro, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1338-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Exodo menciona el fluir del agua viva, y los escritos de Juan también hablan de lo mismo, pero hay una diferencia entre ellos, pues en Juan vemos algo adicional. En Exodo no vemos las siete lámparas de fuego que arden delante del trono, pero en el libro de Apocalipsis sí aparecen. De hecho, estas lámparas son un gran fuego que arde a fin de ejecutar el juicio de Dios y llevar a cabo Su obra. Este es el fuego de las siete lámparas que arden delante del trono, las cuales son los siete Espíritus. Sin embargo, al final de Apocalipsis, estas siete lámparas de fuego se convierten en un río de agua de vida. Al principio de Apocalipsis vemos siete lámparas de fuego que arden, pero al final ya no las vemos; en cambio, vemos un río de agua de vida que fluye.
Cuando llegamos a la vida de iglesia, reconocimos que aquí había luz y sentimos su resplandor. Sin embargo, después de permanecer en la iglesia por un tiempo, sentimos que la luz resplandeciente se convirtió en fuego ardiente. Si continuamos en la iglesia y permitimos que la luz nos ilumine y que el fuego nos queme, después de ser constantemente iluminados y quemados, el fuego se convertirá en agua viva que fluirá en nosotros. Es posible que en un sólo avivamiento matutino experimentemos estos tres aspectos. Al iniciar nuestro avivamiento matutino, quizás sintamos que la luz resplandece, como una lámpara brillante que ilumina. Después de diez minutos, podemos sentir que la lámpara resplandeciente ha llegado a ser un gran fuego. Primero somos iluminados, luego somos quemados. Durante el resto de nuestro avivamiento matutino, es posible que seamos quemados incesantemente, tal vez por cuarenta minutos. En esta etapa, todos nuestros pecados son puestos al descubierto e incinerados por completo. Después de ser quemados, podemos sentir que el humo, las llamas y la incandescencia del fuego han terminado; lo que permanece es la luz resplandeciente de la lámpara. Inmediatamente después tenemos el sentir de que la llama de fuego se convierte en agua viva que fluye en nosotros. Finalmente, durante los últimos diez minutos, el agua de vida fluye, y nosotros la bebemos.
Creo que todos hemos experimentado esto; algunas veces, en sólo media hora podemos tener las tres experiencias: primero el resplandor, luego el fuego y finalmente el agua viva que fluye. El resplandor pone al descubierto nuestra verdadera condición. Si no somos iluminados, sentiremos que no somos tan malos y que nadie es tan perfecto como nosotros, pero después de venir a la vida de iglesia y entrar en la luz, de inmediato nuestra verdadera condición es puesta en evidencia. Al ser iluminados, descubrimos que no todo está bien, sentimos que no somos tan buenos como otros y reconocemos que somos dignos de lástima. Después de ser alumbrados durante cinco minutos por la luz, dicho resplandor se convierte en fuego. Entonces, nos aborrecemos a nosotros mismos; incluso en ocasiones golpeamos nuestro pecho en señal de aborrecimiento propio, pues reconocemos que somos las personas más malvadas de la tierra. Cinco minutos antes nos considerábamos las mejores personas del mundo, pero ahora sentimos que somos los peores. Por consiguiente, confesamos y lloramos, y el fuego continúa quemándonos por veinte minutos más, hasta que no hay nada más que incinerar. Entonces, el fuego ardiente llega a ser el agua que fluye. Esta agua viva fluye en nosotros: primero nos lava, luego nos riega, sacia nuestra sed y finalmente nos suministra vida. Después de experimentar esto por media hora, no pensaremos que somos los mejores o los peores; de hecho, si somos buenos o malos no importará, pues habremos pasado a otra esfera, donde fluye el agua viva. Aun aquellos que recientemente han sido salvos, han experimentado esto en la iglesia. Quizás no entiendan claramente su experiencia ni sean capaces de explicarla con palabras, pero seguramente en este mensaje estoy describiendo su propia historia. Esto no me lo he imaginado; más bien, he experimentado lo mismo que ellos. He sido salvo por cincuenta y dos años, y por muchos años he sido iluminado y quemado, y he disfrutado el fluir de la vida. Esto no es algo que se experimenta de una vez por todas; al contrario, es algo de lo cual nunca nos graduaremos.
