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Ejercicio del reino a fin de edificar la iglesia, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3898-1
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 8 Sección 3 de 4

NO DEBE HABER AFECTO NATURAL

Ya les hablé acerca de ofendernos. Ahora quisiera decirles algo acerca del afecto natural. En la vida de iglesia no debe haber amistades naturales. Si usted considera a algunos hermanos sus amigos especiales, esto también es un indicio de que usted está completamente sumido en su yo. Ciertos hermanos le caen bien a usted y, al mismo tiempo, usted les cae bien a ellos. Simplemente comparten los mismos gustos. Esto es muy perjudicial y estorba la edificación. Entre los hermanos y hermanas de la iglesia debe haber un amor puro y divino, y no debe haber ningún afecto personal. Si permitimos que el afecto personal se inmiscuya en las relaciones que tenemos con los santos, esto muestra que estamos completamente llenos del yo. En la vida de iglesia no debe existir tal afecto. Para mí, todos los hermanos y hermanas deben ser iguales. Tener hermanos o hermanas favoritos es estar completamente llenos del yo, es ser un hijo de Jonás y no un Pedro. Esto perjudica la edificación.

Necesitamos recibir la misericordia del Señor, a fin de considerar a todos los santos como nuestros hermanos y hermanas, no como nuestros amigos. A fin de que la obra de edificación del Señor se lleve a cabo en la vida de iglesia, todo lo natural debe ser desechado. No debemos tener afectos, relaciones ni sentimientos naturales; al contrario, debemos tenerle temor al afecto natural y rehuirlo. Siento mucho temor cuando un hermano me expresa su amor y su afecto de manera natural. Es en esos momentos que debo usar la llave de negarme al yo. Prefiero encerrarme a mí mismo, y rehuir al afecto de ese hermano. Cada vez que se dé cuenta de que usted está alimentando el yo de cierto hermano y de que él está alimentando el suyo, debe usar la llave que cierra la puerta del yo. Si usted no cierra esa puerta, Satanás saldrá por ella, y entonces tanto usted como los demás seguirán siendo hijos de Jonás. No serán Pedros y, por ende, le resultará imposible al Señor edificar la iglesia por medio de ustedes.

EL YO ESCONDIDO

Hace más de diecinueve siglos, el Señor Jesús profetizó que edificaría la iglesia. Pero ¿por qué, después de tantos siglos, aún no vemos la edificación? Debido a que nadie presta atención a la llave de negar el yo. En estos mensajes no me interesa hablar de doctrinas; lo que está en mi corazón es tener comunión con todos ustedes. ¡Oh, el yo escondido! Pedro tenía buenas intenciones, pero dentro de él se escondía el yo, el cual vino a ser la puerta para que Satanás saliese. Aprecio mucho el discernimiento del Señor. Si yo estuviera en el lugar del Señor, no habría tenido ese discernimiento, sino que habría apreciado la preocupación que Pedro sentía por mí. Sin embargo, el Señor Jesús de inmediato pudo discernir que Satanás había salido a través de la puerta del yo.

Me siento muy contento de que en las iglesias tengamos casas para los hermanos y para las hermanas. Sin embargo, por experiencia nos hemos dado cuenta de que hay dos clases de resultados cuando los hermanos viven juntos en estas casas. Algunos forman amistades naturales, mientras que otros se sienten insatisfechos y desilusionados. Sin embargo, no importa cuál sea la situación, no debemos desilusionarnos. Si nos desilusionamos, eso comprueba que estamos en el yo. El yo de aquellos que viven las casas de hermanos y de hermanas debe ser encerrado. Si el yo es encerrado, se llevará a cabo la edificación. Si usted usa la llave de negar el yo, tal vez otros se ofendan, pero usted no; más bien, será edificado porque el yo en usted habrá quedado encerrado. Todos debemos usar la llave eficaz de negar el yo a fin de encerrar el yo, el alma y la mente. De lo contrario, la edificación de la iglesia será frustrada.

SER CRUCIFICADOS Y RESUCITADOS
PARA QUE LA IGLESIA SEA EDIFICADA

El versículo 24 dice: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. La palabra sígame en este versículo es muy significativa. El “me” de sígame, indica que la persona que habla es el modelo y el camino. También indica que se trata de una persona crucificada y resucitada. Si no somos crucificados ni resucitados, no podría existir la iglesia. La iglesia llega a existir únicamente mediante la crucifixión y la resurrección de Cristo. No sólo nosotros debemos negarnos a nuestro yo, el cual es corrupto, sino que incluso el Señor debía negarse a su yo, el cual era puro y no tenía pecado. Si el Señor no se hubiera negado a sí mismo e ido a la cruz, no hubiera resucitado y, por ende, no se habría producido la iglesia. Por lo tanto, debemos seguirlo a Él. Esto significa que al igual que Él, debemos negarnos a nosotros mismos, y que también, al igual que Él, debemos permitir que otros nos crucifiquen. Sin esto, será imposible que la iglesia sea edificada. Cada vez que sintamos que estamos alimentando la vida del yo de otra persona, debemos decir: “Señor, yo te seguiré. Dejaré de tener tanto contacto con este hermano”. Si hacemos esto, la edificación de la iglesia se llevará a cabo.


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