Todos sabemos que no podemos dejar de respirar, beber y comer. Una vez que nos graduemos de hacer estas cosas, moriremos. De igual manera, no podemos cesar de tener experiencias espirituales. Podríamos describir nuestra experiencia de la siguiente manera: Por media hora en la mañana un joven experimenta la iluminación, el fuego y el fluir de vida, y entonces grita “¡Aleluya!” porque se siente contento. Sin embargo, su “aleluya” le dura cuanto mucho hasta el mediodía. Ya para la hora del almuerzo, alguien en la mesa le ha ofendido por alguna razón inexplicable. Debido a esto, el agua viva cesa de fluir en él, y también desaparece la iluminación y el fuego; todo queda en oscuridad. Mientras otros gritan aleluya, él no puede decir ni una palabra. Aun si intenta decir amén, es algo fingido y se siente abatido. Sin embargo, después de dos días él asiste de nuevo a un avivamiento matutino, el cual es una esfera de bendición. Durante los primeros dos minutos del avivamiento, mientras otros declaran: “Aleluya, amén”, él se siente incómodo; no obstante, el avivamiento matutino es una esfera donde somos iluminados. Pronto llega la luz, y este hermano se culpa a sí mismo en vez de culpar a los demás. El reconoce que su enojo no se debió a la mala comida que el cocinero preparó, ni a que alguien durante el almuerzo cometiera un error; más bien, se ofendió porque él mismo estaba equivocado, se comportó de una forma incorrecta, no estuvo dispuesto a ser uno con los demás en el fluir de vida y se negó a someterse a los demás. Siente que él mismo es detestable, se arrepiente y se aborrece. Después de cinco minutos el fuego comienza nuevamente a arder, y dentro de unos minutos más todo su ser se quema. Entonces brota de él un verdadero: “¡Aleluya!”. Después de experimentar este fuego, todo su ser queda claro, refrescante y maravilloso. Su sed es saciada, y él es satisfecho y regado.
Esta experiencia puede durar desde la mañana hasta la noche; sin embargo, por la noche el joven va a la reunión y uno de los ujieres, sin saber que él es un recién nacido, lo guía a sentarse en un asiento muy lejano. Esto causa que el hermano sufra una “recaída” de su “enfermedad” y empiece a murmurar, diciendo: “¿Qué clase de ujier es éste? ¿Por qué me obliga a sentarme aquí? ¡Me quejaré con los ancianos!” Debido a esto, no recibe nada en la reunión y, al irse a casa, está tan enojado que no puede dormir bien durante la noche. La ira permanece hasta el siguiente día, pero gracias al Señor, todo aquel que es salvo por gracia finalmente disfrutará la gracia. Después de un tiempo, aunque todavía sigue disgustado, asiste de nuevo al avivamiento matutino. Mientras está allí, no abre su corazón ni su boca, pero después de cinco minutos es iluminado y se dice a sí mismo: “¡Oh, que malo soy! ¿Por qué no estuve dispuesto a ser guiado por el ujier? Si todos actuaran como yo, no habría manera de que la reunión se llevara a cabo”. Después de ser iluminado, de nuevo es quemado. El fuego es tan ardiente que solloza diciendo: “¡Oh Señor, nadie es tan malvado como yo. No merezco estar aquí!” Finalmente, después de llorar, comienza a regocijarse. Ahora experimenta el agua viva, es regado, su sed es saciada y tiene paz. Esta vez, su experiencia quizás dure por más de tres días. En esos tres días dará voces de aleluya como si se hubiera remontado a los cielos. Se siente tan feliz que adondequiera que va, testifica diciendo: “¡La vida de iglesia es verdaderamente maravillosa. Todos ustedes deben venir a la iglesia!” Sin embargo, después de unos días su esposa observa que él no hace otra cosa que regocijarse, y lo reprende. Al principio no le importa, pero después de más sermones “la zarza” en él se enciende de nuevo; así que se enoja y le dice a su esposa: “¿Qué te pasa? ¿No estás contenta de que haya sido tan bendecido? ¿De qué te quejas?” Entonces, él sufre de nuevo otra recaída.
Aun si ustedes me lo permitieran no podría terminar dicha historia, pues continúa indefinidamente. Algunos quizás se pregunten dónde aprendí estas cosas. No estoy hablando de ninguna otra persona; estoy hablando de mí mismo. Una y otra vez he tenido esta experiencia. Pero lo mejor es que, aunque la iluminación, el fuego y el fluir sólo duran pocas horas la primera vez, se incrementan hasta medio día la segunda vez y duran más de tres días la tercera vez. Pronto durará dos semanas y luego dos meses. Cada vez el tiempo se alargará, hasta que ya no haya “recaídas”. Debido a que viajo frecuentemente, necesito ser vacunado contra la viruela siempre que viajo. Recibí la primera vacuna cuando era niño, pero por motivo de un viaje fui inoculado nuevamente a la edad de treinta o cuarenta años. Puesto que habían pasado treinta años desde mi primera vacuna, en mi brazo se formó una gran protuberancia roja. Después de cierto tiempo, recibí otra vacuna más, y el tamaño de la hinchazón fue más pequeño. Recientemente, antes de venir a Taipei, fui vacunado una vez más, pero esta vez no se formó ninguna protuberancia. Después de más de setenta años, mi brazo ya no se hincha por las vacunas. Pasa exactamente lo mismo en la esfera espiritual. Hoy no es fácil que me enoje aunque alguien me moleste. En el pasado, cada vez que me enojaba, allí estaba la luz resplandeciente; después de ser iluminado, era quemado; y después de haber sido quemado, era lavado y regado con el agua viva. Pero después de que estas experiencias se repitieron durante el transcurso de los años, ya no hay más “erupción”. Esta es la situación de algunos hermanos y hermanas que han experimentado al Señor por muchos años. Ellos pueden ser “vacunados” sin que se forme ninguna protuberancia. Cuando sus cónyuges los instigan, ellos no reaccionan. Son capaces de decir aleluya sin importarles el trato que reciben.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.